BRUSELAS. Ocurrió una semana atrás. Fue en la reunión de embajadores permanentes de los Estados miembros, la Coreper, previa al Consejo. El representante alemán dijo que no, que Alemania no votaría favorablemente el acuerdo alcanzado el noviembre pasado para poner fin a la venta de automóviles de combustibles fósiles y pasar al vehículo eléctrico en 2035 de forma definitiva. Esta decisión rompe cualquier pacto dirigido a alcanzar una de las prioridades de la actual legislatura de la Unión Europea (UE), la transición verde, firmada también en la COP21 de París contra el cambio climático, en 2015. Para la Comunitat Valenciana, además, supondrá un golpe bajo a la fábrica de baterías eléctricas que Volkswagen tiene previsto construir en Sagunt.
Pero lo más importante es que, no sólo la fábrica de Volkswagen, está en peligro, con sus consiguientes puestos de trabajo. También los están los fondos EUNext Generation que recibe el Estado español, como segundo receptor, para su recuperación tras la pandemia. La compañía alemana había aceptado unos 400 millones de euros en ayudas estatales del PERTE, para materializar un proyecto que se encontraba en la cuerda floja por la falta de fondos. Los PERTE son Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica y han sido utilizados durante y después de la pandemia gracias a los fondos europeos destinados a ello.
Ahora esta cuestión queda pendiente para el próximo Consejo de Energía, al quedar fuera de la agenda esta semana. La falta de acuerdo le llegó directamente a la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, cuando se reunió con el canciller alemán Olaf Scholz el domingo pasado. Alemania tiene una importante industria del automóvil y no va a ceder mientras Bruselas no presente una propuesta concreta sobre el futuro del coche de gasolina y diésel después de 2035.
La respuesta alemana, además, viene ahora fortalecido por los apoyos de otros países, que podrían llegar a bloquear este acuerdo incluido en el Pacto Verde Europeo. De momento, cuenta con Italia y Polonia su favor, que han hecho público que votarán en contra de esta normativa. Bulgaria se abstendrá y Chequia, al parecer, también. Con ello, ya suman más de los cuatro votos necesarios para la minoría de bloqueo en las votaciones del Consejo de la UE.
Los Estados miembros han retrasado la votación prevista para el martes pasado sobre la ley que impondría el fin a las ventas de coches que emiten CO2 en 2035. Queda pendiente por determinar una nueva fecha para la votación, pero Suecia, que ostenta la presidencia rotativa de la UE, aun no lo tiene previsto. La nueva ley esta prevista para su votación tras meses de negociaciones entre el Parlamento Europeo, la Comisión y los Estados miembros.
En noviembre de 2022, por fin, acordaron aprobar una ley que imponía la desaparición de todos los coches nuevos de gasolina o diésel. Según el texto, todos los automóviles vendidos en la UE a partir de 2035 tendrán cero emisiones de CO2. Pero Alemania exige que se legisle también sobre lo que pasará con los coches de combustibles fósiles o sintéticos, tal vez con miras a su posible exportación a países terceros que no cuentan con esta limitación.