VALÈNCIA. El PPCV sigue sin conocer quién será el candidato a la Alcaldía de València para las elecciones municipales que tendrán lugar dentro de un año. Una de las decisiones, sin duda, más importantes para la formación que dirige Isabel Bonig en la Comunitat, puesto que esta es una de las instituciones más relevantes que su partido tiene mayores posibilidades de recuperar.
No obstante, y además de lo obviamente fundamental que supone para el PP volver a gobernar en la tercera ciudad más grande de España, el dominio en el Cap i Casal también tiene otro tipo de connotaciones orgánicas que no pueden pasar desapercibidas a la hora de trazar cualquier estrategia política. Algo que, evidentemente, también conoce Isabel Bonig y por ello está decidida a vigilar de cerca cualquier decisión que pueda producirse respecto a la capital.
Y si hay una decisión fundamental que debe ver la luz en los próximos meses es la designación de un candidato para esta plaza. Tras haberse descartado insistentemente el exconseller y portavoz europeo, Esteban González Pons, dos son los nombres que principalmente han tomado la delantera en esta particular carrera. El primero, y según fuentes populares la apuesta de Bonig, es el independiente Eusebio Monzó quien ha ejercido durante este mandato de portavoz en el ayuntamiento en una situación complicada al ser el único concejal no investigado de la decena de ediles que tiene el PP en el consistorio.
Monzó, con un perfil más bien técnico y templado, ha estado en diversos puestos de la Generalitat del segundo escalón y viene ofreciendo una imagen de oposición moderada y tranquila. Su hándicap principal es que no es un dirigente especialmente conocido y que no pertenece al PP: una circunstancia esta que, tradicionalmente, suele pesar para encabezar una lista porque no suele agradar internamente en la formación popular.
El otro nombre que viene sonando con fuerza es el de la exconsellera y diputada María José Catalá. Fuentes del partido apuntan a que algunos dirigentes con voz en Génova como Esteban González Pons o el secretario de Estado de Relación con Las Cortes, Rubén Moreno, han avalado su nombre en Madrid como candidata a la Alcaldía. Joven, hábil oradora y con experiencia en la gestión, una de las trabas que algunos le ponen para ser la elegida es su pasado como alcaldesa de Torrent. No obstante, el principal hándicap que posee la dirigente es, precisamente, que Bonig la ve como una competidora de cara a un futuro a corto plazo. Fuentes populares aseguran que la presidenta del PPCV va a poner toda la carne en el asador por que el candidato sea Monzó o, incluso no descartan algún mirlo blanco de última hora como ya ha sonado en el pasado. En resumen, Catalá no parece una opción para Bonig y su entorno.
Estas posiciones han trascendido y vienen comentándose internamente en el partido, lo que ha generado un clima de pulso interno que, obligatoriamente, Bonig debe ganar para reforzar su posición como candidata a la Generalitat. Es decir, si Génova cede al candidato de la líder regional, la presidenta del PPCV saldrá claramente reforzada mientras que si no lo consigue, o se impone una opción que claramente viene dictada por Madrid y que no sea de su agrado, pondrá en evidencia que no dispone del peso suficiente para elegir a los candidatos.
Con este escenario, las encuestas tampoco terminan de ayudar al PP. Si la publicada por Valencia Plaza meses atrás marcaba que los populares se situaban en segunda plaza pero con Ciudadanos pisándoles los talones, el sondeo publicado este domingo por Las Provincias invertía esos resultados con el sorpasso consumado de la formación naranja. La valoración de Eusebio Monzó y su nivel de conocimiento, según este informe, no parecen los suficientemente fuertes para resistir ante el empuje de Ciudadanos, lo que reduciría las opciones de que el PP pudiera recuperar la Alcaldía.
No obstante, parece evidente que recuperar el timón en el consistorio es más sencillo para el PPCV que conseguirlo en la Generalitat, donde la suma de las fuerzas de centro-derecha se sitúa actualmente a falta de seis diputados para la mayoría absoluta y ningún sondeo vislumbra claramente la remontada. En este sentido, al margen de la imagen de imponer al candidato que desee, Bonig necesita situar a un aspirante a la Alcaldía de València de su confianza y sin demasiado peso en el partido para, si éste logra su objetivo y ella no consigue en cambio presidir la Generalitat, no generar un contrapoder interno que socave su autoridad de cara al siguiente congreso del PPCV.