VALÈNCIA. El jazz, como el negro, pega con casi todo. Incluso con géneros que, por el hecho de ser populares y tener un carácter festivo, no seles espera en un evento como el Festival de Jazz de València. Álex Conde y Los Indultados vienen a demostrar que no tiene por qué ser así. Esta noche, el pianista y compositor valenciano presenta su nueva formación, y propone una revisión de pasodobles y coplas en clave de jazz y música festiva. Un espectáculo en el que “el público no debería estar sentado”, programado para esta misma noche en el Teatre Principal.
Conde ha vuelto a España tras más de 15 años en Estados Unidos, donde se ha empapado de géneros desde la salsa hasta el jazz, sin abandonar el clásico y el flamenco, que son sus dos pasiones y aquello de lo que se ha formado. Ahora, presenta este grupo, con el que editará una referencia a final de año, y que Enrique Monfort, director del Festival, comparó con los Snarky Puppy que revolucionaron el certamen el año pasado. “Es música sofisticada, que a cualquier amante del jazz le encantará escuchar; pero también tiene un punto fiestero”, resume Conde.
Si la fusión del jazz con títulos como Amparito Roca, Suspiros de España o El beso, ya llaman la atención, hace apenas unas semanas acompañaron a Zoo en un doble concierto en Madrid. “Fue alucinante. Era un público parecido, y de repente, las Noches del Botánico parecían el barrio de Patraix”, cuenta a este diario.
Sobre la mezcla inédita de géneros, Conde defiende que “son nuestro Cole Porter”. Y es que los títulos, por muy populares y folklóricos que sean, no dejan de tener potencial para ser universales. “La banda se va a presentar en Nueva York y posiblemente en Florida. Si esta música llega a oídos de otras personas y se internacionaliza gracias al jazz, pues no puedo hacer otra cosa que alegrarme. Nueva Orleans tiene su tradición y nosotros tenemos esta… ¡que ojo!”, asevera.
Conde se rodea de una formación de músicos que, por una parte, son prodigios con años de experiencia; y otra de segunda generación (algunos alumnos del propio pianista): el bajo eléctrico JM Popo, el guitarra Toni Carrillo, el batería Miguel Lamas, el percusionista David Gadea, los trompetas Raúl García y Fede Crespo, el saxo Julio Marín, el trombón Álvaro Zarzuela y el tuba Andrés Alonso.
La formación acaba de despegar: este será su tercer concierto. “Somos una banda tan nueva que sigo escribiendo y arreglando para cada concierto que hacemos”, confiesa. “No me gusta que el público esté sentado”, añade.
Este es un nuevo giro en la versatil carrera del Álex Conde, hijo del mítico cantante de flamenco de Alejandro Conde. Fue precoz en sus inicios musicales y siempre convivió con diferentes géneros musicales: “tenerlo en casa (por supuesto) ayuda. Que tu familia sean músicas te permite atajos en la formación musical, sobre todo hacia otros géneros. Pero mi madre lo tenía claro: me insistía en que hiciera lo que me diera la gana… pero que antes me sacara la carrera en el conservatorio Iturbi de aquí”.
La pandemia le devolvió de Estados Unidos a España, y en este regreso, también ha montado esta agrupación como una vuelta a sus orígenes: “sin duda, hay momentos de expansión, y otros de volver a aquellos lugares que te han sido agradables. Y mis raíces, la música valenciana, sin duda es uno de esos”.
La siguiente cita del 26 Festival de jazz de València será el viernes, con la Orquesta de València y el pianista Albert Sanz, bajo la dirección de Daniel Abad. Estrenarán la versión sinfónica de “La espuma del mar” del mismo Sanz, que se configura como una colección de canciones muy personales materializadas como cantautor. Jorge Rossy en el vibráfono, Javier Colina en el contrabajo y Borja Barrueta en la batería completan la nómina de artistas de este concierto.