EL BILLETE / OPINIÓN

Acojonar a los pensionistas

26/01/2025 - 

La subida de las pensiones no está en riesgo. Esto es lo que habría dicho un presidente de Gobierno responsable para tranquilizar a los pensionistas después de que el Congreso rechazara el otro día, con los votos del PP, Vox y Junts, el decreto ley ‘ómnibus’ que contenía esta medida, entre otras muchas.

Lo mismo tendrían que haber hecho algunos medios de comunicación para informar –y de paso, tranquilizar– a los pensionistas, en lugar de lanzarse a la trinchera a librar una guerra que no debería ser la suya, perdiendo la dignidad en tertulias monocordes con afirmaciones de brocha gorda como que el PP, con su voto en contra, "ha puesto en riesgo las pensiones". La obligación de los medios de comunicación es contar la verdad, y la verdad es que los pensionistas van a cobrar la paga que había aprobado el Gobierno para 2025, que incluye una subida del 2,8% respecto al año pasado.

Tras la votación, Pedro Sánchez podría haber adoptado ese tono de hombre de Estado que frecuenta desde la pandemia, y en una comparecencia sin preguntas en la puerta de La Moncloa haber proclamado que los pensionistas no tienen de qué preocuparse porque él, como presidente del Gobierno, se va a ocupar de que todos cobren lo que les corresponde en tiempo y forma.

En lugar de eso, ha elegido ejercer de asustaviejas, como hizo Felipe González en aquel debate electoral de 1993 en el que afirmó que si Aznar ganaba las elecciones cada jubilado vería rebajada su pensión en 8.000 pesetas, dato preciso que hizo más creíble la falsa amenaza. Un golpe de efecto que resultó definitivo para la ajustada victoria del PSOE y que pasó a la historia como un acierto del equipo de campaña de los socialistas. Pero aquello era una campaña electoral en la que González hablaba como candidato, no como presidente, y ahora no estamos en campaña. ¿O sí que estamos?

En definitiva, lo que tienen que saber los pensionistas es que el Gobierno volverá a aprobar mediante real decreto-ley la subida de las pensiones –como es su obligación, ya que no ha cumplido la de presentar un proyecto de Presupuestos– y el Congreso lo convalidará un mes después porque todos los partidos están de acuerdo en subir las pensiones.

Y aunque la subida de las pensiones está garantizada, Sánchez prefiere seguir acojonando a los jubilados, una estrategia de dudoso rédito político. Amaga ahora con volver a meter en el mismo decreto otras normas sobre las que no hay consenso –ni siquiera mayoría– en el Congreso, obligando a los diputados a aprobar todo o nada. Es posible que eso ocurra y es posible que el PP, Vox y Junts vuelvan a tumbar ese nuevo decreto 'ómnibus'. No es más que politiqueo que traerá mucho ruido y mucho relato interesado, pero si oyen que se está poniendo en riesgo la subida de las pensiones no se lo crean, porque el Gobierno siempre tendrá en su mano aprobar en cualquier momento un decreto ley como Dios manda.

A propósito de la batalla por el relato, es curioso ver cómo los medios que respaldan el del Gobierno –según el cual el PP ha puesto en peligro la subida de las pensiones– son los que han dejado en evidencia la estrategia de Sánchez, al desvelar que el Gobierno pensó aprobar la subida en un decreto ad hoc, pero no lo hará porque su idea es dejar "cocerse en su salsa" a los partidos que votaron en contra. Una apuesta arriesgada la de Sánchez, porque no está claro a cuántos de los 12 millones de pensionistas va a lograr engañar ni por cuánto tiempo.

Hay otras medidas igual de importantes y más urgentes que también decayeron con el rechazo al decreto-ley 'ómnibus', como un paquete de ayudas para la Dana. Sacarlas adelante es tan sencillo como consultar con la oposición, incluido el PP, y ver cuáles tienen apoyo parlamentario suficiente. Y las que no, pues no.

Mención aparte merece la entrega de un palacete en París al PNV incluida en el real-decreto ley como si fuera una medida social más. Otra prueba de que los nacionalistas vascos no le aprueban al Gobierno una sola medida, por muy social que sea, sin sacar algo a cambio. Algo generalmente para el País Vasco, aunque esta vez los beneficiarios no son los vascos sino el Partido Nacionalista Vasco. No padezca tampoco Aitor Esteban, que eso también lo arreglará Sánchez.

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