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ENTREVISTA con el DIRECTOR ARTÍSTICO DEL PARANINF de castelló

Toni Valesa: "En la cultura que hacemos en la UJI buscamos la estética pero también la ética"  

19/08/2021 - 

CASTELLÓ. Técnico de cultura, gestor de proyectos en el Servicio de Actividades Socioculturales (SASC) de la Universitat Jaume I de Castelló y director artístico del Paraninf, a Toni Valesa le viene un título a la mente, Excalibur i altres històries d'animals morts, para ejemplificar la idiosincrasia de la cultura de “servicio público” que se perfila entre las bambalinas de la Jaume I. La propuesta escénica hace alusión al nombre (Excalibur) del perro sacrificado por miedo a transmitir el Ébola para lanzar una reflexión sobre el negocio de las farmacéuticas y las estructuras de poder que se generan ante el pánico social que desatan las pandemias y otras catástrofes. “En la cultura que hacemos, buscamos la estética pero también la ética; ir más allá del eslogan y generar preguntas”, avanza. Así seguirá siendo el próximo curso. Hasta entonces, el equipo del SASC saborea las cifras que deja este año “raro” en el que, sin embargo, el sector cultural universitario ha salido, dicen, “revalorizado”. La “inmensa minoría” a la que va dirigido ha vuelto a estar en primera línea.

-¿Cómo ha sido este año de pandemia para la cultura con sello UJI?
-Ha sido un año extraño, pero no hemos parado. En 2020 sí hubo un poco más de freno, pero a lo largo de este año la programación ha seguido su curso y la gente lo ha agradecido. Mantener la agenda supuso por un lado que la gente profesional pudiera seguir trabajando y para el público fue como una especie de bálsamo, un plus de actividad. Se dieron cuenta de que venir al teatro, incluso en los momentos más duros, era seguro, porque estaba todo muy controlado.
La gente ha dado mucho feedback en este sentido, repitiendo el mensaje de “gracias por estar ahí y mantener viva la programación”.

-¿Ha cambiado la relación público-artista?
-Su conexión se ha reforzado: se quieren más. Se ven necesarios. Los artistas no se han cansado de agradecer al público su presencia; y el público se ha entregado más que nunca.

-Así, ¿Cómo sale la cultura de todo esto?
-Revalorizada: con mayor reconocimiento por parte de la población, que se ha dado cuenta de la importancia que tiene en el día a día.
Obviamente, a nivel numérico, por las limitaciones de aforo, se ha notado. Hemos pasado al 50%, pero aun con todo, hemos llenado. Han sido más de 80 eventos culturales con una asistencia de público de 6.000 personas, por lo que estamos más que satisfechos. También con la parte de formación. Los talleres de danza y teatro han desbordado la oferta. Hemos sabido reinventarnos gracias al apoyo de las herramientas online.

-¿Qué aspectos han llegado para quedarse?
-Independientemente de cómo evolucione la pandemia, vamos a seguir extremando las medidas sociosanitarias. Son hábitos que hemos adquirido ya en el día a día, y que van a permanecer.
Y luego está el trabajo online, que no viene a sustituir el directo pero amplía posibilidades que hasta ahora no se contemplaban.


-Otoño de 2021. La nueva programación del SASC echa a rodar. ¿Cómo va a ser?
-Vamos a incidir más todavía en la vertiente social, poniendo en valor temas que hagan reflexionar al público. Pero no por postureo, porque la cultura no debe quedarse aquí. La cultura es ir más allá del eslogan. Queremos hacer pensar, sin adoctrinamiento. Que la gente se haga preguntas. Esta es la divisa de la programación que hacemos desde la UJI, y la vamos a mantener.

-La importancia de la Universitat como motor cultural: ¿qué le sugiere?
-La cultura es conocimiento y si la universidad imparte conocimiento, la cultura es parte de la universidad. Es una obligación de la Jaume I en este caso. Lo que te da la cultura es emoción, sensibilidad… En definitiva, herramientas para analizar la realidad.

-¿Cuál es la aportación del SACS a la sociedad?
El Servicio de Cultura nació con la UJI y ésta ha contribuido a la formación transversal de la sociedad castellonense. Nadie pone en duda que en la ciudad de Castellón hay un antes y un después de la emergencia de la Jaume I y se da como una especie de sentir bastante unánime sobre el hecho de que la Universitat ha transformado Castelló. Es un elemento de consenso social en todas las esferas, de la política a la económica o empresarial. En el plano cultural parece reproducirse este sentimiento de apoyo global.

-¿Cómo es la cultura ‘made in’ UJI?
La cultura que se hace en la UJI lleva su propio sello, un distintivo de rigor y un plus de creatividad, pero con mensaje. La gente sabe que va a ver algo diferente, historias que no son historias al uso, porque le dan elementos de juicio. En la cultura que hacemos, buscamos la estética pero también la ética.

-Retos a medio plazo...
Trabajamos para una inmensa minoría que pretendemos seguir aumentando. Esperamos poco a poco ir sumando sensibilidades.
Y por supuesto, seguir intentando que a través de la oferta de un servicio público como el SASC, las y los espectadores sean cada vez más conscientes del mundo en el que viven y hagamos de él un espacio más justo. Para mí la cultura es donde está la base de todo. La filosofía de la vida.

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