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Ahuyentar los miedos con música y el corazón a 128 latidos por minuto

El Centre Teatral Escalante estrena el nuevo musical para todos los públicos de Albena Teatre

15/12/2021 - 

VALÈNCIA. La frecuencia cardíaca en reposo oscila entre los 80 y los 100 latidos por minuto, pero cuando bailamos y lo hacemos en compañía, se sincroniza un sístole diástole común de 128. De esa fascinante simultaneidad se han servido en Albena Teatre para titular su obra número 27, 128 batecs per minut, un musical para todos los públicos coproducido junto a Cashalada y Tuix & Ross. La obra se instala en la Sala Martí i Soler del Palau de les Arts del 15 al 19 de diciembre, dentro de la programación del Centre Teatral Escalante.

Su protagonista es una niña de 12 años llamada Ona, que experimenta un viaje onírico durante un trasplante de corazón. Aunque adscrita al género del musical, la propuesta hace intersección con el iniciático, pues tras su paso por el quirófano, el personaje habrá cambiado para siempre, al enfrentar sus temores.

“Hemos planteado el montaje como una especie de Alicia en el país de las maravillas, donde bajo los efectos de la anestesia, Ona afronta sus frustraciones y sentimientos. Como consecuencia, su visión del mundo se modifica”, especifica Noèlia Pérez, coautora de la música, la letra y las canciones con Josep Zapater. Ambos conforman la compañía Cashalada.

En esta ensoñación que culmina en su paso a la madurez, la protagonista está acompañada por las pioneras de la historia sobre las que versa un trabajo que está desarrollando junto a una compañera para primero de la ESO. De su inconsciente brotan referentes científicos como la egipcia Metrodora, ginecóloga, partera y estudiosa de los problemas médicos femeninos en torno a los años 200-400 después de Cristo, y en el ámbito cultural, la bailarina y coreógrafa Loie Fuller, precursora en el uso de efectos visuales sobre el escenario, y la artista mexicana Frida Kahlo, “quien, a causa de la poliomelitis y de un traumático accidente de autobús, convivió con el dolor toda la vida, así que era el personaje idóneo para animar a la protagonista a ser valiente”, valora el productor de Albena, Toni Benavent, quien considera que, como expone la obra, para superar los miedos, hay que apoyarse en los amigos, en las evidencias científicas, y en el arte y la cultura.

Genuinos y en valenciano

El cofundador de la veterana compañía teatral valenciana explica que a lo largo de su trayectoria, se ha decantado por el musical desde un acercamiento muy personal. Albena tanteó el género con dos obras, Besos (1999) y Spot (2002), donde, respectivamente, se servían de las letras de canciones populares en castellano y de jingles publicitarios en castellano e inglés. Tras aquellas exitosas experiencias, ya pasaron a desarrollar dramaturgias articuladas con canciones inéditas. “Las nuestras no son producciones al uso, no partimos, por ejemplo, de franquicias comerciales tipo Walt Disney, sino que practicamos musicales de nueva creación”, describe el productor.

La apuesta por la creación propia les ha reportado sendos Max al mejor musical por L’aneguet lleig (2015) y Tic Tac (2018), ambos desarrollados con Cashalada. “Competir a nivel nacional es complicadísimo, pero a nuestro favor ha jugado que en los premios no sólo se valora la calidad, sino también la originalidad”, agradece Benavent.

En esta ocasión, el montaje está indicado para chavales a partir de ocho años, “porque narrativamente tiene cierta complejidad”, avanza Benavent.

La dramaturgia viene firmada por Patrícia Pardo, que ha aportado su humor socarrón. De su labor, Noèlia Pérez destaca, especialmente, su explicación de la intervención quirúrgica. “Está desarrollada de una manera muy gamberra y divertida. La protagonista se sumerge en un universo loco donde dialoga con un glóbulo rojo y con sus intestinos grueso y delgado, el Gordo y el Flaco”.

Lo que los diferentes compañeros de travesía le hacen entender a Ona es que, caso de superar la operación, la lucha en la vida no habrá acabado, porque está llena de obstáculos que franquear. El enamoramiento adolescente, sin ir más lejos. “La protagonista encaja que para buscar su felicidad, va a tener que arriesgar y, a veces, no va a ser correspondida”, avanza Pérez.

La pandemia en el retrovisor

Entre las conclusiones de su informe Crecer saludable(mente), la ONG Save the Children destaca que la pandemia ha triplicado los casos de trastornos mentales entre los menores. De resultas, a los artífices de 128 batecs per minut les motivaba hablar del miedo.

“El coronavirus ha provocado que tanto padres como niños se enfrenten a situaciones de impotencia y frustración, pero el temor no debe ser paralizador, sino un motor”, explica Noèlia Pérez, que, más allá de la COVID-19, lamenta que la sociedad esté sumida en una deriva consumista, donde la materialidad prima sobre los sentimientos.

Las reflexiones en la obra, que evitan el subrayado, se refuerzan con números musicales al servicio de las emociones de la protagonista. Según su estado de ánimo suena pop, rock, rap o balada. “No hay canciones porque sí, todas responden a la dramaturgia”, aclara la letrista y compositora.

La pieza es, así mismo, una reivindicación de lo analógico. Ona se ha visto ayudada por las nuevas tecnologías para mantener el contacto con su familia. Zoom ha sido su aplicación aliada para, por ejemplo, celebrar su cumpleaños. Sin embargo, no minusvalora el valor de la escritura a mano. De hecho, a lo largo de la trama, asoma el inventor y periodista húngaro Ladislao Biro, inventor del bolígrafo.

En conjunto, la propuesta trata de despertar la conciencia crítica, ya que bajo el parecer de Noèlia Pérez, “la función del teatro no es educar, sino dar criterio”.

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