VALÈNCIA. En octubre de 2009 se utilizó el término de "provisionalmente finalizado" para referirse al Ágora, la imponente construcción diseñada por el arquitecto valenciano Santiago Calatrava que completaba la faraónica Ciudad de las Artes y las Ciencias. Pocos días después, se usaba para albergar el Valencia Open 500 de Tenis disputado la primera semana de noviembre de aquel año. No tardaron en detectarse filtraciones de agua de lluvias y otros problemas propios de una instalación no terminada de forma adecuada.
Ocho años y medio después, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, anunciaba este lunes, tras reunirse con el director general de Cacsa, Enrique Vidal, que el Gobierno valenciano ha llegado a un acuerdo para acometer el cierre definitivo de las obras en el edificio, unos trabajos que comenzarán el 4 de abril y que estarán concluidos en un año.
Al margen de encontrar una solución al estancamiento que sufrían unas instalaciones destinadas a albergar el CaixaForum, destaca el precio por el que se podrá pasar página a un complejo que terminará costando a los valencianos en torno a 100 millones de euros, más del doble de lo presupuestado -45 millones- en su día.
Así, los trabajos en los niveles superiores, la solución para el trencadis o la sustitución de las puertas de vidrio de acceso, entre otras cuestiones, costarán 4,6 millones de euros y dejarán el edificio listo para su uso. Un coste muy alejado de los 22 millones de euros que allá por 2011 el arquitecto estimó necesarios para la conclusión del proyecto y que, tal y como recalcó Puig este lunes, eran "inasumibles" para la Generalitat.
En este sentido, cabe recordar que se ha descartado para la finalización de la construcción la cubierta móvil que debía ser la guinda en el proyecto del arquitecto. Sobre esto, las cifras manejadas por Cacsa situaban el coste de instalación de las lamas inicialmente en unos siete millones de euros, si bien esto no incluía determinados aspectos como el traslado de las mismas y otras cuestiones que elevaban el gasto hasta los diez millones de euros. Con estos datos en la mano, se descartó abordar la conclusión proyectada inicialmente y apuntar a las obras necesarias que garantizaran la funcionalidad y seguridad del recinto.
Sobre esto, el jefe del Consell hizo hincapié en el simbolismo que a su juicio posee la solución encontrada para el Ágora: "Se trata de pasar de una política de grandes contenedores, a una política de contenidos al servicio del interés general de los ciudadanos", explicó Puig, quien recordó que terminar este edificio "de una manera razonable en términos económicos" era uno de sus principales compromisos.
Una solución que, indudablemente, no puede desligarse al compromiso adquirido con la Fundación La Caixa para la ubicación del CaixaForum en el citado recinto. Una circunstancia que obliga a presentar unas instalaciones impolutas a los nuevos inquilinos.
"Es un revulsivo fundamental para la cultura y para la propia Ciudad de las Artes y las Ciencias", admitió el presidente de la Generalitat en referencia al citado proyecto. En este sentido, está previsto que de forma paralela a las obras de finalización del Ágora se pongan en marcha otras internas correspondientes a la construcción del propio CaixaForum.
Por su parte, el director general de Cacsa, Enrique Vidal, subrayó que la solución para desatascar la situación había contado con la colaboración del propio Calatrava, quien se ha encargado de la redacción del proyecto para el cierre de las obras.
En cuanto a la instalación de CaixaForum en el Àgora, Vidal lo calificó de "un hito" para el conjunto de la Comunitat Valenciana, y aseguró que con esta iniciativa se crea "una simbiosis perfecta" que encaja perfectamente con la actividad social y cultural que desarrolla la Ciudad de las Artes y las Ciencias.