La Cúpula publica la obra íntegra de la detective trans Anarcoma de Nazario Luque
VALÈNCIA. No creo que el arte de la viñeta necesite ser reivindicado a estas alturas, pero cuando llega a mis manos la edición integral de Anarcoma tengo la sensación de que me encuentro ante una preciada obra de arte. No hace falta que venga el MOMA a decírmelo, no necesito que perteneciera a la Factoría de Warhol en Nueva York, ni que se hayan pagado millones por sus originales en Christie´s. Es la expresión de un talento exuberante. Y sabemos de dónde salió, de la España de hace cuarenta años, lo que supone un mérito añadido. Porque, aunque en aquellos años entrasen las vanguardias a saco en el país, seguía haciendo falta valor para significarse y tomar caminos al margen del modelo de buen ciudadano esculpido por el franquismo sociológico. Nazario tuvo el valor de ser él mismo y las generaciones que llegamos detrás y le leímos, a él y a los nuevos dibujantes que le leyeron, sin duda fuimos mejores personas que de no haberlo hecho.
Recuerdo que cuando leí esta obra en los primeros números del Víbora -muchos años después de que salieran- me llamaba la atención que en algunas de las cartas que se enviaban a la revista se elogiaran los dibujos de Nazario y las aventuras de su personaje, pero que alguna vez le rogasen si no podía dibujar alguna mujer, que solo había pollas. Llamo a Nazario, que se encuentra en Madrid en plenas fiestas del Orgullo Gay, se lo recuerdo y sentencia entre risas: "Nunca son demasiadas las pollas".
Es una cuestión de percepción, dice, "para el que no le gusten las pollas, tres serán demasiadas, pero para el que le gustan, nunca son bastantes". Las aventuras de esta detective trans retrataban la Barcelona de la época, una ciudad, la de aquel tiempo, que ya no existe. Ella era una femme fatale bien dotada cuyas investigaciones avanzaban a golpe de polvazos entre personajes y tramas delirantes. Una explosión de imaginación en un entorno realista.
El autor, me cuenta, nunca quiso escandalizar a nadie con estos guiones: "Yo he hecho lo que me ha gustado, si ha sido polémico, si hay gente que se ha escandalizado, otros se han hecho pajas. Mi intención nunca fue que lo prohibieran, como pasó en Estados Unidos, que solo se podía vender en sex shops, yo nunca quise que se considerase un peligro o se prohibiera su venta. Solo he hecho lo que me gustaba, aunque sí que pudiera estar un poco más avanzado, para romper la censura y los moldes, y eso es normal que provoque. Al final, creo que logré crear una mentalidad que veía lo que yo hacía como algo normal entre comillas".
Su trayectoria fue reconocida al cabo de los años con la medalla de las Bellas Artes del Ministerio de Cultura. En una entrevista en Jot Down el dibujante comentó que lo que en realidad reconocían era su lucha por la normalización de la homosexualidad, no su talento como dibujante. No obstante, pasando las páginas de aquellos Víboras, si te sumerges en el espíritu de los tiempos, de sus trayectorias, de quiénes eran y qué hacían, lo sorprendente es que fuese a llegar un año en el que las instituciones les reconocerían algo, lo que fuera.
Nazario piensa igual: "Ha habido una evolución a todos los niveles, una aceptación, normalización, la celebración en Madrid del World Pride en Madrid es la prueba. Pero la verdad es que todo esto entonces era inimaginable. Tampoco me imaginaba yo que me iba a casar, que estaría treinta y tres años con la misma persona. Incluso el éxito de Anarcoma tampoco lo podías esperar. En aquel tiempo lo veíamos, que se convirtió en la heroína de la revista y tuvo bastante éxito entre los lectores, pero no como para que se publicase esta edición íntegra y que se tradujera a seis y ocho idiomas".
Algo que también se reivindica cada vez más es la Andalucía de la que provenía Nazario, la Andalucía de las bases de Estados Unidos. Una generación de músicos de blues debe su vocación a las radios de los militares americanos, a los discos que traían y a su influencia. Las bases fueron muy importantes en ese aspecto pese a que, políticamente, tenían una vertiente ciertamente inmoral.
Para Nazario aquel ambiente también tuvo algo de emancipador e iniciático, recuerda: "La música que se oía en Sevilla era de la última generación porque la proporcionaban los americanos de la base. Cuando el resto de España no sabía quién era Led Zeppelin y los grupos californianos, allí ya se conocían. Ravi Shankar, los americanos con los que me relacioné allí, que tocaban la guitarra con Diego del Gastor, sabían quién era. Eran jipis aunque ellos no lo admitían. Tomaban ácido, pero yo ya fumaba porros por aquel entonces, eh. Tenía 17 años cuando me lo vendían los legionarios".
Llegado a Barcelona, la ciudad más libre de España por aquel entonces, pudo llevar a sus tebeos los ambientes homosexuales a los que no tenía acceso un heterosexual. Aparecían por ahí Ocaña, sus amigos, paquetes de Ducados... Si hay algo realmente interesante en Anarcoma es cómo la atmósfera del cine negro americano, que tanto había influido en España, se trasladaba al ambiente real de aquella Barcelona. También había guiños a la Barbarella. Anarcoma también tenía, como el personaje de Jean-Claude Forest, un robot que le daba placer sexual. En este caso, un tipo calvo y barbudo, fuerte y dotado espectacularmente.
Aunque estas historietas rezumasen humor y transgresión, la influencia primigenia de Nazario como dibujante eran los tebeos del Guerrero del Antifaz y los de aventuras y no los de humor tipo el TBO. Aunque también mostró pronto interés por los de princesas: "Mi madre ya me regañaba con solo verme leer el Guerrero del Antifaz. Pulgarcito y esos nunca me gustaron, tampoco Pedro Alcázar y Pedrín, era más de Aventuras del FBI, las aventuras y los guerreros. Pero una vez le insistí a un amigo que su hermana tenia tebeos de Azucena, Florita y estas para que me los prestara, pero cuando los vio mi madre los quemó. Tuve una bronca con la hermana increíble. Imagina a mi madre, en aquella época, me compré un polo rojo y me lo tiñó de negro porque no le parecía bien que fuese tan de rojo por la calle..."
En cuanto a tebeos de madurez, Nazario menciona la influencia máxima de Will Eisner: "Un gran dibujante y un gran guionista, su The Spirit es fantástica. Contrato con Dios es una maravilla de libro. Tiene un estilo que en música sería Beethoven y en escritura, Cervantes. Y a mí que me gusta mucho el cine encuentro en sus viñetas mucho de Orson Welles, en esos planos picados y contrapicados..."
Con esa influencia cinematográfica, los pies en el suelo de la Barcelona que habitaba y la imaginación ida de madre con la creación de personajes como el mencionado robot -hoy día se definiría como un bear ibérico- el profesor Onliyú, el verdaderamente glorioso Conde Negro y sus caballeros de la Orden de San Reprimonio o Metamorfosina y sus Pirañas Muertas, Anarcoma es algo sencillamente único. Nunca se podrá repetir y por eso, volvemos al principio, es una expresión artística de primera entidad que, por supuesto, merecía esta edición integral con papel de lujo.