Hoy es 3 de diciembre
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sin complejos / OPINIÓN

A todas mis mujeres

Foto: EP
8/03/2021 - 

Hoy es mi día. Sí, el mío. Como mujer, que soy desde que nací. Y como trabajadora también por una Comunitat Valenciana más libre, próspera e igualitaria como secretaria general del PPCV y síndica adjunta de mi grupo en Les Corts. Porque en esto sí que nos va la vida, la salud y el futuro. No solo el mío, sino también el de mi hija y el de todos. Pronombre indefinido que abarca al género humano en su conjunto. Porque las mujeres no podemos renunciar a la ayuda, respaldo y compromiso de los hombres en nuestras luchas. Unidos, no solo unidas, sí que podremos. 

Hoy es 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora. Una fecha que cada vez menos mujeres pueden celebrar. No hablo ya de las que nos han dejado este año de maldita pandemia, mi recuerdo y beso para todas ellas, sino también de las mujeres que siguen siendo mujeres, aunque no trabajadoras porque el paro es cada vez más acuciante en la Comunitat Valenciana.

Más de 20.000 valencianas han perdido su trabajo en un año y son más de 200.000 las que no encuentran ninguno. El feminismo del tripartito de izquierdas supone diez puntos de diferencia entre el desempleo femenino y el masculino. Estas son las verdaderas reivindicaciones que nos tienen que unir como sociedad. Trabajo para todos en las mismas condiciones salariales y laborales.

Foto: EDUARDO MANZANA

Las mujeres ya hemos demostrado de sobra lo que valemos. No comemos de lemas, consignas ni discursos (bueno, algunas sí, y por ello están ahí), nos lo hemos currado algunas hasta la muerte y seguimos adelante. El feminismo no es algo que se haya creado en la última década. Siempre he conocido esas mujeres valiente echando hacia adelante el hogar, trabajando dentro o fuera de casa. En la casa con la crianza y en el campo recolectando cuando hacía falta; en las cocinas; en los talleres de modistas o en las fábricas. 

Ellas fueron las que me enseñaron lo que vale una mujer. Pasaron de los fogones a los despachos, de las hilaturas a los consejos de dirección. Ellas me trajeron hasta donde yo estoy. Mil gracias por ello, jamás os podré demostrar cuánto os quiero. Y mi obligación es que las mujeres que nos sigan lleguen más lejos de lo que estamos nosotras. En igualdad con los hombres, en salario y condiciones laborales; también en derechos y obligaciones. Aquí estamos a las duras y a las maduras. Una de las mujeres que más admiro, Isabel Bonig, siempre usa la misma frase: “Si quieres que algo se haga, pídeselo a una mujer”. Esa es la verdadera lucha feminista, en la que todas estamos involucradas, en ir más allá del camino que han recorrido quienes nos han precedido. Aquí puedo hablar desde mis abuelas a mi madre; desde Margaret Thacher a Rita Barberá. Porque ellas me han hecho una mujer hecha y de derechas.

Y tan feminista como la que más. Porque nuestra lucha no son solo manifestaciones masivas ni mucho menos gritos misóginos. Es el valor de alzar la voz ante un presidente de la Generalitat que oculta la corrupción de sus hermanos y que no te mire con displicencia el conseller de Hacienda y diga que le inspiro “ternura”. Asco es lo que me dan estos comentarios. No soy ninguna chimpancé, como me dijo un alto cargo de la Generalitat y de Compromís (siempre tienen que hablar los que más deben de callar), sino una leona que no parará hasta que en la Comunitat Valenciana gobierne una mujer como Isabel y sea, de nuevo, una tierra de prosperidad e igualdad sin discriminación de sexo, género, edad o condición.

Foto: EVA MÁÑEZ

No voy a cejar en esta lucha, ni como mujer ni como política, porque creo en ello como la que más. Nadie podrá dejarme fuera nunca, como yo nunca lo haría con otra mujer. No lo conseguirán, porque nadie me ha enseñado a rendirme y porque no voy a hacer lo que critico que hagan otras.

Por eso, Feliz 8 de Marzo a todas. A la enfermera que dobla turnos porque los hospitales se han colapsado; a la médico que ha visto 200 pacientes de covid-19 sin el material de protección adecuado porque no les había llegado; a la cocinera que se ha pasado el último año entrando y saliendo del ERTE; a la limpiadora de hotel que todavía no ha cobrado la prestación y no sabe si volverá a su faena; a la conductora del Tranvía; a la cuidadora de la residencia de mayores que ha visto enfermar y morir a internos mientras ella misma temía por su vida; a la barrendera que ha mantenido las calles limpias mientras los demás estábamos encerrados en casa; a la dueña de una tienda de ropa que ha tenido que cerrar porque no podía aguantar más el negocio; a la periodista que ha abandonado la redacción y se ha acostumbrado al teletrabajo; a la profesora que ha dado clase en pleno enero con las ventanas abiertas; a la arquitecta a la que no ha salido un proyecto el último año por el padrón en la construcción; a quienes han sido madres el último año en mitad de la pandemia y piensan cómo saldrán adelante sus hijos; a la gerente de una empresa a la que no le salen los números y tiene que despedir gente porque no le llegan las ayudas…. A tantas, a todas. Porque todas sois mujeres. Porque todas sois mis mujeres.

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