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crónicas por los otros / OPINIÓN

Acogimiento familiar

Estamos de vuelta de vacaciones, el verano a punto de acabarse y todo vuelve a la normalidad. Quienes han vuelto a su país de origen son los niños y niñas ucranianos que un año más han pasado y disfrutado de unas vacaciones diferentes. Han sido acogidos gracias al programa que un año más ha llevado a cabo la Fundación Juntos por la Vida.

1/09/2018 - 

Hago memoria y recuerdo aquella asociación llamada Ucrania 2000 que se montó precisamente para gestionar el acogimiento familiar de los niños y niñas que sufrían las secuelas de la terrible catástrofe de Chernóbil hace casi 20 años.

Los primeros encuentros que tuve con ellos me dejaron igual de impresionadas que los que he tenido este año. Sigue siendo uno de estos proyectos y programas necesarios y que consigue que todas las partes sean beneficiarias del mismo. Los y las menores por la oportunidad que tienen de pasar unas vacaciones diferentes y las familias de acogida por lo que aporta este nuevo miembro a su familia.

El acogimiento familiar es un mecanismo de intervención social eficaz y directa, a través del que se consigue mejorar la calidad de vida de los niños y niñas afectados por realidades en sus países.

Empezó siendo Ucrania 2000 y luego se transformó en Fundación Juntos por la Vida. Costó mucho sacarlo adelante y se ha conseguido consolidarlo y que se siga haciendo gracias a sus socios y a la entrega total y absoluta de los profesionales que lo llevan porque es un programa que nunca ha recibido ayuda pública de ningún tipo.

Se trata de uno de estos programas que funcionan. Y funcionan porque ha conseguido autogestionarse y ser sostenible en el tiempo. Desde los inicios ha salido adelante por los socios y las personas comprometidas con esta organización y con la defensa de los derechos de la infancia.

Fundación Juntos por la Vida

La Fundación Juntos por la Vida lleva realizando programas de acogimiento internacional temporal desde 1994.

Desde entonces se han beneficiado más de 2.500 niños y niñas de los programas de acogida, y han participado más de 1.900 voluntarios de manera directa en las acciones de acogimiento familiar. Han sido un total de 7.000 los acogimientos gestionados sin ningún tipo de ayuda pública. Todo lo que consiguen y lo que hacen es gracias a la aportación de sus socios.

El proceso de acogimiento familiar comienza en el momento en el que una familia decide incorporar en su vida a un niño o niña de Ucrania durante dos meses de verano y (opcionalmente) uno en navidad.

Es un procedimiento sencillo y la Fundación está de apoyo en todo momento con las familias de acogida. Los niños y niñas que vienen por primera vez tienen edades comprendidas entre los 6 y los 10 años de edad. Todos ellos viven en zonas cercanas a Chernóbil o proceden de familias desplazadas internas por el conflicto bélico del Donbáss en el Este de Ucrania.

A través de los programas de acogimiento en Ucrania, los niños y niñas mejoran su calidad de vida durante sus estancias y se promueve un intercambio cultural y de valores que beneficia tanto a los niños y niñas afectados como a las familias de acogida, fomentando los valores.

El 26 de Abril de 1986 tuvo lugar el mayor accidente nuclear ocurrido jamás en Chernóbil y que provocó consecuencias directas en la salud a causa de los altos niveles de radioactividad: aumento de cáncer, leucemia y tuberculosis entre la población de las zonas contaminadas, trastornos circulatorias, digestivos y respiratorios. Y además, efectos psicológicos debido a la ruptura de familias y el desarraigo social provocado por la muerte, invalidez o el desplazamiento de miles de personas de sus hogares.

El resultado de este contexto es la existencia de muchos niños y niñas que habitan en la zona afectada ACTUALMENTE que, no solo carecen de alimentos básicos para la vida, sino que además presentan deficiencias de salud directa o indirectamente relacionadas con los efectos de la catástrofe.

Según las autoridades sanitarias, es muy conveniente para estos niños pasar períodos de descanso y rehabilitación lejos de la zona afectada por la radiación, dada la gran capacidad que tiene el organismo infantil para eliminar los radio nucleídos en ambientes no contaminados.

Los programas humanitarios con los menores en situación de vulnerabilidad de Ucrania han dado lugar a resultados visibles a lo largo de los años, materializados en tres grandes áreas: la mejora de la salud; el fomento de los valores a partir de la convivencia y la garantía de un futuro a través de la educación.

Me gusta hablar de estos proyectos, que sin hacer ruido han nacido y se han consolidado. Es uno de esos ejemplos de programas que funcionan y que se han mantenido con el paso de los años, llevados a cabo por una organización fiable, seria y con profesionales que trabajan desde hace muchos años con menores y cuyos resultados positivos se palpan cuando conoces a esos niños y niñas que vienen a veranear a Valencia.

La semana que viene… ¡más!

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