ALICANTE. Durante una intensa semana, Alicante ha entonado sin parar su himno de Fogueres. El pasodoble de Luis Torregrosa ha sacado la sonrisa, la alegría y el fervor festivo a cada alicantino o visitante que recorría las calles de la ciudad, pero esa música tenía unas connotaciones mucho más emotivas en la noche del 24 de junio, cuando ardían los monumentos. Ha sonado para despedir unas Fogueres que han significado todo un renacimiento. El de una ciudad unida para vivir en la calle su fiesta grande como nunca. Un ciclo en el que se pueden haber batido todos los récords de asistencia y participación, pero que, sobre todo, ha sido un nuevo ejercicio de superación colectiva.
Ese esfuerzo de todos, sostenido a lo largo del último año y culminado en estos días, ha hecho más profunda la emoción al dispararse la traca que, a las doce de la media noche (ni un minuto más ni un minuto menos), hacía arder primero las hogueras oficiales en la plaza del Ayuntamiento y, después, el resto de monumentos. Hasta 180, entre adultos e infantiles, repartidos por cada barrio de la ciudad, que han sido el mayor emblema y la demostración más grande de poderío, sumiendo a Alicante en el fuego durante horas.
La monumental palmera de fuegos artificiales disparada a las doce en punto desde el Castillo de Santa Bárbara, a cargo de la pirotécnica Hermanos Ferrández, anunciaba la ansiada cremà cubriendo el cielo alicantino sobre monte Benacantil con un manto dorado durante unos veinte segundos, para dar rienda suelta al fuego en el primer turno, que se iniciaba justo en ese momento, dando paso después al segundo turno, a la una y media de la madrugada y, por último, al tercero, a partir de las dos y media.
En ese escalafón, las primera en ser pasto de las llamas eran Geoda, de Pedro Espadero, y la infantil, de Sergio Gómez, bajo el lema D’Alacant al món. Las hogueras oficiales se convertían en ceniza ante la atenta mirada y el emocionado llanto de las representantes festeras Belén Mora e Inés Llavador, Belleses del Foc, que veían desde el balcón del Ayuntamiento cómo las llamas ponían fin, también, a los días grandes de su mandato. Un momento en el que estuvieron acompañadas por el alcalde, Luis Barcala, y por Cristina Cutanda, edil de Fiestas, además de otros miembros de la Corporación Municipal.
Tras dar fuego a las hogueras oficiales, la cremà llegó el resto de monumentos en un alarde de coordinación de los cuerpos y fuerzas de seguridad, que han contado con un dispositivo de más de 750 efectivos de Bomberos del SPEIS, Policías Locales de Alicante y voluntarios de la Agrupación de Protección Civil, junto con operarios de jardines, que han participado para que todos transcurra con normalidad. Un equipo reforzado con hasta cinco drones.