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el tintero / OPINIÓN

A la placita de la Reina que nunca se peina

Una de las plazas más emblemáticas de Valencia, la postal que la mayoría de visitantes anhelan, la foto con el Micalet de fondo; desde la calle de la Paz la impresionante vista con Santa Catalina. Hablamos de la Plaza de la Reina y su incierta remodelación.

2/08/2017 - 

Empezamos agosto, se supone que el mes de vacaciones por antonomasia pero cada vez menos. La ciudad en estos primeros días mantiene el pulso vital de las últimas semanas, el calor sigue haciendo estragos y todos ansían salir de ella. Luego llegan las colas en la carretera del Perelló, los atascos en los peajes de la A-7 y las playas repletas de sombrillas multicolor y más de uno pensará –por lo bajini– “¿quién me mandaba salir de la ciudad ahora que se quedaba más tranquila?”

Es cierto que desde hace unos años, el mes de agosto no es tan inhábil como antaño, aunque la cosa va por barrios (nunca mejor dicho); el mundo de la burocracia, la justicia, etc. sufre un parón considerable cuando no total. Y en determinadas zonas de la ciudad, la mayoría de negocios cuelgan el ‘cerrado por vacaciones, volvemos el 1 de septiembre’.  Pese a todo, se ven muchas personas especialmente por el centro y la mayoría suelen ser turistas. Es decir, la ciudad cada vez tiene más vida pero en gran medida por el turismo, esa gallina de los huevos de oro que habrá que saber gestionar. Hace unas semanas escribí sobre ello, ayer conocíamos que el ayuntamiento se plantea seriamente implantar la tasa turística para los apartamentos. Un debate más que como todos tendrá argumentos a favor y en contra, pero en líneas generales sigue la línea de la regulación y burocratización de todo. Por supuesto que no es de recibo que los edificios del centro histórico se llenen de grupos de jóvenes que campen a sus anchas. Pero siempre que hay una actividad lúdica como es el ocio y sobre todo el nocturno, encontramos colisiones con los vecinos, los mayores, etc. ¿Las zonas ZAS sirven para que los vecinos descansen o para que los comercios bajen ingresos, contraten menos personal y la gente en lugar de estar en un bar o terraza se quede desperdigada por las calles y plazas?

Y para centrar un poco el tema. Llevamos unos días con importantes noticias referidas a una de esas plazas que más turistas (y locales) aglutina cada día, un lugar de referencia para Valencia y la Comunitat, la Plaza de la Reina. En este diario se han publicado artículos y enlaces sobre el conflicto generado a raíz del concurso para remodelar la actual plaza. En otros diarios también se han hecho eco a través de artículos de opinión, entrevistas y demás informaciones. La situación actual nos lleva a una parálisis que no se sabe cuando se resolverá. Así que probablemente podríamos decir, como aquella canción infantil “a la placita de la Reina que nunca se peina”, y ahí sigue con su tráfico rodado, sus coches de caballos, su parking, sus paradas de taxi y bus y pese a todo, una gran vida comercial y social.

Para los que no sepan de qué va el conflicto al que nos referimos, les resumiré de manera muy sencilla y a riesgo de omitir información relevante que espero disculpen los interesados –entre los que hay ilustres apellidos de la sociedad valenciana y buenos amigos–. A finales del siglo XX el Colegio de Arquitectos promovió un concurso de ideas para remodelar y peatonalizar la Plaza de la Reina. El mismo tuvo un ganador pero jamás se ejecutó dicho proyecto. En esta legislatura el consistorio decidió activar la reurbanización de la emblemática plaza pero en lugar de empezar de cero, convocar un concurso nacional o incluso europeo –en tiempos de transversalidad, multiculturalismo y globalización–, decidió que quienes optaran a realizar el proyecto deberían hacerlo siguiendo las líneas del que ganó el concurso de ideas en 1999, el denominado TITOLIVIO.  

Como se pueden imaginar la situación era paradójica, no solo porque había un proyecto de obligada realización, sino porque entre los candidatos estaban los arquitectos que ganaron hace 18 años ese concurso, y parecería lógico que fueran ellos quienes lo ejecutaran y no unos terceros. Realizado el concurso una serie de problemas y trabas burocráticas y administrativas han dejado como virtual “ganador” a la tercera opción, y las dos primeras han entrado han presentado recursos ante el Ayuntamiento, reclaman una explicación y una de las partes anuncia que no descartan cualquier acción ante el tribunal central administrativo concursal. La conclusión es que las cosas no se han hecho bien, con legítimo derecho todos reclaman su parte de razón porque la tienen.

Probablemente se debería haber hecho tabla rasa y haber convocado un concurso de ideas internacional con un jurado de prestigio y que conociera la ciudad, su fisonomía y su idiosincrasia para que la Plaza de la Reina consiga resaltar más si cabe la belleza de nuestra Catedral, nuestra torre campanario el Micalet, y todo el conjunto urbanístico y arquitectónico de la zona que es sin duda uno de los más bellos de Valencia. Por ahora seguimos, “en la placita de la Reina que nunca se peina” y parece que va para largo.

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