Tras las pasadas elecciones autonómicas y municipales, y constituido ya los ayuntamientos con sus Alcaldes, así como el gobierno del Consell, y finalmente ¡por fin! celebrar las últimas (o penúltimas en este año) elecciones generales, toca lo más complicado, intentar cumplir las máximas promesas electorales y defender los intereses generales, ergo gobernar para todos.
En la Comunidad Valenciana se produjo el 28M un vuelco en multitud (la mayoría) de las principales instituciones, lo que el ya exalcalde Joan Ribó denominó la ola azul, aunque éste 23J pasado encontró un dique llamado Sánchez, por el momento. Carlos Mazón investido ya como máxima autoridad de la Generalitat ha pasado a gobernar y a dejar sentir el cambio de timón en la Comunitat Valenciana. Es así como aprobó una primera medida, la reforma de los impuestos, que de forma injusta los valencianos pagábamos, y otras autonomías no los soportaban, pues los tenían bonificados, son los impuestos de sucesiones y donaciones, aunque no totalmente; además de cuestiones orgánicas que se irán completando, semana a semana con el nombramiento completo, no solo ya del primer escalón, sino también del segundo y tercer escalón del Consell.
Estos impuestos de sucesiones y donaciones (ISD), y también el de patrimonio (IP), son unos impuestos que gravan lo ya tributado, pues previamente ya han sido cotizados por otros tributos, como el impuesto de rentas de personas físicas o IRPF, etcétera, etcétera, etcétera, Esto ayudará a las familias al ahorro intergeneracional, entre otras cuestiones, para dejar a los descendientes “un recuerdo” crematístico, o simplemente permitir que sobreviva la empresa familiar, donde pueden haber padres, hijos y nietos, pero también, primos o tíos sin hijos, y lo triste es que a estos últimos, las nuevas medidas, no alcanzan.
Por otra parte la recaudación de estos tres impuestos (ISD más IP), según los presupuestos generales de la Generalitat Valenciana consolidados de 2023, se prevé que supondrán unos 615 millones aproximadamente en total, y que de un total de unos 30.000 millones consolidados, es una cifra, aparentemente, bastante asumible por el president, y así puede hacer honor a una vieja promesa del Partido Popular (aunque sea en parte), de rebajar los impuestos, para que la sociedad, las familias y empresas dispongan de más renta, y así generar más riqueza, mediante el consumo y la inversión, podría extenderse a la totalidad como siempre se ha esperado.
Después vendrá recomponer y reestructurar el sector público, tanto en su parte de administración general, como instrumental, buscando posibles eficiencias, pues con la situación nacional de incertidumbre en que vivimos, parece que la financiación autonómica no va a ser uno de los problemas sobre el tapete a resolver, tiene toda la pinta de ser pospuesto otra vez, generando un trabajo extra, para cuadrar las cuentas, a la Consellera de Hacienda, Economía y Administraciones Públicas Ruth Merino, que, como profesional de la gestión pública que es, haría bien en apoyarse en todos sus Técnicos, Inspectores e Interventores y Auditores de la Generalitat.
También vendrá la mejora, ya se habla del plan de choque para la sanidad, de los servicios públicos, educación, procedimientos administrativos, servicios sociales, etc. etc. Por supuesto, y dentro del cumplimiento de sus promesas electorales, así como las de su socio Vox, remarcar las señas de identidad de la Comunitat Valenciana, y evitar así la asimilación que pretenden hacer algunos, cual OPA hostil, de culturas foráneas, insistiendo en que tenemos una Historia propia y características únicas como pueblo. Apoyar y defender al campo valenciano y su producción, frente a competencias desleales y falsas declaraciones del libre mercado y de la globalización, y aquí el que tiene todo un trabajazo es José Luís Aguirre, Conseller de Agricultura, menos mal que le ocurre igual que a la Consellera Merino, que es un profesional del ramo, por lo que conoce perfectamente las necesidades del territorio.
Y así podríamos estar realizando un repaso de todas y cada una de las consellerías o departamentos del Consell, ¡ojo! que lo iremos haciendo a medida que vayan surgiendo noticias, y que supongo que ya estarán trabajando a fondo, no solo ya pensando en lo local, acuérdense del dicho “actual en local y piensa en global”, y ver cómo afectan, por ejemplo, los últimos cambios económicos, subidas de los tipos de interés, tanto de la FED, como del Banco Central Europeo a nuestro ecosistema empresarial, tanto público como privado. Por supuesto, a la par que, desde algún gabinete o instituto de la presidencia o GVA, estén haciendo estudios y análisis internacionales, por ejemplo de nuestra frontera adelantada, y su repercusión en el mar Mediterráneo, nuestro (no ya patio trasero), sino nuestra piscifactoría y piscina, spa, solarium y sala de esparcimiento, entre otras muchas cosas, en la que acaba de saltar la noticia del golpe de estado en Níger, con las inestabilidades que llevará, o continuará llevando, al SAHEL, zona de presión de nuestros vecinos del sur, Marruecos y Argelia, y que nada bueno nos traerá.
Porque entre otros actores internacionales, están por allí los mercenarios rusos de Wagner, contra los que estamos en guerra de una forma u otra, directa o indirectamente entregando armas y carros de combate Leopard a Ucrania, y que aquellos cn ese u otro nombre, pueden ser usados (hay que asumirlo) por Vladimir Putin como agentes desestabilizadores en Africa/sur de Europa, más todavía, pues en parte ya lo son, para abrir a Europa una especie de segundo frente, a sus pies. En estas ocasiones, es cuando uno rememora a los padres fundadores de la UE, como Robert Schuman, que en su declaración del 9 de mayo de 1950, nos alertaba y recordaba sobre la importancia estratégica de África para los europeos, y que parece no ha tenido suerte ni muchos efectos positivos.