VALÈNCIA. Hay quien distingue ya entre un emprendimiento precovid y otro post. Aunque las ganas de arrancar un negocio propio parece que se mantuvieron inalterables en 2020, a pesar de la crisis sanitaria, social y económica, hay estudios que demuestran un cambio de tendencia en los planteamientos de los nuevos emprendedores. Así se extrae del Informe Global de Emprendimiento de Amway (AGER) 2020 que proporciona en su novena edición las conclusiones sobre el estado del espíritu empresarial a nivel mundial. Los resultados del estudio se basan en una encuesta cuantitativa online realizada por la empresa de estudios de mercado Ipsos Global Ómnibus, con el apoyo académico de la Universidad Complutense de Madrid, realizada a 23.808 personas en 25 países diferentes, incluido España.
Entre las principales variaciones que concluye el estudio, se encuentra el aumento del número de personas que eligen fórmulas de emprendimiento digital. Así, los emprendedores que dijeron decantarse por una tienda online subieron cuatro puntos con respecto a antes de la pandemia. También se incrementa en tres puntos, hasta alcanzar el 25%, la idea de comenzar un negocio bajo el paraguas de la economía colaborativa. Bajan sus expectativas fórmulas como la franquicia o acometer un negocio como freelance autónomo. Bueno, con la excepción de los influencers que algunos lo consideran como una forma de emprender y cuenta con crecientes simpatizantes en España.
Sin embargo, ninguna de estas tendencias expresan luego los emprendedores reales cuando se les pregunta por el supuesto antes y después de la aparición del coronavirus, aunque sí observan cambios. “Mi opinión personal es que va todo mucho más deprisa y que, en un entorno cambiante, tenemos que adaptarnos antes para mantener el nivel de competencia. También creo que ahora hay que ser muy consciente del valor real que aporta tu proyecto. Antes del Covid, esto se había convertido en una especie de feria donde algunos entraban a probar por si acaso. Surgió mucha empresa de concurso y mucha rondera. Ahora no basta con la labia, tienes que demostrar capacidad de ejecución y saber vender a clientes, no solo a inversores”, sostiene Alejandro Ruiz, CEO y fundador de CheckToBuild.
Además de hacer una empresa rentable, a día de hoy es difícil encontrar un emprendedor que no hable de valores corporativos siendo el de la sostenibilidad el que encabeza el ranking. “Cada vez somos más conscientes del daño que hemos hecho al planeta y pensamos que ha llegado la hora de dejar de molestarle”, dice Ana Vasco, fundadora Dabootyecowear, una marca de ropa interior ecológica para hombre y mujer. “Quería montar algo que fuese sostenible, todo hecho en España y superinclusivo”, declara. En consonancia con estos valores, cualquier cuerpo joven le vale como modelo para lucir sus artículos, independientemente de la raza, la orientación sexual y los kilos. “Quiero mostrar los cuerpos como realmente son, no como algunos quieren que sean”.
La misma desinhibición comprometida que muestra Vasco, se repite en numerosas marcas. “Nos gustan sin compromiso, pero cuando hablamos del planeta, es otra cosa. La mayoría estamos creados con ingredientes naturales y ecológicos, con aromas suaves y sutiles”. Así es como presentan en Lubets los lubricantes y geles íntimos que comercializan bajo esta marca creada por Alicia Zurita.
Sin embargo, otras como Irene Fernández, impulsora del proyecto LaBienHecha, entienden que hablar de sostenibilidad ha dejado de tener sentido puesto que es algo que ya se le presupone a cualquier negocio, del tipo que sea. Además, desde su punto de vista, se utiliza de manera sesgada puesto que el concepto de sostenibilidad ha de extenderse también a la corporación y a las personas que trabajan en ella.
En LaBienHecha han desarrollado una marca de bolsos y accesorios de marroquinería que utiliza, como material principal, cuero reciclado. Los diseñan y elaboran de forma artesanal desde un taller de Málaga en el que trabajan 11 mujeres, que entre sus pilares fundamentales está el de empoderar el papel femenino en el emprendimiento y en la vida, en general.
Antes de la pandemia les iba tan bien que lograron abrir una tienda física propia en el centro de Málaga. “Creo que fue la tienda más breve de la historia. Porque abrimos a mediados de enero y tuvimos que cerrarla a mediados de Marzo”. En las circunstancias actuales no se replantean abrirla de nuevo ciñéndose al canal online para proseguir con las ventas.
“El problema ahora es que todos hemos dado el salto al ecommerce a la vez. Da la sensación de que la tarta se ha hecho más pequeña y es más complicado ganar visibilidad y marcar la diferencia sin caer en prácticas poco ortodoxas”. Visto el panorama, Irene Fernández tiene claro cuáles son las bazas actuales para ganar. “Lo primero es tener siempre al cliente en el centro. No digo solo persuadirle y cerrar una venta, sino a lo largo de todo el proceso, en las dudas que la puedan surgir y un servicio postventa. Lo segundo es comunicar de forma honesta y cercana. Las mismas ventajas y servicio que encontraba antes un cliente cuando se desplazaba a una tienda, tenemos que aportarlas ahora desde el canal online. Aunque a algunos pueda parecerle obvio, ese es el reto”.