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entrevista 

Sofia Ellar: "Me considero muy peliculera, pero para emocionar has de darle un giro de tuerca a la vida"

4/08/2019 - 

CASTELLÓ. Sofia Ellar (Londres, 1993) bien podría ser una artista 360 de las que busca siempre Paquita Salas para trabajar. Y es que la joven artista no solo canta y compone, sino que además es la creadora de Sofía Ellar S.L. Una empresa donde gestiona su propia carrera musical. La idea nació a raíz de la tesis final que tenía que hacer sobre sus estudios en Administración de Empresas. Motivo por el cual la cantante decidió implementar todo este tiempo en crear un proyecto musical con el que siempre había fantaseado. Para ello se metió de lleno en la industria, conoció sus claroscuros hasta que finalmente se enganchó. 

Igualmente, Sofia Ellar debe parte de su reconocimiento a la visibilidad que le han proporcionado las redes sociales. En tan solo tres años ha publicado dos discos, Seis Peniques (2017) y Nota en Do (2018), los cuales alcanzan millones de reproducciones en plataformas como Spotify o YouTube. La cantante reconoce que seguir un camino paralelo al de las grandes discográficas no ha sido tarea fácil, supone centrarse en las cuentas, en la composición, en la imagen que proyecta al exterior y es ella misma quien absorbe todos los gastos de promoción. "Es un riesgo porque la rentabilidad de la música es muy incierta. Solo te queda jugartela", asegura. Pero este "reto tras reto" al que se enfrenta, es el que le ha llevado a actuar hasta la sala Riviera, uno de los locales más reconocidos de Madrid, o ahora en el Arenal Sound, donde Ellar actuó el viernes por la tarde haciendo vibrar Borriana a pesar de sus ritmos más pausados y orgánicos. 

-Lo más atractivo de tu identidad como artista es que parte de un modelo de negocio que creaste tu misma para la universidad. ¿Tenías claro cómo querías que fuera Sofia Ellar?
-La verdad es que nunca hice este trabajo pensando en que iba realmente a ejecutarlo. Fue divertido crear un personaje y hacerme un nombre artístico. Pensé que si iba a estar seis meses con el trabajo de fin de grado, lo mejor era hacerlo sobre la música porque siempre me había gustado componer. De ahí, me animé a leer libros, anexos y a entrevistarme con gente del mundillo para que le dieran peso a mi tesis. Entonces entendí el momento que está pasando la música, cómo se ha dejado de vender discos para depender de los directos y cómo las redes sociales te permiten compartir tu talento a coste cero. Por eso era un buen momento para crear una marca. Así que me puse manos a la obra, empece a emocionarme y con una mano por delante y una guitarra por detrás, empecé a componer.

-¿Y qué fue lo que más te sorprendió de la investigación que hiciste tan profunda de la industria musical?
-Mi conclusión fue que habían cambiado las tormas. Antes el dinero y el negocio estaba en los discos y ahí el sentido evidente de las discográficas. El directo solo se hacía con el fin de promocionar tu álbum, pero no se sacaba apenas rentabilidad. Sin embargo, la piratería y la aparición de las redes sociales han hecho que tengas que estar en el streaming. En Spotify, por ejemplo, hay que estar aunque ganes 0,003 céntimos por cada canción y se se escucha x tiempo. En YouTube también hay que estar porque luego la gente quiere verte en directo. Así que había que ir a fuego a por esta última parte y eso es lo que estoy haciendo. 

-Parece que los músicos más jóvenes estáis rompiendo con las discográficas tradicionales. ¿Prefieres ser de las que pertenecen a este 'bando'?
-Realmente tampoco creo que haya bandos... sí formulas que a ciertos artistas les funciona y que van en paralelo. En mi caso, apuesto por un modelo más emprendedor y empresario, pero tengo casos cercanos en los que la discográfica les ha hecho estar en el estrellato. No hay nada mejor ni peor, porque es también mucho trabajo lidiar tu sola con tantas personas. Mientras que las discográficas tienen unos contactos, una infraestructura de poder que te coloca en la cima más rápido. Si estás en un modelo orgánico te lo tienes que ir currando tú. 

-En otra entrevista decías haber visto contratos "leoninos" donde el artista gana más bien poco. ¿Te asustó entonces entrar en este mundo?
-Hay de todo pero cuando firmas un contrato que puede colocarte super arriba, normalmente el trozo que te quedas tu de todo eso es pequeño. Mientras que mi tarta es más pequeña, pero tengo más trozos. Por eso, se es más libre en más sentidos. 

-Tu proyecto como artista no se entiende sin Instagram. ¿No resulta agotador publicar todos los días en las redes sociales y controlar al milímetro tu imagen?
-He nacido en la era digital, no he tenido que hacer un esfuerzo de adaptación como sí les ha pasado a quienes estaban más arriba. Pero sí que es cierto que en las redes sociales se excede al querer proyectar todo el rato una vida perfecta. Yo procuro no estar todo el tiempo demostrando eso. No todo es jauja. Creo que hay que hacer un balance entre las partes más estéticas y posts donde cuentes cómo te ha ido un concierto o en el que comuniques más directamente tu trabajo. Hay gente que te pregunta que además de cantar, a qué te dedicas. El arte está super infravalorado y ser cantante es ser un valiente porque hay muchos picos. 



-Aún así, de la teoría a la práctica siempre hay un trecho. ¿Esperabas llegar a cantar en el Arenal Sound o el Wizink Center?
-No, eso nunca lo pensé. Vivo mucho el día a día. Lo que me hace tirar adelante es las ganas de disfrutar también del camino. Hace tres años empecé a grabar un disco, hace dos llené una sala con 900 personas y de repente me vi en la Riviera. Muchas veces nos preguntan cuál es nuestro sueño, yo prefiero ir siguiendo el camino y no pensar más allá, porque esta es una profesión muy mágica, pero también muy inestable y perjudicial para un artista. Unas veces estás arriba y otras a dos velas. 

-No hay que restar mérito a tus letras, compuestas por ti misma. ¿Te resulta fácil escribir canciones?
-Mi primera canción fue con 12 años, un poema que surgió de los deberes de clase de lengua. Me inspiré en el fallecimiento de mi abuelo y nunca la he grabado, pero fue entonces cuando le pedí a mi profesor de guitarra que no me enseñara más obras clásicas, porque quería cuatro acordes con los que poder componer. Y así empecé. Escribir no es fácil ni difícil, hay épocas en las que los artistas están más lucidos y la inspiración llama a tu puerta, y otras en las que igual te pasas un año de tu vida sin saber que contar. En mi caso, soy muy peliculera, pero creo que para emocionar tienes que darle un giro de tuerca a emociones tan cotidianas, así la gente que no lo haya vivido, lo puede hacer más fácilmente suyo. 

-Sin embargo, los músicos soléis decir que componéis todo el tiempo. ¿Existe algún tipo de obsesión por no dejar de crear nunca?
-
No hay obsesión por no dejar de crear, pero es lo que decía Picasso, que la inspiración te pille trabajando. Esto es muy mágico pero tenemos que sobrevivir. El aire es genial pero no alimenta. A veces a las cuatro de la mañana te levantas con una melodía y con voz de dormida te la anotas. No hay que dejar de crear porque igual en el camino se quedan mil canciones que ya recuerdan a otros temas o que no te gustan. En realidad es que ya está casi todo inventado. 

-Alguna vez has comentado tu temor por toparte con meses en los que no tienes apenas conciertos. Pero, ¿no es mayor el temor a que un bolo no salga como una esperaba?
-Claro. Partimos de la base de que los cantantes estamos muy contentos cuando está funcionando todo muy bien, pero también nos hemos visto en conciertos vacíos. En mi caso, los últimos fueron en Tenerife o Granada, pero no por eso no vas a ir a tocar ahí. Esos fans también tienen derecho a que te plantes en su ciudad. Con esto quiero decir que sí nos hemos visto en un sitio que ha tenido muy pocas personas, pero la energía de esos conciertos funciona mejor que cualquier otra porque la banda nos damos mucho apoyo. En esa situación hay que tratar de que el artista no se siente alicaído.

-La administración ha sido tu 'plan B' pero no parecías muy convencida de que este fuera realmente tu ‘plan’. ¿Hubieras vuelto a hacer ahora la carrera?
-La carrera creo que sí, aunque me costó horrores las matemáticas, las finanzas y la cronometría. Me daba cabezazos contra las paredes y les decía a mis padres que lo iba a dejar, pero estos me pedían que lo terminara. Ahora les agradezco que me exigieran tanto porque solo ha sido positivo. Cuando veo muchos números se hacer un balance de cuentas, se ver si estamos en positivo o en negativo. Información es poder y cuando sabes de una cosa es más fácil delegar en otras personas. Nadie te puede engañar por el camino. Vemos mil historias de artistas a los que les dicen que se dediquen "a lo suyo". 

-¿Te has topado con demasiada subestimación?
-Claro que sí, al principio cuando estás empezando la gente no confía casi en ti. No suele haber entrevistas en las que se pregunte por el esfuerzo de los cantantes porque parece que eso no vende. Pero los primeros conciertos que di han sido ante veinte personas en un sitio donde el aforo era de 200. Esos conciertos no los puedes olvidar, es un chute de realidad. Así, al ver un llenazo, solo puedes sentirte afortunada. Y si por lo contrario no está completo el recinto, debes espabilar y seguir. Te desmotiva, claro, pero tienes que combatir tu ego. 

-Aun así, te han llegado encargos bien peculiares como el de poner voz a la película de Angry Birds. ¿Cómo se gestó esta colaboración?
-Me llamaron los de Sony Pixar y me dijeron que tenía cinco días para hacer la canción si quería participar. Fue un reto total porque no contaba con ello y porque cuando escribes algo tuyo nadie se puede meter en si les gusta una palabra, o no, pero cuando es algo por encargo es más complicado. Te lo han pedido expresamente a ti y es gente que controla mucho de música. Además, era poco tiempo para hacer un tema que encajara con los niños y con unos pájaros. Pero creo que al final ha quedado una cosa bastante graciosa. 

-Para alguien que vaya a escuchar tu música por primera vez, ¿cuál es la situación cotidiana más adecuada para disfrutar de la música de Sofia Ellar?
-Hay varios momentos. Si te quieres pegar la llorera del siglo porque tu mascota de toda la vida acaba de morir tienes canciones para eso. También si quieres tener un momento tierno con tu madre, tengo canciones como 'Ana'. Pero si de repente quieres tomarte un mojito y necesitas una canción más desenfrenada y orgánica, tienes 'Hace dos perdices' o 'Cenas que acaban en juergas'. Y ya si quieres petarlo más, escucha 'Bañernos en vaqueros'. La sinceridad en las letras es lo que a la gente le gusta y lo que a la gente le conecta. El papel en blanco es mi psicólogo. Hay gente que me dice que mis letras les "salvan", pero a mi me salva el poder abrir mi corazón. Hablar nunca se me ha dado muy bien, pero escribir por cartas sí. 




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