VALÈNCIA. Cuando apenas pasaban unas semanas de 2017 en Cultur Plaza ya hablábamos del año de Ana Penyas. La ilustradora valenciana acababa de ganar el Premio Internacional de Novela Gráfica Fnac-Salamandra Graphic, gracias al que ahora ha publicado Estamos todas bien, un relato sobre sus abuelas –Maruja y Herminia- vertebrado por una de sus temáticas más recurrentes: la memoria histórica. Es también sobre este proceso, y de manera más explícita, que publica al mismo tiempo En Transición (Barlin Libros), en el que narra este periodo bajo dos premisas: hacerlo desde el punto de vista de la gente de a pie y conectarlo con un 2017 en el que todavía quedan muchos flecos por resolver. “La Transición es un proceso que no está cerrado”, asevera la autora que, en este caso, completa la obra en negro, blanco, gris y un rojo asociado a la pasión y a las luchas, generando en cada dibujo un clima de incomodidad buscado.
De esta forma, la ilustradora echa la vista atrás en este relato, pero también mostrando eventos como un 15M que resulta más cercano y que es “herencia de esa Transición mal resuelta”. Interesada en las causas y en las profundas consecuencias incluso hace un guiño al proceso catalán, con una última escena dibujada en septiembre en la que (sin hacer spoiler) presentan a una sociedad multicultural, un país bien distinto al reflejado en las primeras escenas, que se ve con la necesidad de dialogar y emprender un proyecto más reposado. “El final fue lo más difícil. Hace dos años teníamos otra sensación, pensábamos que iba a tener un tono más positivo y revolucionario. Después no lo veía así y creo que no soy solo yo, no estaba en sintonía con lo que la gente sentía”. Habla, en realidad, de la revolución calmada, del cambio profundo y, cómo no, de la inevitable decepción por constatar que nada va tan rápido como uno desea.
Junto a Alberto Haller, encargado del guión, han generado el “primer libro que trata de manera ilustrada el período de la Transición Española”, un trabajo que no lo toma solo como un periodo bisagra entre el franquismo y la democracia, sino que quiere plasmar un recorrido mucho más amplio dando cuenta de la transformación de la sociedad, de su entorno y de sus luchas. De esta forma, Ana Penyas se aleja de miradas complacientes y triunfalistas con una colección de quince dibujos en los que exige un Transición real en un país que todavía sigue lidiando con cuentas del pasado. Para muestra, un botón. Este mismo año en València se eliminaron numerosas calles dedicadas a franquistas. Sí, en 2017. “Hemos querido salir de los clichés, destacar esa lucha de base. Parece que la Transición la trajo el Rey”, confiesa la autora.
“En el libro hablamos de la gente normal y corriente, no de figuras políticas, es un tono que se mantiene hasta el final. Hay que aprender de los errores del pasado y no dejar de crear estructuras de base”, explica la autora sobre un libro que, efectivamente, no se centra en las caras conocidas, aunque inevitablemente están presentes en un segundo plano, figuras que van de Arias Navarro, pasando por Salvador Puigantich o Gloria Fuertes. Concebida como una reflexión en torno a los “silencios y los tabúes” de la posguerra, Penyas nada entre lo implícito y lo explícito en un libro que también dedica una sobrecogedora imagen a todos aquellos asesinados durante el franquismo cuyos restos hoy están por identificar en fosas comunes. De hecho, recuerda la autora, España es el segundo país con más fosas comunes detrás de Camboya. “Son datos que uno no tiene en cuenta”.
Capaz de contar lo más crudo a través del dibujo, con En Transición y Estamos todas bien rodando y una hemeroteca que suma trabajos como Los días rojos de la memoria, Ana Penyas sabe que esta es una temática que “siempre va a estar ahí” aunque no como protagonista, sino que poco a poco pasará a ser un telón de fondo. Confiesa en plena promoción de sus dos nuevos libros que, su siguiente paso, es precisamente el de pararse a pensar, a reflexionar sobre cuáles son los siguientes pasos a dar en una trayectoria de momento corta pero que le está reportando muchos frutos. Por lo pronto, está finiquitando el que será su próximo libro, dirigido al público infantil, en el que recupera esos barrios populares tan característicos en su obra con una abuela como protagonista, un trabajo en el que quiere reivindicar la vejez como “un periodo bonito”.
Cada 10 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Prevención del Suicidio