VALÈNCIA. Quizás una de las peores cosas que le pueden pasar a una periodista es olvidarse de la grabadora en esta época en la que ya nadie escribe en papel, y si lo hace, dificilmente tendrá la suficiente velocidad como para captar la totalidad de la conversación con una de las personas que mejor preguntan en el periodismo de este país: Anatxu Zabalbeascoa. "A mí me pasó una vez. Estaba en Nueva York y fui a entrevistar a Paul Auster. Me dejé la grabadora, creo que fue porque me encantaba como escritor y me puse nerviosa. Me gasté más en la nueva grabadora y en el taxi que cogí para ir y volver de la tienda que lo que gané haciendo la entrevista".
La escritora y periodista barcelonesa presentó la semana pasada en el marco del Street Festival, una de las actividades principales del World Design Capital Valencia, Gente que cuenta, editado por Círculo de Tiza, un recopilatorio de algunas de las entrevistas que ha realizado a lo largo de su carrera para El País Semanal. El hilo de sutura que une a los personajes que aparecen es la brillantez de sus trayectorias en distintos campos: literatura, música, diseño o deporte. Una galería de vidas a las que Zabalbeascoa ha penetrado a través de usar la pregunta como un bisturí de precisión.
"Eva Serrano, la editora de Círculo de Tiza, publica textos de periodismo porque cree que tienen una energía que otros ámbitos de la literatura no recogen. Al principio le dije que no, porque no le veía ningún sentido, luego le estuve dándole vueltas. La gente de mi entorno me animó a hacerlo porque consideraban que juntas, las entrevistas se leían distintas. Entonces decidí contar lo que no entra en las normalmente. En El País, en el libro de estilo, pone una cosa que yo llevo escrita a fuego: que es que las dificultades del periodista para acceder a la información no forman parte de la información. Eso me dio para hacer una coda en la que explico la situación real en la que me encuentro cuando voy a entrevistar. Elemento que no es que no sean reales, pero no son relevantes para la información. Estas entrevistas también me han dado una oportunidad para revisar mi vida, esa ha sido la consecuencia del libro".
Conversaciones con Delphine de Vigan en su casa inundada de luz, jamón y cerveza con María Jiménez, entrevistas a Patricia Urquiola, Milton Glaser, Isabel Coixet, Jacobo Siruela, Patti Smith… personas que se abrieron ante las preguntas minuciosas de la periodista. "Toda tu vida afecta. Si tú tienes problemas con tu pareja, si tu madre está enferma, cualquier cosa te afecta. Todo cambia y altera la entrevista y la manera de mirar y preguntar. Siempre me han interesado mucho las biografías, me parece una ventana a un mundo que te da pistas para tu propia vida. Gente que cambia de vida y de idea, que cambiar es es posible. Hay entrevistas que son capaces de resumir una vida".
"Hago una preparación muy específica antes de abordar las entrevistas porque no es sólo es retratar una trayectoria solo profesional, también es vital. Las preparo de una manera muy concienzuda. Accedo a toda la información que puedo. Intento no repetir ni las mismas personas entrevistadas, ni las preguntas que se les hacen a las que sí lo han sido. En ese sentido había muchas mujeres interesantes por entrevistar. Mucha gente se las está perdiendo".
Con la plaza del Ayuntamiento como telón de fondo, Anatxu reflexiona sobre el estado del periodismo y la necesidad de que este sea bien pagado y valorado. "Le dedico mucho tiempo. Son entrevistas que no salen son rentables, para mí son como una escuela. Me las puedo permitir por la edad que tengo, y porque tengo otras fuentes de ingresos como periodista. La información vale mucho. Requiere medios, y si no se paga no se puede comprar el billete de avión para viajar hasta donde vive la persona. En ese tipo de entrevistas, el tiempo que te dedica es completamente distinto".
Anatxu Zabalbeascoa practica la pregunta / respuesta. Un estilo de entrevista limpio y escueto que se corresponde con el tipo de periodismo que le motiva. "Me interesan los periodistas que miran de otra manera, que van a los lugares y no repiten fórmulas, que hacen preguntas que no son las de siempre, te descubren mundos y se fijan en otro tipo de personas, me interesa por supuesto lo bien escrito, que se comunica mejor. Me parece que es una cuestión de tiempo y dedicación al lector, mi gusto personal es que no sobren palabras y se vaya directo. Me gusta el lenguaje limpio, no necesito que me convenzan con florituras, sino con argumentos. Aunque no hay una fórmula mejor que otra, hay que saber dónde eres tú mejor".
Todas las entrevistas de Gente que cuenta fueron especiales para Zabalbeascoa. "Algunas por la dificultad, otras por el momento del encuentro que se producen con el otro ser humano cuando se da cuenta que quieres hacer tu trabajo con el más alto nivel. Ahí te dan, hay un acto de generosidad, casi de humanidad. Por ejemplo, la entrevista de María Jiménez fue descubrir el ser humano que había intuido, una fuerza de la naturaleza, y como muchísimas personas fuertes, es una persona muy vulnerable". En dicha entrevista, la cantante entrega, primero a la periodista, luego a los lectores, fragmentos de vida como “Yo no me quejo nunca. ¿Para qué? Aguanto el dolor y luego lo saco. Canto mis dolores y me quedo nueva. La clave para superar las penas es tirárselas a la espalda”.
“Muchas veces te vas con la sensación de que podrías haber hecho algo más. Siempre se puede hacer más. Pero a veces pecas de autoexigente, porque tienes de sobra. Y tienes que elegir el material. En una entrevista de dos horas no todo es oro, no todo cabe”.
El audio de esta entrevista cupo en la memoria del móvil de Anatxu.
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