Como el influjo del SEO es fuerte y yo soy débil, las alcachofas van a correr la misma suerte que las croquetas, la tortilla de patatas, la ensaladilla o las bravas: ser carne de listado, de ránking, de puntuación, de la era de la técnica, que no acaba jamás. Hete aquí los mejores platos con alcachofa en la tierra que ocupamos. No están todos, pero son todos los que están, como se suele decir. Las personas que componen o compusieron este medio se han pronunciado para elegir sus preparaciones favoritas con el fruto de la cynara cardunculus var. scolymus.
«A mí las alcachofas me gustan en todas sus versiones, desde las más simples a las más elaboradas. Eso sí, si son frescas y están de temporada. ¿Estamos de acuerdo en que no hay nada más malrollero que encontrarte en una pizza el sabor cítrico de una alcachofa de bote, verdad?». Quien pronuncia esta verdad es Marta Moreira. Abre un buen melón, de paso. ¿Hay alcachofas de bote que sean dignas? Las hay, pero distan enormemente en precio y calidad de la lata de 2,70 € de marca blanca que venden en los supermercados que ya sabéis. Las que se conservan en aceite y lucen un packaging exhibicionista —bote de cristal, denominación de origen reconocida, una capita de diseño— dan juego.
«En València es relativamente fácil encontrar buenas alcachofas a la plancha, o guisadas con jamón, pero a mí las que me vuelven loca son las alcachofas que preparan en Aladroc, en el barrio de Ruzafa. En realidad, es una receta muy sencilla y tradicional del barrio judío de Roma: primero cocinadas suavemente y después, fritas. Un floripondio maravilloso de chips crujientes que vas deshojando hasta llegar al corazón, tierno y super sabroso. Una barbaridad».
De juegos florales también habla Kike Parra. Hace unos meses designó como plato de la semana la flor de alcachofa confitada de Casa del Molino, Rocafort. «Ese sabor que le sacan a la alcachofa con el toque de miel en una textura crujiente…». El truco está en que «la confitan a baja temperatura, en AOVE y luego las envasan al vacío para que mantengan el sabor originario. Cuando semanas o meses después llega el momento de terminar el proceso en los fogones, se coge el cogollo y se abre en forma de flor. Con el fin de mantener a raya el posible amargor de la alcachofa, le añaden una pizca de miel, y la acompañan con unos crujientes de jamón serrano».