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EN EL ESCENARIO DEL TEATRO PRINCIPAL

Niños Mutantes: "Puede ser más intenso este concierto acústico que uno eléctrico"

23/04/2018 - 

ALICANTE. Juan Alberto, Miguel, Andrés y Nani, los Niños Mutantes, se subirán al escenario del Teatro Principal de Alicante el miércoles 18 de abril, junto al público asistente al ciclo Momentos Alhambra, que se situará en butacas orientadas hacia la platea, detrás de los artistas, una singular manera de escuchar, casi de tocar, las deambulaciones acústicas de uno de los más solidos representantes de la escudería granadina de rock/pop. Unas horas antes, en el local 30 y Tantos, del Carrer Castaños, 32, habrá una presentación previa con una pequeña actuación y una firma de discos, con acceso gratuito al público.

Este formato Alhambra añade la posibilidad de que antes de cada actuación, con el propósito de que los asistentes interactúen con el artista en un ambiente cercano y conozcan la inspiración que le ha llevado a desarrollar sus últimos temas musicales, tenga lugar una entrevista en directo. Preguntas que realizará el presentador a los miembros del grupo en el mismo escenario y que permitirán dar a conocer sus anécdotas, sus gustos, su recorrido profesional.

Para abrir boca, Nani Castañeda, batería y miembro fundador de la banda, atiende a Alicante Plaza, en un breve alto en la “agenda apretaíca” de Niños Mutantes.

-¿Cómo habéis hecho para escoger las canciones de este concierto en concreto, con su formato particular, acústico y con el público a la misma altura que los músicos?
-Pues la verdad es que nosotros tenemos hechas dos setlist desde hace mucho tiempo, una normal, con toda la banda y en eléctrico, y otra que corresponde a los showcase y los acústicos o semiacústicos. No suelen ser las mismas canciones, porque hay unas que se adaptan mejor a un formato, y otras a otro. Pero les tenemos mucho cariño a todos los formatos acústicos con los que trabajamos y nos gusta muchísimo tocar en acústico, porque nos permite mirar nuestras canciones con otras gafas, arreglarlas de forma diferente… Yo incluso pienso que puede ser más intenso este concierto acústico que uno eléctrico.

Pues con el punto y aparte que ha supuesto Diez, ese momento de cumplir los cuarenta tacos y empezar a decirse las cosas a la cara…
–… ¡y a descubrir las que no quieres!

¡Claro! Pues entonces, teniendo en cuenta lo intenso y particular en vuestra trayectoria que es este disco, ¿no va a tener mucha presencia en este concierto acústico?
–Sí, sí, sí la tiene, al menos en proporción de cinco de cada diez canciones serán de él. Aunque también cogemos canciones de otros discos, las versiones (marca de la casa), cogemos temas de diferentes épocas y las transformamos, para que el público se lo pase bien… y nosotros también.

–¿Cómo va la competición por la longevidad en el pop español? La escudería “Granada” parece que tiene bastante representación.
–(Ja, ja, ja, ja,…) Estamos Los Planetas y nosotros, y después ya vienen Sidonie y La Habitación Roja, así es que ya ves… Y pocos más, no creas.

–Tú has dicho en alguna ocasión que tocas la batería porque era lo que quedaba cuando llegaste al grupo, lo que tiene bastante de provocación, porque cuando los mutantes llegaron, ¡Nani ya estaba allí!, con Miguel Haro en Mama Baker. ¿Niños Mutantes se forma alrededor de la base rítmica?
–Pues sí… y no. No es así exactamente. Lo que pasa es que Migue y yo somos la base rítmica que necesita Juan Alberto para poder montar una banda, y como es amigo nuestro, nosotros nos duplicamos. Nos juntamos con él para poder montar sus canciones, porque el pobre no tenía con quien, y de ahí surge el germen de los Niños Mutantes. No es que el grupo se monte alrededor de una base rítmica, sino que Juan Alberto era un compositor que estaba solo, y Migue y yo le venimos de puta madre para poder tener una banda.



–Volviendo al tema del último disco (ahora ya último largo, pero no último disco, ya que el mismo día que se realiza esta entrevista, empiezan a escucharse por las radios los temas de su trabajo coda de Diez, el EP Diez & medio), ya os han preguntado hasta la saciedad por la importancia en el sonido conseguido de la presencia en la producción de Abraham Boba y César Verdú, de León Benavente… ¿se trata de una especie de profecía autocumplida? ¿Buscabais eso y lo encontrasteis?
–Pues sí, justamente. Hubo un momento en que teníamos muy claro que no queríamos repetir fórmulas, que no queríamos navegar por las cosas que hacíamos, las cosas que hicimos en Futuro (2014), en Náufragos (2012) o en Las noches de insomnio (2010), que son tres discos que, más o menos, han marcado épocas importantes en los Mutantes. Queríamos revisar lo que estábamos haciendo e intentar hacer algo “nuevo”. No hay cosas nuevas realmente, las comillas son porque, sobre todo tú como músico, necesitas comprobar que puedes recorrer otros caminos, no estar repitiéndote constantemente. Y aquí fue fundamental el cambio radical en el proceso de producción del disco, la gente de la que nos rodeamos. Lo cambiamos casi todo: diseñadores gráficos, estudios, productores, nuestros hábitos, el local de ensayo… Y era muy importante trabajar con gente que nosotros sabíamos que iban a entender esa necesidad de cambio, que tuvieran capacidad de dialogar de músico a músico, no queríamos trabajar con un productor al uso, queríamos trabajar con amigos músicos que entienden lo que es hacer una canción y que pudieran aportarnos una visión externa de las nuestras. Tú no puedes trabajar con alguien a quien no respetas, y nosotros respetamos mucho a León Benavente. César tiene un bagaje como ingeniero de sonido muy algo, y Abraham tiene una cabeza musical muy seria. Era el combo perfecto.

–La profecía…
–Los llamamos pensando que no iban a tener tiempo, que no les iba a interesar, y se implicaron más que nosotros. Estuvieron trabajando con nosotros desde las maquetas previas, escuchando, eligiendo, vinieron a Granada, al final han sido como dos o tres meses para producir Diez, en que ellos han sido como dos Mutantes más. De hecho, hemos repetido con ellos para este último EP que hemos hecho, Diez & medio.

–Es como buscar un entrenador que haya sido buen jugador, aporta un algo especial, no es lo mismo Mourinho que Guardiola o Zidane.
–Esto es, los grandes entrenadores de hoy en día han sido buenos jugadores de fútbol, y esto es un símil muy parecido.

–La estética del disco es bastante ochentera, recuerda una portada de Echo & The Bunnymen ¿coincidencia o coherencia?
–¡O de The Cure, es totalmente buscada! Es que echamos mano de Ángel Lozano, buscando ese rollo siniestro, y él, un diseñador muy reconocido en Granada, debe ser el fan más fan del mundo, desde Irlanda a Granada, de los Cure, en el mundo. Cogió el encargo con mucho cariño, porque además es un buen amigo, y consiguió lo que buscábamos, esa estética sobria, en blanco y negro.

–Pasando de la forma al fondo, en este disco seguís manteniendo alguna de esas cargas de profundidad sobre la situación social y política que os caracterizan. ¿Es imposible abstraerse?
–Es posible no mojarse, pero quizá es un poco indecente.

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