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'MAPAS', UNA PROPUESTA TEATRAL DE LA GALGUERA

¿A quién pertenece realmente la ciudad?

El colectivo cultural La Galguera reclama los espacios públicos a través de MAPAS, una investigación comprendida bajo el marco de Residencias de Creación Artística del Ajuntament en la que se investiga el valor que le damos al espacio común, para resignificarlo en una obra de teatro

18/01/2023 - 

VALÈNCIA. Cuando Paula Martínez sale a la calle en su pueblo nada le importa, entre sus paseos siempre se topa con los abuelos que se ponen a tomar la fresca, quienes cortan el paso de avenidas enteras sin problema alguno. Esa "invasión" del espacio público está prohibida por la ley, pero el pueblo se rige por sus propias normas y allí parece estar todo el mundo de acuerdo con ello. A través de MAPAS el paseo va más allá, junto a Marcos Sproston, Patricia Vargas, Claudia Garcia de Mateos y Kseniya Yashchuk, Paula investiga sobre València para hablar del espacio público y cómo lo tratamos. ¿El objetivo? Llevar el espacio urbano al espacio escénico, construyendo una obra de teatro que hable sobre cómo los ciudadanos retoman el poder de las calles (o no). 

La Galguera se plantea este reto gracias a la colaboración del Teatre el Musical (TEM) y el equipo La Máquina. Gracias a ambos grupos, y a la residencia del Ajuntament, que pone a sus disposición espacios públicos (como el Teatre Musical) y privados (como el Teatre la Máquina) responden a las siguientes preguntas: ¿De quién es el espacio público? ¿Es legal salir a la fresca en pleno centro de València? ¿Qué es lo que se considera un gueto? La ciudad no permite espacio para la pausa, ni para la reflexión, pero la investigación sí que lo hace. Con esta se frenan los ritmos frenéticos que hacen que se pierda el valor sobre el espacio, las distancias y el significado de los lugares.

Foto: PATRICIA VARGAS

Martínez plantea, con ayuda de sus compañeros y compañeras, cómo serán los procesos. En estos lo que hacen desde La Galguera es exprimir la ciudad al máximo a ojos de aquellos transeúntes que nunca se han planteado los límites de la legalidad de ciertas acciones. Para ello, lo primero que hizo el grupo fue preparar un desayuno en pleno mercado de Ruzafa, actividad en la cual no recibieron casi reacciones: “Fue divertido y curioso hacer la actividad y la gente”, explica de forma divertida Paula, “la gente se aguantaba la intriga, miraban pero no hacían nada. Bien sea desde la prisa o desde la timidez nadie sentía que tuviera la potestad de preguntar por aquello que sucedía en el espacio público”, comenta.

 “La ciudad nos abre lecturas muy distintas, y el aceleracionismo nos impide pensar”, esta es una de las primeras conclusiones a las que llegan con la actividad, en la que voluntariamente se mide la distancia entre conocidos y desconocidos. Por suerte dentro de su investigación el no tener una respuesta también lo es, cuenta que cualquier reacción es digna de vincular la investigación de cara a la pieza teatral: “Al querer convertir todo en una pieza es necesario estar abiertos a todo, genera mucho más contenido que ir buscando una respuesta concreta”. Para ello desde La Galguera lo que hacen es ‘mapear’ las energías que perciben en los encuentros, y encuentran la poesía en escuchar la calle, generan situaciones para observarlas y así hacen "una escucha social”. 

Foto: PATRICIA VARGAS

De momento tan solo cuentan con la experiencia del desayuno a la fresca, que ya les dejó bien claro que la curiosidad es su motor clave para descubrirlo todo. El sentimiento de apoderarse del espacio se diluye en los lugares más amplios, y vuelven a tornarse pequeños en el pueblo o en barrios conocidos, sin ir más lejos. Sobreponerse a los sentimientos hace que la idea de sentirse chiquitito no lo invada todo: “Apoderarse del espacio que hace que te cuestiones menos cosas, haces acciones que saben que te intimidas pero a la vez sabes que te opones hacia algo que sabes que te hace mal. El hecho de sobreponerte a algo te da la fuerza para cometer la acción”, explica orgullosa. 

Al mismo tiempo es el sentimientos de grupo lo que les ayuda a generarlo todo, la motivación de investigar para fundamentar todo sobre las tablas y el contar con un equipo hace que se pierdan los miedos a la “invasión de la ciudad”. Gracias a sus reuniones desnaturalizan la ciudad, y se abren a las nuevas perspectivas que les plantea su investigación y sus encuentros. El próximo 27 de enero invitan a cualquier valenciano a que se una a la actividad de ‘mapeo colectivo’, en la que se creará un recorrido con el que analizar el miedo, la memoria y los sentimientos a través de ciertos lugares: “Hay espacios del miedo que lo dan solo por la noche, o a veces siempre. Como recorro yo la ciudad no lo hace un forastero, en la memoria personal también hay recursos sobre los que recorrer las calles…” avanza Paula sobre lo que ocurrirá ese día. 

Foto: PATRICIA VARGAS

A través del pensamiento y los sentimientos invitan a que todos aquellos que se quieran unir al "paseo mental" que trabajen junto a La Galguera en crear un mapa común. Para ello, extendiendo un mapa de València, invitan a los ciudadanos a marcar con pequeños puntos los lugares que le han marcado, pueden ser casas de exes, parques prohibidos y otros puntos claves. También invitan a anotar recuerdos que hayan ocurrido en la calle, incidentes, lugares que hayan desaparecido... Todo ello llevará a plantearse preguntas sobre los sentidos y cómo el espacio se entiende en el plano físico y mental. A su vez, cualquiera que no pueda asistir ese día a aportar su testimonio podrá hacerlo en línea, con motivo de aportar su granito de arena y explicar esos lugares de València en los que se siente o muy cómodo o muy poco. Finalmente la puesta en escena urbana pasará a la escena, donde poder ver València a través de sus nuevos MAPAS, generados esta vez por todos los que la habitan.

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