Hoy es 6 de octubre
A juicio del director de Emergentes de Standish (BNY Mellon), uno de los principales peligros del año será la normalización de tipos en el mundo desarrollado
MADRID. Hemos visto que una combinación de motores externos más positivos -como la estabilidad de los tipos de interés globales, la mejora de los precios de las materias primas y la depreciación del dólar-, unida a la mejora de los fundamentales domésticos, ha favorecido a la clase de activo. En el cuarto trimestre de 2017, la deuda de mercados emergentes (ME) batió al resto de segmentos del mercado de renta fija, incluido el crédito estadounidense (tanto con grado de inversión como high yield).
Uno de los principales peligros en 2018 es la continuación del proceso de normalización de los tipos de interés en el mundo desarrollado –especialmente en Estados Unidos–, sobre todo si los bancos centrales reducen sus políticas de estímulo a un ritmo superior al que anticipan los mercados. No obstante, nuestra previsión actual es que este proceso será muy gradual, y por lo tanto positivo para la renta fija emergente en su conjunto.
Para nosotros, el vínculo entre la deuda de ME como clase de activo y China es eminentemente indirecto, a través de las materias primas. El crecimiento en China afecta a los precios de los recursos, los cuales a su vez tienen un enorme impacto sobre las cuentas exteriores y fiscales de muchos de los países que constituyen dicho universo.
Aunque la deuda de ME ha vivido una buena racha en los últimos meses, creemos que todavía le queda recorrido alcista. En nuestra opinión, la combinación de factores externos positivos y de mejora fundamental debería seguir respaldando a la clase de activo en los próximos dos años. En este contexto, un repunte del crecimiento, niveles bajos o estables de inflación doméstica y menores déficits por cuenta corriente en muchos de los países de nuestro universo pueden considerarse desarrollos favorables.
Federico García Zamora es director de mercados emergentes de Standish, parte de BNY Mellon
Es poco probable que la globalización siga una progresión lineal hacia una aceleración o un retroceso, por lo que un escenario híbrido será más evidente