ALICANTE. El director del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, José Luis Pérez Pont, acaba de ser renovado en el cargo que ostenta desde hace cinco años, para un mandato de otros cinco más. Hace un balance positivo de este periodo, en el que asegura que el mayor reto ha sido dar actividad a un organismo paralizado, y lo ha hecho descentralizando su acción, no solo de las capitales, sino también de los propios centros museísticos. El presupuesto ha pasado de los dos millones de euros en 2016 a más de cinco millones en 2020. Actualmente, el principal obstáculo de la institución es la falta de personal, para lo que hace un llamamiento a la colaboración de los entes consorciados, que son las tres diputaciones provinciales y los ayuntamientos de las tres capitales. Con todo, además de avanzar en la territorialidad de su actividad, plantea nuevos objetivos. Creará un Observatorio de las Artes Visuales para implementar la labor de los profesionales en el tejido cultural de la Comunitat y, además, creará la Oficina del Artista, con el objetivo de asesorar y acompañar a los profesionales emergentes en las tareas jurídicas, fiscales y de contratación.
— ¿Cuál es el balance que hace de estos cinco años de mandato al frente del Consorci?
— Estoy contento por seguir avanzando. El balance que sale de estos cinco años de gestión es muy positivo. Hemos sido capaces de impulsar 310 exposiciones y más de 4.000 actividades. Casi un millón de personas han sido partícipes de la programación cultural, expositiva, educativa y de mediación del Consorci en las tres provincias: Alicante, Valencia y Castellón. Es cierto que una pieza clave es el Centro del Carmen, en València, el único centro que el Consorci gestiona directamente, pero hemos desarrollado actividad en unos 70 municipios al año. Sobre todo en los últimos, en los que hemos incrementado la ratio de impacto descentralizando la actividad, ya no solo de las capitales, sino también de los propios centros museísticos, acudiendo a entornos de actividad cotidiana como pueden ser las escuelas para hacer que la cultura llegue a todas partes. Para mí eso era clave. El objetivo era que la cultura fuera un elemento esencial y accesible, presente en la vida de las personas. Eso era un elemento muy importante.
— ¿Cuáles son ahora los objetivos?
— Seguir ahondando en la territorialización y la descentralizar la actividad es muy importante. Hasta ahora, partíamos de una institución que estaba parada. Tanto el Centro del Carmen como el Consorci tenían una actividad muy limitada que sí se ha desarrollado en estos últimos años. Se ha pasado de hacer 100 actividades en 2016 a hacer 1.250 en 2020. Esa evolución progresiva de crecimiento de actividad demuestra que la institución se ha puesto en marcha a todos los niveles. El Centro del Carmen ha sido un lugar probeta en el que experimentar y poner en práctica metodologías de trabajo, modelos de gestión y proyectos innovadores que hemos testeado, como puede ser el Espai de Telles, para luego poderlos llevar a otros museos y centros de la Comunitat, igualmente, con proyectos educativos, culturales y de formación que nos permiten extenderlo. Si el Consorci tuviera más museos o espacios en los que poder intervenir directamente con su programación, sería más fácil extender ese modelo.
"El Observatorio de las Artes Visuales contribuirá a llevar a cabo prácticas profesionales y no precarizadoras en la Comunitat valenciana"
Por otro lado, hay un objetivo muy importante de contribuir a la implementación de algunas prácticas profesionales de las artes visuales en la Comunitat. Hemos conseguido implantarlas y normalizarlas en la gestión que el Consorci desarrolla, y en su programación, pero creemos que hay un camino todavía importante para que Ayuntamientos y otras administraciones lo implementen de una forma más intensa en toda su actividad vinculada al ámbito expositivo y cultural. De esta manera, queremos poner en marcha un Observatorio de las Artes Visuales. Es uno de los objetivos importantes en materia de profesionalización. Nos ayudará, junto con el sector profesional, a desarrollar esa tarea.
Eso iría de la mano con otro proyecto, que es la Oficina del Artista. Un plan de acompañamiento para los profesionales de las artes visuales, porque hemos detectado que hay mucho desconocimiento acerca de cuestiones básicas como la propia gestión de la facturación, la contratación o la fiscalidad. La técnico jurídica que forma parte del Consorci ha estado en ocasiones asesorando y ayudando, pero lo cierto es que eso es en sí mismo una unidad de trabajo que necesita un desarrollo, porque nos hemos dado cuenta de que es muy necesario. Desde ese observatorio y esa oficina también podríamos ejercer una labor de acompañamiento a técnicos de municipios más pequeños, que quizá no tienen suficientes recursos o referencias en materia de buenas prácticas, para que se vayan implantando progresivamente en nuestro territorio esos procedimientos normalizados y no precarizadores.
— ¿Qué necesita para poner en marcha esos nuevos proyectos? ¿Hace falta más presupuesto o un lugar físico?
— Con el presupuesto que tenemos lo podemos hacer y lugar físico no hace falta. Se trata de un proyecto de trabajo que no necesita infraestructuras, sino poder articularlo. Para estas cosas yo soy muy práctico. Hemos pasado de una sociedad sólida a una sociedad líquida, parafraseando a Zygmunt Bauman. Las cosas no necesitan tener un cuerpo físico para que funcionen y sean útiles. De hecho, cuanto más líquidas son ciertas organizaciones, mejor funcionan y mejor desarrollan sus objetivos.
— Afirma que lo difícil ha sido darle contenido y movimiento a este organismo, que estaba parado. ¿Cómo lo ha conseguido? ¿Cuál ha sido el principal obstáculo?
— El principal obstáculo ha sido la falta de personal. Ese ha sido nuestro principal hándicap. Aun así, creo que nadie lo ha notado desde fuera porque lo hemos suplido con un gran esfuerzo de todos los trabajadores del Consorci, pero es cierto que en esta nueva etapa es algo que se tiene que subsanar para que la institución pueda seguir prestando un servicio de calidad y que internamente funcione como debe. Debe ser resolutiva, con agilidad. Es algo que está en los estatutos. Todos los entes consorciados pueden y deben aportar personal. Hasta ahora, solo la Generalitat aporta personal a través de adscripciones. Es algo que pueden y deben hacer el resto. En la última reunión del Consejo General, donde se produjo la renovación, el conseller lo manifestó también. La ley de consorcios así lo marca. No se ha planteado en esos términos hasta ahora, pero es algo que se debe empezar a valorar.
— El Centro del Carmen ha experimentado una considerable transformación, de gran aceptación, como se deriva del informe del Observatorio de la Cultura. ¿Cuáles cree que son los puntos fuertes de ese modelo que se ha estado experimentando?
— Hay una cuestión fundamental que es programar pensando en la ciudadanía y no pensando solo en los especialistas. Hasta ahora en los museos y centros de arte se programaba pensando en especialistas, y está muy bien. Nosotros tenemos muchos proyectos que tienen un nivel y una conceptualización que el público general posiblemente no entiende. Lo que pasa es que, en paralelo a eso, hemos desarrollado todo un modelo de educación y de mediación a través del arte. De hecho, nosotros hemos implantado un máster que permite desarrollar toda una metodología de trabajo y una forma de acercarnos a los públicos con la que se genera más audiencias, que incluso antes no estaban.
"Nos da aliento recibir el feedback positivo de esta metodología que no ha sido entendida por una parte del sector profesional"
¿Cuántas veces y durante cuánto tiempo hemos escuchado que la cultura no interesa, que la gente no va a los museos y que el arte contemporáneo no tira del público? Pues el Centro del Carmen se dedica especialmente a la cultura contemporánea y lo que se muestra allí son las últimas prácticas artísticas. El arte más actual es el que se muestra allí y se ha convertido en el centro de arte o museo más visitado de toda la Comunitat, desde hace ya varios años. Este año ha tenido el reconocimiento de los especialistas, desde el Observatorio de la Cultura, que lo ha calificado de insignia cultural. A nosotros nos da aliento recibir el feedback positivo de esa metodología que en algunos momentos no ha sido entendida por una parte del sector profesional.
Pensaban que cierto tipo de proyectos que combinaban la accesibilidad de todos los públicos con el trabajo de todos los profesionales no era eficiente y, sin embargo, se ha demostrado que sí. Hemos realizado unas programaciones solventes y de calidad a nivel artístico y cultural, pero al mismo tiempo hemos sido capaces de generar puentes de acceso para la ciudadanía, de manera que el arte contemporáneo no se quede restringido a una élite social. El arte debe ser objeto de disfrute y de acceso cotidiano para un sector de la población cada vez más amplio.
— ¿Es aplicable ese modelo a Alicante y Castellón? ¿Cuál cree que sería el mejor emplazamiento para ello?
— Sí, este formato se ha testeado precisamente para poderse implementar, en esta segunda fase del proyecto, tanto en Alicante como en Castellón, pero para eso hace falta la complicidad de los entes consorciados en dichas provincias.
"Implantar el modelo del Centro del Carmen en Alicante es una realidad que está cerca"
En el caso de Alicante, el emplazamiento será el que el Ayuntamiento o la Diputación Provincial consideren adecuado. Alicante tiene muchas instalaciones de usos culturales y otras muchas que podrían destinarse a ello. El concejal y yo hemos hablado ya, desde hace tiempo, en esta posibilidad, y es una realidad que está más cerca de ser posible, pero nosotros no tenemos la capacidad de tomar esa decisión. Se tiene que realizar desde el Ayuntamiento, con nuestra colaboración y entusiasmo, porque no será un proyecto que desarrolle el Consorci, sino que cualquier cosa que se haga será de la mano de los entes consorciados.
— Alicante tiene, y está tratando de adquirir, varias instalaciones que podrían destinarse a tal fin, véanse la antigua refinería de La Británica, Las Harineras de Benalúa, el Cine Ideal, la remodelación del entorno de Las Cigarreras…
— Todos esos nombres me parecen estupendos. Son lugares perfectos para desarrollar un proyecto cultural de este tipo.
— El centro logístico para almacenar obras de arte en Distrito Digital, además de albergar la colección Art Contemporani de la Generalitat, será un desahogo para el espacio de almacenaje de los museos consorciados ¿En qué punto se encuentra el proyecto? ¿Qué se necesita para ejecutarse?
— Está ahora en un proceso de valoración y gestión interna de la Generalitat, porque Distrito Digital es un espacio de la Generalitat. El conseller vino a verlo porque tenía mucho interés en desarrollar ese proyecto y que fuera en Alicante. A partir de ahí, son gestiones internas que yo no conozco, pero será un espacio en el que el Consorci participará también. Servirá para acoger las obras que se van a ir adquiriendo para la colección Art Contemporani de la Generalitat, que con las adquisiciones de 2020 son ya 110 obras, pero es un número que va a seguir creciendo porque para 2021 estamos ya en el proceso de trabajo para ir seleccionando posibles incorporaciones. Lo interesante es que, igualmente, puede ser un espacio para acoger obras de otros museos que circunstancialmente necesitan espacio temporal para hacer alguna remodelación en sus instalaciones o que reciben una donación y han de adecuar su espacio. No solo sería un lugar de almacenamiento y conservación de la colección propia, sino que podría dar acompañamiento y apoyo a museos de toda la Comunitat que puntualmente tuvieran una necesidad de espacio.
— En una situación así se encuentra el MACA, que tiene una acuciante necesidad de almacenaje y, con la nueva donación, se hace más necesario todavía. ¿Si se retrasa el proyecto, afectará esto a la llegada de esas piezas desde Nueva York?
— Desconozco los plazos de la donación, pero el objetivo que busca ese proyecto de espacio logístico es ser un apoyo también para el MACA.
— Respecto a la colección Art Contemporani de la Generalitat, hasta el momento, usted ha liderado su gestión. Teniendo en cuenta que el Centro del Carmen no tiene colección propia, ¿se plantea que la asuma en un futuro y pase de centro cultural a museo?
— No. El Centro del Carmen es un centro de cultura contemporánea y su objetivo no es mostrar obra de forma permanente. La colección, además, no es del Centro del Carmen ni del Consorci de Museus, sino de la Generalitat Valenciana, y la impulsa la Conselleria de Educació, Cultura y Esport. Nosotros, lo que hacemos, es ocuparnos de la selección de las obras y de la gestión expositiva para que itinere y se muestre, haciéndose accesible a través de exposiciones en Alicante, Valencia y Castellón, en museos de todos los municipios. Con las obras adquiridas hasta el momento, ya se han realizado 21 exposiciones.
— En estos cinco años, el Centro del Carmen ha cambiado radicalmente su perfil. Una vez puestos los pilares, ¿cuáles son los objetivos y proyectos concretos que tiene para los próximos cinco años en la sede del Consorci?
— Hablar de proyectos concretos no es posible porque la programación se aprueba cada año a través de la comisión científico-artística del Consorci y se ratifica después a través del Consejo General, de manera que los proyectos se van aprobando año a año. Respecto a los objetivos, serán seguir avanzando en ese trabajo de accesibilidad y de relación con los públicos, así como de apoyo al sector profesional. Hemos marcado una línea clara de trabajo que nos diferencia y nos distingue, pero que a su vez es complementaria con el resto de los museos y centros de arte de la ciudad de València. Con ese propósito se bautizó el Centro del Carmen como centro de Cultura Contemporánea, justamente porque venía a cubrir un espacio en el tejido museístico de la ciudad que no estaba atendido por otras instituciones públicas. El objetivo es seguir desplegando esa acción con proyectos como El Dormitori, que presentaremos antes de verano.
— En otras instituciones culturales de la Generalitat, la ‘capitanía’ se divide en dos figuras: director y gerente. Es el caso del IVAM o Les Arts ¿Cree que, en un futuro, el Consorci necesita diferenciar entre un gerente del CMCV y un director del Centre del Carme?
— Esa no es una decisión que tenga que tomar yo, pero lo cierto es que el modelo actual ha funcionado bien. El Centro del Carmen, como campo de pruebas, ha sido una herramienta útil para que el Consorci pueda operar. La unión de ambas cosas, hasta ahora, ha dado buenos resultados.
— El Centro del Carmen se ha convertido en el marco de distintos festivales, conciertos, ferias, etcétera. Eventos que se han hecho clave en su programación ¿Por dónde pasa su relación con estos eventos externos?
— Vamos a continuar colaborando con todas aquellas iniciativas que tengan calidad e interés en el ámbito de la cultura contemporánea, donde se incorporan otros lenguajes a parte de las artes visuales, como son el pensamiento, la música, el cine, la danza… y todos los lenguajes creativos actuales, que han estado presentes en nuestra programación. Colaborar con los festivales que se desarrollan en la ciudad, lo que hace es potenciar el sector profesional independiente, para que pueda seguir impulsándose y creciendo. Eso genera nuevas oportunidades que no nacen en el seno de las instituciones. Cambiamos el modelo de la cultura institucional por el de unas instituciones que se ponen al servicio de la cultura. Antes, para que un proyecto fuera impulsado, tenía que nacer del seno de una institución. En este momento, trabajamos de un modo más horizontal, con las iniciativas que nacen del sector profesional y que reciben nuestro apoyo.
— ¿Se plantea, quizá, diseñar una convocatoria, como se hace con las exposiciones, para seleccionarlos o encauzar las propuestas?
— Podría ser. Hacemos muchas convocatorias. En este momento estamos trabajando en una convocatoria para el proyecto CCCC Music Lab, que va dirigido a seleccionar a jóvenes prometedores en el campo de la música para hacer un proyecto de acompañamiento y desarrollar luego conciertos, etcétera. Pero estamos experimentando con los formatos y eso hace que probemos cosas nuevas que van más allá de los formatos que a priori se pueden pensar. Otros modelos que no son solo una convocatoria para seleccionar festivales.
— En 2017, el conseller dijo que el Espai d'Art Contemporàni de Castelló (EACC), que depende del IVC, "tiene más sentido" dentro del ámbito expositivo del Consorci de Museus, entre otras cosas, porque este ente no tiene específicamente una dirección de artes plásticas. ¿Lo cree así usted también?
— Sí. De hecho, cuando yo me presenté, el Espai d’Art Contemporani y el Museo de Bellas Artes de Castellón estaban dentro del Consorci de Museus. Lo que ocurre es que la Administración es una cosa muy complicada y, a veces, esos cambios que parecen fáciles, a nivel de gestión jurídica y de administración, no son tan sencillos. Me consta que el conseller piensa lo mismo y que, durante todo este tiempo, se han hecho gestiones para poder lograr ese objetivo que, por el momento, no ha sido posible. Es una cuestión de legalidad y de gestión burocrática. Se sigue buscando una vía de solución, pero, con independencia de eso, nosotros seguimos colaborando con ambos centros. Para nosotros tampoco es importante de quién sea la titularidad, sino que trabajamos codo con codo con todas las instituciones. En el Espai d’Art Contemporani hay un Espai de Telles y, antes del verano, se inaugurará una exposición con las adquisiciones de la colección Art Contemporani de la Generalitat. Será allí donde se muestren por primera vez las piezas incorporadas en 2020.
— Entre las propuestas que Compromís incluyó en su programa electoral de 2019, figura la creación de espacios culturales en Alicante y Castellón, siguiendo el modelo de Centre del Carme. ¿Están trabajando en este proyecto, también en Castellón?
— En el caso de Castellón, lo que ocurre es que no hay la cantidad de espacios culturales que hay en Alicante, donde hay muchos espacios culturales dedicados a arte, que están en activo o que están potencialmente en activo. A corto plazo veo más factible esa posibilidad en Alicante, mientras que en Castellón esa posibilidad pasa por establecer una relación más intensa con el Espai d’Art Contemporani y el Museo de Bellas Artes.
— ¿Cuáles son las dificultades para poder intensificar la actividad en Castellón?
— Para que el Consorci desarrolle su labor de una manera más intensa en Castellón necesita tener la capacidad de programar espacios de un modo más íntegro. Hasta ahora, nuestra aportación está supeditada a la disponibilidad de espacios que dependen de otros entes consorciados, de manera que estamos supeditados a ese espacio disponible y a que nuestra programación interese a los responsables de esos centros. El reto es encontrar un lugar que gestionar en Castellón o bien tener la oportunidad de realizar una gestión más intensa y continuada en los espacios que ya hay, en la medida en que el IVC esté de acuerdo. Estuvimos en Castellón haciendo una búsqueda de espacios, pero no logramos encontrar lugares que tuvieran las características de un centro como el que tenemos que desarrollar. Fui a varias visitas buscando esos espacios, con el acompañamiento de la Conselleria, pero no logramos encontrar unas instalaciones que reunieran las condiciones.
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