ALICANTE. El primer festival de cine en España dedicado a la transexualidad se celebrará este abril en Alicante. NosGusTrans es el nombre con el que se impulsa este evento que sus organizadores enmarcan dentro de las actividades que la FELGTB ha marcado para 2018, "como año de trabajo prioritario sobre las realidades trans".
Carlos Lamm, responsable de la web nosgustas.com, es uno de los impulsores de este encuentro junto a Lydia Na, que está también organizado por Alicante Entiende LGTB y Artegalia. Lamm recuerda que todo surgió con la idea de hacer una gala solidaria relacionado con el día internacional de la transexualidad, en la que habría música y cortometrajes.
El tema cinematográfico creció rápidamente “porque no había ningún festival en España”. De hecho, a nivel europeo, enumera, hay dos en Alemania y dos en Francia. De ahí hay que saltar a Estados Unidos para encontrar otros tres o cuatro sobre esta temática. ¿Por qué no hacerlo?, se preguntaron. Si ya tenían claro que incluirían más actos -como una exposición, mesas redondas y monólogos-, el cine podía diferenciarlos claramente.
En Carlos Dueñas encontraron el aliado perfecto para desarrollar el proyecto. El cineasta de Barcelona ya había trabajado sobre derechos LGTB en su corto Colours, protagonizado por Antonia San Juan. Colaborador habitual con Lamm, cuando le propusieron diseñar un festival tuvo claro que esta debía ser la orientación a tomar. "Este sería el primero y queríamos que fuera nacional, pequeñito y nuevo para controlarlo bien", señala.
El plazo de recepción para originales está abierto hasta el 20 de marzo. Contará con dos secciones, la oficial y panorama, y las actividades tendrán lugar del 11 al 14 de abril. A concurso participarán los trabajos cuya duración esté entre 3 y 25 minutos, grabados a partir de 2015 y de origen español. Los de origen extranjero o de mayor duración se exhibirán en el apartado de panorama, "donde cabe cualquier tipo de trabajo de cualquier parte del mundo".
La modestia con la que empiezan fue la que les impulsó a centrarse en estos inicios solo en los cortometrajes, tercia Lamm. “Cuando empiezas no sabes exactamente cómo va a funcionar o el apoyo de salas de cine o del Ayuntamiento”, indica. Apostando en corto aseguraban que en una hora y media o dos horas podían mostrar “una amplia gama de posibilidades y si te mandan películas ya necesitas más días”.
Otra realidad les empujaba también por ese camino. Es en los cortos, tradicionalmente más fuera del mercado, donde podían encontrar más trabajos relacionados con la temática que querían tratar. Y eso que puntualiza que cuando hablan de trans se refieren a que traten este asunto o que “sus creadores sean personas trans visibles”. Matrix es un ejemplo que pone al respecto, por sus directoras, las hermanas Wachowski.
El realizador destaca que no se cierran a ningún género porque "queremos un espacio de visibilidad para este universo". Sabedor de que "no existe un gran mercado", su propósito no es guiarse "por la cantidad". La clasificación, en un contexto en el que todo se etiqueta, importa. Dueñas comenta que cuando ha acudido a festivales con sus trabajos "en las charlas privadas siempre creaba la controversia de qué exactamente es un corto o película LGTB: ¿que la temática lo sea?, ¿que lo sean los que trabajan?". Esta considera que "es una polémica útil para cualquier artista trans que quiera exponer sus obras".
“Se trata de dar visibilidad al colectivo trans con una palabra que no nos gusta, normalizar”, señala. La idea es que “la gente descubra que un hombre o una mujer trans son un hombre o una mujer y que trabajan y pueden hacer una película sobre lo que quieran”. Con la difusión de la transexualidad mediante la cultura buscan conseguir su objetivo. “La cultura es conocimiento y la incultura es desconocimiento. Lo que no se conoce, ni se respeta ni se quiere”.
“Dentro de los LGTBI, la T de trans es la gran desconocida”, apunta Lamm. Tanto que señala la campaña de Hazte Oír, “una salvajada”, como responsable de que en la sociedad española se haya hablado más de transexualidad. “Han puesto sobre la mesa un colectivo desconocido y con ello mucha gente se ha informado y ha descubierto que los niños o niñas trans son niños y niñas, y punto”, considera. Resaltando la ironía, prosigue, de que haya sido precisamente con una campaña anti transexualidad con la que se ha hablado más al respecto.
Lamm destaca que a nivel internacional España es uno de los mejores países para trans. En Alicante, afirma que se “vive en una zona de confort, dentro de España”. “Aquí la gente LGTBI vive bien, no tiene grandes problemas de homofobia o transfobia”, asegura. Lo que echa en falta son referentes públicos trans al respecto, “no los hay y eso genera bastante desconocimiento”. De hecho, es en los jóvenes donde él ha encontrado, “que tienen una vida muy normalizada”. “Y con la nueva ley de la transexualidad hecha por la Generalitat, todo es más fácil”, concluye.
En la cartelera de 1981 se pudo ver El Príncipe de la ciudad, El camino de Cutter, Fuego en el cuerpo y Ladrón. Cuatro películas en un solo año que tenían los mismos temas en común: una sociedad con el trabajo degradado tras las crisis del petróleo, policía corrupta campando por sus respetos y gente que intenta salir adelante delinquiendo que justifica sus actos con razonamientos éticos: se puede ser injusto con el injusto