ALICANTE. Ediciones Tolstoievski es el proyecto personal de un señor de luenga barba y piel transparente llamado Ralph del Valle (Londres, 1978), formado en Comunicación Audiovisual y profesional en el mundo de la publicidad y el emprendimiento, autor de tímida obra curtida en el mundo de las plataformas editoriales de revisión abierta, aprovechando las ventajas de la red antes del fin de la neutralidad, y animado por la efervescencia cultural de un Berlín que despertó su instinto editor. Tras instalarse en Alicante -”por amor”, declara sin pudor-, decidió aprovechar su voracidad lectora para descubrir textos ocultos tras el proceloso mar de la edición español.
La declaración de intenciones que enarbola como emblema no tiene desperdicio: No necesitamos libros. Necesitamos Literatura / No creemos en muchas cosas. Somos una editorial joven: nos perdonarán ese pecado. / Tolstoievski es una idea, un horizonte. / Y creemos en esto. / Siempre hace falta. Pero de la de verdad. / No más autobiografías ficcionales de hijas de. / No más novela histórica. / Y por el puto amor de Dios, no más libros de caritas que salen por la tele. / Toda esta fauna es la que está deforestando el Amazonas. / No necesitamos más libros. Necesitamos Literatura. / Alguien que describa el café más triste del mundo en una casa vacía. / Alguien que cuente toda la luz que cabe entre unos brazos. / No lo encontraremos a la primera, claro: pero al menos vamos a intentarlo.
Y para demostrar que van en serio, en el colofón de su quinto libro editado se puede encontrar esto: Ediciones Tolstoievski: una de las pocas editoriales que hubiera rechazado el manuscrito de Patria’. “Patria es un engendro de muy difícil justificación, estilo pedestre e infame, escrito por un tipo que lleva 30 años viviendo en Alemania. Si no hubiera publicado antes en una grande, nadie lo hubiera publicado, en mi opinión”, Ralph del Valle.
Desde 2016 llevan un ritmo de producción lento pero seguro, cuatro volúmenes de muy diversa condición estilística: El diario Down, de Francisco Rodríguez Criado; Muerde ese fruto, de Aharon Quincoces; Cuando la noche te alcanza, de Juan Manuel Hernández; y Mala yerba, de Jaim Royo.
-¿Cómo surge el proyecto Tolstoievski?
-Tolstoievski nace en enero de 2016, pero es un proyecto que llevo mucho tiempo madurando. Siempre me he aproximado a la literatura como escritor. Escribí un par de libros que fueron publicados. El primero fue Premio de creación literaria Bubok en 2011 (Bubok Publishing es una plataforma de autopublicación española fundada en 2008 especializada en autopublicación, tanto en contenidos digitales como en papel). A pesar de que su especialidad es la autopublicación, el premio que organizan tiene le da más empaque al utilizar criterios de valoración externos. Yo tenía una novela paseando durante cuatro años, de editorial en editorial, y viendo que no me la publicaban, la subí allí y ganó. Dos año después, quedé finalista en el premio Desnivel, que es una editorial de montaña y aventura, para el que escribí un relato llamado Insularidad, en el que narraba la historia de un hombre que lo pierde todo y se salva a través de correr. Lo publicaron también, pero a pesar de estos acercamientos como escritor, tenía las ganas de tener una editorial, de tener un sueño distinto. Estuve trabajando nueve años en Berlín, en el mundillo de las startups, me vine hace tres, por amor, y me dije, bueno, ahora es el momento.
-¿Cual es la línea editorial, por qué libro de bolsillo y esa austeridad en el diseño?
-Cuando creé Tolstoievski la idea era publicar directamente en bolsillo, porque creo que en la edición independiente no se trabaja ese formato. Siempre, las nuevas propuestas de edición independiente se han carazterizado por lo que es el nicho de mercado del coleccionista de vinilos, una persona que va a pagar 30€ por un disco, Impedimenta, Libros del Asteroide, tienen una edición muy cuidada, muy currada, que lo vale, pero da la sensación de que toda la edición independiente está deslizándose hacia esa pendiente, los únicos que están trabajando un poco el formato son Jekyll&Jill y Gallo Nero, pero los primeros sólo después de haberlo rentabilizado primero con la edición ‘de lujo’, incluso sus ediciones de bolsillo lo son, en cierta manera. Sin embargo, estoy convencido que el formato bolsillo es una base muy buena para la edición independiente, porque permite cumplir con su primera premisa, que es publicar voces emergentes, desconocidas. Un lector que no conoce a un autor, que no lo ha visto en ninguna reseña de los suplementos culturales, no le va a dar la oportunidad a un lector desconocido de una editorial desconocida, si cuesta 25€, pero tienes muchas más posibilidades de que sí lo haga si cuesta 8’99, 9’99, 11’99. Convencido de que ahí había un nicho de mercado he creado Tolstoievski, con estas características, pequeños juegos tipográficos y cromáticos en las portadas, pero austeridad en todo lo demás: sobrio, limpio y elegante. Con esta sobriedad lo que intentamos transmitir al lector es que al final, lo único que cuenta es la calidad del texto.
¿Y cómo lleváis el tema de la distribución, más allá de la venta directa a través de la web?
La distribución es directa a través de las librerías. Buscamos librerías que nos transmitan la sensación de que se van a preocupar de nuestro libro, igual que de cualquier otro de cualquier editorial, incluso le van a prestar más atención si lo encuentran una propuesta interesante, como Pynchon&Co en Alicante, en total un mapa de unas 20 librerías en España, 3 en Madrid, Bartleby en València, Ali-i-Truk en Elx, Catacrack en Pamplona... Los libreros están encantados de trabajar directamente con editoriales. Las distribuidoras no les ayudan gran cosa, les mandan libros sin que ellos se los pidan, que les ocupan espacio, ya no trabajan ese espacio de poner al día al librero de lo que se publica, entrando al fondo, no sólo a este es mi catálogo, aquí lo tienes. Ellos, los libreros, son los que se están partiendo la cara día a día, son la la primera cadena de transmisión.
-¿Cómo es la selección?
-Pues todo lo publicado hasta ahora, los cuatro, han salido de la ‘montaña de manuscritos’. El primero es el único que surge en paralelo a la editorial y no exactamente de los envíos anónimos. Hemos recibido unos 150, en un año y poco, por lo que tengo una cola de lectura bastante grande, pero todos han salido de ahí. Es la forma en que yo entiendo la edición, tiene que ser algo que me deslumbre, que venga desde cero y que no me condicione, en el sentido de conocer al autor. A lo mejor llega un día en que conozco a un autor, y lo que tiene por publicar me lleve a proponerle de publicar. Lo que necesito es que desde la página dos diga ¿hostia, qué estoy leyendo, qué es esto?. Tras El diario Down, que es un texto muy personal, muy testimonial, el primero de la ‘montaña’, el de Quincoces, es una novela distópica de una ciudad llamada Ciudad, en la cual la gente queda en las terrazas para suicidarse, el siguiente, Cuando la noche te alcanza, es una colección de fragmentos aforísticos destilada durante veinte años por su autor, la última publicada, Mala yerba, es una novela pura y dura, la historia de un hombre que ha estado en una clínica psiquiátrica, que pierde a su mujer, su trabajo y la salud en un solo día. No tengo sesgo de géneros a la hora de publicar, y también me planteo la posibilidad de publicar algún texto que ya no se puede encontrar, o traducciones, por ejemplo, de literatura alemana contemporánea, ya que desde mi estancia en Berlín, me he dado cuenta de lo poco que se conoce aquí.
-¿Qué perspectivas de crecimiento tenéis?
De momento no tenemos planificación estricta, ya que es posible que en el mundo indipendiente se esté publicando por encima de las posibilidades. Hay tal dictadura de la mesa de novedades que el ciclo de rentabilización de un libro son las seis primeras semanas -sí, 6-, y muchas editoriales van encadenando ciclos de seis semanas, para estar siempre presentes en la mesa de novedades. Puede que los veinte títulos que saques ese año sean la hostia, pero lo más probable es que no. Lo normal es que cinco sean la hostia, diez que son ‘bueeeeeeno’, y cinco que sean una mierda. Yo quiero publicar poco al año, porque creo que si lo que quiero transmitir que lo que prima en mi editorial es la calidad, no puedo encontrarme con veinte obras maestras al año. Apostaré muy fuerte por dos, tres, cuatro títulos máximo al año. En homenaje a uno de nuestros patronos, Dostoievski, me gustaría que fuera como sus libros de temporada: libro de invierno, libro de primavera, libro de verano, libro de otoño.
-¿Tolstoi o Dostoievski?
-¿Qué quieres más, a mamá o a papá? Tolstoievski