VALÈNCIA. Dice que comenzó a barajar la posibilidad de presentarse a rectora de la Universitat Jaume I de Castellón hace unos años, cuando varios compañeros le animaron a ello. Aún así, prudente, lo que hizo fue sólo planteárselo. “No era el momento”, comenta. Y optó por consolidar su carrera académica. Fue pasando el tiempo y la idea fue rumiando en su interior. Su experiencia nueve años como vicerrectora y su colaboración con la cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria, positivas, así como el insistente apoyo de sus compañeros, fueron decisivos. Tras un breve paso por la política, de vuelta al mundo universitario, comentó con su familia la posibilidad de presentarse al rectorado (“quizás no es lo mejor para ellos pero de nuevo pensaron en mí más que en ellos; ésa ha sido una de las mayores suertes que he tenido en esta vida”), dio el paso y anunció oficialmente su candidatura. Eva Alcón (Castellón, 1963), catedrática en Filología Inglesa por la Universitat Jaume I desde 1993, será designada este lunes oficialmente única candidata al no haberse presentado ninguna otra candidatura. Junto a Mavi Mestre, que hizo lo propio en la Universitat de València, Alcón hará historia el próximo 16 de mayo cuando se celebren las elecciones, ya que será la primera mujer al frente de la UJI.
—¿Comienza a dejar de ser noticia que una mujer sea rectora de una universidad?
—Ahora todavía lo es, pero sí me gustaría que dejara de serlo. Cuando me preguntan si es el momento de tener una rectora en la UJI mi respuesta es sí, pero ¿le preguntarían lo mismo a un hombre? Seguramente no, y eso ya es síntoma que nos queda mucho camino por recorrer para hacer realidad la igualdad en la universidad.
—¿Cómo interpreta el hecho de que no se haya presentado ninguna candidatura alternativa?
—Bueno, decidir presentarse para acceder al rectorado no es algo que se hace de la noche a la mañana, hay que valorar la situación personal, académica y también el apoyo de la comunidad universitaria. Yo puedo hablar de mi caso y después de valorar estos tres aspectos decidí presentarme.
—Usted pertenece a Filología Inglesa, una carrera de Humanidades. Sus antecesores eran de lo que tradicionalmente se conoce como Ciencias, un matemático (Francisco Toledo) y un físico (Vicent Climent). ¿Supone un cambio de rumbo en la universidad?
—Más que el ámbito del que procedes, creo que el programa, el equipo que te acompaña, y la situación que le toca vivir a cada persona que ocupa y ocupará el rectorado son las que marcan el rumbo de la universidad. Eso y la personalidad de la persona también influye, desde luego
"La universidad no puede tener como objetivo único la empleabilidad, nuestra obligación es formar personas con espíritu crítico"
—¿Cuáles van a ser los ejes principales de su rectorado?
—Si consideramos las tres funciones de la universidad, en la formación creo que ha llegado el momento de impulsar una oferta de estudios un poco más diferenciada, impulsando las dobles titulaciones, y la internacionalización de los estudios. En investigación, el reto es reconocer la investigación de calidad en los diferentes ámbitos de investigación, al mismo tiempo que apostemos por la captación de talento, la transferencia, y el apoyo a institutos de investigación para que sean referentes a nivel nacional e internacional. También queremos apostar por la cultura como valor. Me gustaría que se nos visualizara como una universidad comprometida, con voluntad de servicio público, abierta al mundo, y con espíritu crítico.
—¿Cómo quiere que sea su etapa al frente del rectorado?
—Personalmente, si la comunidad universitaria deposita la confianza en mí me gustaría ser una rectora que escuche y se preocupe por el bienestar de las personas, sin olvidar tomar decisiones pensando en lo que más beneficia a la universidad para contribuir a transformar la sociedad.
—‘La universidad ha de ser autónoma o no será’ ¿Está de acuerdo con esta frase? ¿Qué se precisa para conseguirlo?
—Sí, la universidad debe tener autonomía, ahora bien, sin autonomía financiera no es posible tener autonomía universitaria. Además, con las restricciones en materia de contratación de profesorado, también resulta muy difícil ejercer una autonomía real.
—Hasta ahora la UJI se ha destacado por su hábil incardinación con el tejido empresarial. ¿Mantendrán esa buena relación?
—Sin duda, la colaboración con el tejido empresarial es y debe ser importante y podríamos ampliar estas relaciones más allá de nuestras fronteras, apostando por un perfil internacional de la UJI
—La internacionalización es un objetivo que se plantean todos, pero ¿no teme que al final la universidad se convierta en una máquina de crear empleados?
—Bueno, aquí si que creo que tenemos autonomía. La universidad no puede tener como objetivo único la empleabilidad, es nuestra obligación formar personas con espíritu crítico y capaces de convivir con la diversidad y en un mundo cada vez más global.
—Ya que hablamos de internacionalización: ¿recuperaremos el talento emigrado?
—La universidad sola no puedo hacerlo. Desde la universidad podemos participar en las diferentes convocatorias externas de atracción del talento, como las acciones Marie Curie o L’European Research Council, o el Plan Retorn del Talent impulsado por la Generalitat Valenciana. Ahora bien, creo que necesitamos planificar una estrategia que organice y reconozca la carrera investigadora en las universidades.
—La polémica por las asignaciones de los profesores asociados es común a todas las universidades. ¿Espera hallar una solución para su situación concreta?
—Aquí, de nuevo, hay que distinguir entre lo que podemos hacer como UJI frente a una estrategia de política universitaria en materia de profesorado. Respecto a lo que podemos hacer como universidad, podemos establecer una promoción de manera que se permita mejorar la situación contractual, teniendo en cuenta aspectos como haber conseguido el doctorado, participación en proyectos de investigación, etc. También podemos revisar las condiciones laborales y responsabilidades de este colectivo. Ahora bien, lo que es importante es resolver el conflicto que se ha creado con la tasa de reposición que ha obligado a las universidades a contratar demasiados asociados porque era la única vía posible de contratación.
"Castellón y la UJI tienen que jugar un papel importante en la configuración global del de sistema universitario valenciano"
—¿No se puede articular una figura que no sea tan denigrante a nivel económico? La sensación que se transmite con esos salarios y condiciones es que la universidad desprecia la experiencia profesional y valora sólo los títulos.
—Totalmente de acuerdo en que hay que buscar soluciones. Hay que analizar las plantilla y ver en qué casos necesitamos incorporar la experiencia profesional que obviamente la puede aportar aquella persona que acude a la universidad a tiempo parcial y en qué casos estamos hablando de precariedad laboral. También es urgente aprobar el convenio colectivo del personal laboral de las universidades públicas valencianas. Yo creo que ha llegado el momento de pensar en clave de sistema universitario valenciano, y eso quiere decir homogeneizar condiciones laborales y revisar el mapa de titulaciones, en especial antes de implantar nuevos estudios. En este sentido, el mapa ha de ser vertebrador y Castellón y la UJI tienen que jugar un papel importante en la configuración global.
—¿Esa preponderancia de los títulos sobre la experiencia no cree que se ha puesto en solfa, teniendo en cuenta lo sucedido con el máster de Cristina Cifuentes y otros políticos?
—Lo que ha sucedido en el caso que comenta es lamentable y se deberían asumir responsabilidades de manera real, tanto de quien se benefició como de quien lo facilitó. Eso no se debe permitir y es aquí donde tenemos que demostrar a la sociedad nuestra autonomía universitaria, nuestra misión como universidad pública y nuestra apuesta por un comportamiento ético y transparente.
—¿Hasta qué punto cree que la polémica de los másters de la Universidad Rey Juan Carlos ha afectado la imagen de las universidades?
—Es indudable que ha afectado. A la gente que creemos y apostamos por la universidad pública nos produce vergüenza. No llegamos a comprender cómo es posible que esto haya ocurrido en una universidad española. Como le decía, hoy más que nunca es necesario velar por la independencia de las universidades respecto al poder político y consolidar una cultura de tolerancia cero ante cualquier comportamiento no ético.
—Pasan los años y las críticas por la endogamia de las universidades no disminuyen. ¿Qué se podría hacer para corregir esa situación?
—Bueno, se va avanzando. Con el proceso de acreditación externa del profesorado y de las titulaciones se ha avanzado, a pesar de toda la burocracia que ha supuesto, pero es un primer paso. Es posible que pueda existir algún caso de endogamia, pero también hay que explicar a la sociedad el funcionamiento de las universidades. Hoy en día la gente joven lo tiene muy difícil. Hay que explicar los procesos de selección que hay que pasar antes de llegar a ser titular de universidad, las constantes evaluaciones externas a las que nos sometemos cada 6 años a todo el profesorado, los llamados sexenios de investigación, y la evaluación por pares de nuestros trabajos, que es una garantía de la calidad de nuestra investigación. Digo esto porque es fácil hablar de endogamia universitaria, pero antes se deberíamos explicar los procesos de evaluación que tenemos y después ver en qué casos existe endogamia y, en ese caso, actuar.
—Ha tenido un paso por la política breve, como su antecesor Francisco Toledo. ¿Cuál es el balance de su experiencia?
—Yo creo que toda experiencia en la vida es positiva. Me permitió conocer la política desde dentro, saber lo que se puede cambiar y lo que no. También conocí el funcionamiento de Les Corts, y la profesionalidad y la amabilidad de todos las personas que, independientemente de las diputadas y diputados de cada legislatura, facilitan el trabajo de nuestros representantes. También conocí el parlamentarismo y a mis compañeros del grupo parlamentario socialista que me ayudaron a incorporarme a un mundo que no conocía y lo hicieron con afecto. El mismo afecto que recuerdo de los grupos parlamentarios que daban apoyo al Consell, Compromís y Podemos, con los que trabajé conjuntamente los presupuestos o iniciativas parlamentarias, y de las diputadas y diputados de los grupos de la oposición, Ciudadanos y PP, con los que, a pesar de las diferencias ideológicas, nos entendimos y respetamos.
"Si volviera a ser estudiante le diría a mi rectora que trabaje para que no se quede nadie fuera de la UJI por motivos económicos"
—¿Volvería a la política activa ocupando cargos de responsabilidad?
—A mí me gusta vivir el presente. El pasado nos sirve para situar el presente, y el futuro está por venir. En estos momentos, la política activa no pasa por mi cabeza.
—Si volviera a ser estudiante, ¿qué carrera estudiaría que no fuese Filología Inglesa?
—Creo que estudiaría una doble titulación, combinando Filología Inglesa y Educación. Vamos, que repetiría la elección.
—¿Qué le diría a la Eva Alcón estudiante?
—Que cogiera todas las oportunidades que se le presentaran y que viviera con pasión y sin miedo a equivocarse
—¿Y qué cree que le diría la Eva Alcón estudiante a la Eva Alcón rectora?
—Esta me resulta más difícil, de eso ya hace tiempo. Le diría que escuche al estudiantado y que trabaje para que no se quede nadie fuera de la UJI por motivos económicos.