La dirigente popular, de visita en Valencia por la campaña del 26J, defiende la posición de mano tendida de Rajoy hacia los socialistas: "El PSOE debe decidir si quiere un gobierno estable o ser comparsa del populismo"
VALENCIA. Este sábado se cumplirá un año de los cambios acometidos por Mariano Rajoy en la cúpula del Partido Popular que conllevaron el nombramiento en la dirección de varios jóvenes con proyección dentro de la organización política.
Andrea Levy (Barcelona, 1984), junto a otros como Pablo Casado y Javier Maroto, fue una de las elegidas para renovar la imagen y el discurso del partido, a la búsqueda de dotar de un espíritu fresco y combativo a la formación popular en la recta final de la legislatura. Así, la también diputada en el Parlament de Catalunya, pasaba a ocupar la Vicesecretaría General de Estudios y Programas, un área que precisamente ostentó el valenciano Esteban González Pons hasta que tomó el camino hacia Bruselas.
Diplomada en Relaciones Internacionales y Protocolo y Licenciada en Derecho, ejerció en el prestigioso despacho Uría Menéndez hasta que en 2013 pasó a dedicarse de lleno a la política. Sus colaboraciones en diferentes medios de comunicación así como las frecuentes apariciones televisivas, han convertido a Levy en uno de los estiletes del PP de Mariano Rajoy.
-Todos los partidos ahora parecen tristes por no haber podido llegar a un acuerdo y que debamos volver a las urnas. ¿Cómo se puede compensar a los ciudadanos por esta repetición de las elecciones?
-Yo comparto esa sensación de desazón y perplejidad. Pero es mi deber trasladar que había una posibilidad el mismo 21 de diciembre que propuso Mariano Rajoy que realmente implicaba un cambio y muy generoso en la política española. Que dos grandes partidos como PP y PSOE se pusieran de acuerdo en un programa a favor de España y de los españoles. Pero no pudo ser porque imperaron las líneas rojas.
-Algunos medios señalan que hay dirigentes socialistas que están dispuestos ahora a ceder a un acuerdo similar. ¿Percibe esta posibilidad?
-Podemos ya se ha hecho con su primer objetivo que era Izquierda Unida y ahora su pretensión es absorber al PSOE. Hay una reconfiguración en el mapa de la izquierda que apunta a un liderazgo de Podemos. Es decir, la izquierda se radicaliza, se convierte en más extrema en nuestro país y el PSOE puede quedar muy tocado. Veremos cuál es su papel a partir del 26J.
-¿Entonces cree que ese acuerdo entre PP y PSOE es factible?
-España necesita lo que tradicionalmente había sido el PSOE. Un partido de centro izquierda que tenga como prioridad los intereses generales de nuestro país y ese es el camino que, según yo lo veo, debe recorrer más allá de los propios intereses de liderazgos personales como el de Pedro Sánchez.
-Pero, ¿piensan en un gobierno de coalición o de apoyos parlamentarios?
-En estos momentos salimos como alternativa al bloque de la izquierda y al extremismo. Ahí solo hay un voto útil, que es al Partido Popular. Deberá decidir el PSOE si es comparsa del populismo y del extremismo o si quiere que haya en España un gobierno estable, centrado y moderado apoyando al PP.
-A Rajoy se le ha acusado de inmovilismo en todo este proceso. ¿Se atreve a hacer algo de autocrítica?
-Me hace gracia eso de inmovilista cuando al mismo tiempo nos acusan de hacer demasiadas reformas según ellos a peor para el país. Rajoy lo que hizo fue ser sincero y responsable. Dijo que había un acuerdo posible y lo mantuvo del primer al último día. En ningún momento engañamos haciendo teatro ni fingiendo ver posibilidades que no existían que es lo que hizo Pedro Sánchez. Y eso vamos a seguir haciendo.
-Si hubiera un acuerdo con el PSOE, ¿cómo podría influir esto en la situación de Cataluña?
-Creo que nada fortalecería más nuestra democracia y nuestro proyecto de España que el acuerdo entre formaciones políticas como PP, PSOE y Ciudadanos. No obstante, la posición socialista en Cataluña es muy diferente a la que vemos en el resto de España. Allí el PSC va hacia un camino desconocido: se manifiesta al lado de los partidos independentistas contra las decisiones del TC que aseguran la igualdad de todos los españoles, se alía también con los independentistas en municipios, no vinieron a la reunión que convocamos con las víctimas del terrorismo cuando la CUP invitó a Arnaldo Otegi al Parlament... Son posiciones que nos desconciertan y nos gustaría saber si el referéndum independentista sería un precio a pagar si pactan con Podemos.
-Volviendo a la Comunitat Valenciana, buena parte de la sociedad civil se siente estafada porque en toda la legislatura no se haya abordado, como era correspondiente por plazos, la revisión del sistema de financiación. Rajoy lo ha prometido, pero la situación es insostenible aquí y este retraso está penalizando gravemente no solo nuestro desarrollo sino la propia supervivencia de los servicios básicos. ¿Esto en Madrid se entiende?
-En todas las CCAA a las que estoy acudiendo es un asunto fundamental. Lo cierto es que cuando tenía que revisarse el sistema nos encontramos con una caída de la recaudación de 70.000 millones de euros que hacía imposible reformar el modelo básicamente porque no había nada que repartir. Estamos de acuerdo con que debe abordarse esta revisión porque los servicios públicos deben estar financiados de forma eficiente y para ello contamos además con el aprendizaje vivido estos años.
-El sistema se ha retrasado con el argumento de que no había dinero. Ahora bien, y aunque se quejen todas las CCAA, el propio ministerio, Airef o multitud de estudios, señalan que la Comunitat Valenciana y Murcia son las peor financiadas desde 2009. Eso ha generado una necesidad de endeudamiento que se va acumulando, aunque ha habido medidas como el interés 0% desde 2015 que ha supuesto un alivio. La pregunta va dirigida, al hilo de lo que comentábamos de Cataluña, a que existen voces que apuntan a que debe arreglarse primero el problema allí vía reforma constitucional antes de abordar la financiación, con lo que podría retrasarse aún más la reforma del sistema. ¿Puede garantizar que eso no será así?
-La demanda de los partidos independentistas no se arregla con una reforma de la Constitución. Creo se abordará la cuestión de financiación cuanto antes porque los ciudadanos deben tener los servicios públicos bien cubiertos. Afrontar una reforma constitucional sin un consenso de inicio ni en el objetivo final es imposible y yo no veo que exista entre las distintas fuerzas políticas.
-¿Entonces no ve que pueda haber una reforma constitucional en la próxima legislatura?
-Nosotros no nos negamos a dialogar. Pero a la que abras ese debate las reivindicaciones de los distintos partidos serán múltiples y diversas... y como digo, no creo que exista una base de consenso, por lo que veo más útil dedicar el tiempo a resolver problemas más abordables como la reforma de la financiación donde además puede haber consenso. Por eso estoy convencida de que se va afrontar esto de inmediato.
-Algunos sondeos sitúan a A la Valenciana muy cerca del PP para estas elecciones generales. Desde Madrid, ¿no teméis que pueda estar iniciándose un cambio en la sociedad valenciana que, a largo plazo, conlleve una hegemonía si no nacionalista, sí de carácter transversal y valencianista que mande a un segundo plano al PP y también al PSOE?
-Lo que veo, haciendo paralelismo con Cataluña, es que en las etapas más difíciles como han sido las de los últimos años, determinados partidos utilizan la situación optando, en ese caso, por evolucionar del nacionalismo al independentismo. En cada lugar estos sentimientos, que puedes compartir en determinado momento de indignación o desaliento por la mala situación existente, aquí se manifiesta de otra manera porque no había un nacionalismo tan fuerte y se ha expresado quizá en un sentimiento más de izquierda, por decirlo de alguna manera. Los resultados a menudo vienen a ser los mismos al final: ahora tenemos en Cataluña a Convergència sustentada por la CUP que no le aprueba los presupuestos y tenemos una cuestión de confianza en septiembre. Como ocurrió en 2012 y Artur Mas convocó elecciones. Por eso digo que estos años se ha utilizado un discurso para enfrentar las dificultades en el que se ha prometido un escenario mejor sustentado en realidades muy etéreas cuando no directamente fantasías. En el caso del independentismo la culpa siempre se dirige al otro, y aquí se manifiesta con un tipo de populismo que en cierta medida es una izquierda parecida a nuestro independentismo. Recorta libertades, por ejemplo en Educación con lo que está pasando con la concertada, o cierto sectarismo ideológico o revanchismo en los símbolos... en definitiva, alentar las pasiones frente a lo que debería ser la gestión.
-Hablando del PP, como miembro de la dirección que entró hace un año, ¿qué tipo de aperturismo cree que necesita el partido? ¿Primarias, por ejemplo?
-El PP, por su dimensión e historia, es un partido que siempre ha acompasado la regeneración por adición. Es decir, un núcleo de experiencia al que se van sumando nuevas personas para producir esa combinación de generaciones. En el PSOE, con Pedro Sánchez, se vio una renovación de todo el equipo y eso no ha implicado una mejoría como partido. La renovación de personas sin que se produzca también lo mismo en el proyecto político tiene un tiempo de vida muy corto. Pasas de moda como persona, que es lo que le ha pasado a Sánchez. En el próximo congreso del PP deberá haber renovación por adición pero lo más importante es que fortalezcamos nuestro proyecto político, sobre todo en el terreno de los jóvenes, porque no debemos permitir que el discurso de extrema de izquierda de Podemos capitalice a los jóvenes.
-Cuando se produjo la polémica con Rita Barberá sobre el caso de presunto blanqueo, una cuestión todavía no resuelta, los jóvenes de la dirección del PP como Pablo Casado, Javier Maroto o usted misma tuvieron un discurso más exigente sobre las explicaciones que debía dar la exalcaldesa de Valencia frente a la mayor moderación de los más veteranos. ¿Cómo fue?
-Bueno yo aquí destaco al PPCV y la dirección de Isabel Bonig que está teniendo una posición firme en esta cuestión. Nosotros tenemos un nivel de presencia mediática tanto Maroto como Pablo y yo misma que nos hace ser la cara visible sobre estas cuestiones. Lo que pienso es que hay que ser absolutamente contundentes contra los casos de corrupción y sobre todo contra aquellas personas que utilizan las siglas para su propio beneficio. También es cierto, por otra parte, que hay que atenerse a que los procedimientos judiciales se lleven por los trámites que tocan.
-La sensación que daba es que incomodaba que Rita Barberá estuviera en el Senado pero luego fue incluida en la Diputación Permanente, lo que hizo entender que el partido la apoyaba por completo.
-Barberá ya estaba antes en la Diputación Permanente.
-¿Han tenido dudas en incluir de nuevo a Gerardo Camps en la candidatura por Alicante al Congreso?
-Tengo que confesar que el tema de listas lo lleva el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maíllo, y yo he estado muy centrada en mi área y no he estado en estas cuestiones tan concretas.
-Isabel Bonig va a cumplir un año al frente del PPCV. Desde aquí se dice que la comunicación con la dirección nacional es muy buena: es algo que se suele decir, también en la etapa anterior se comentaba y no era demasiado cierto. ¿Qué grado de compromiso hay para que Bonig sea una líder de futuro en la Comunitat? ¿Se la va a apoyar en cuestiones como la operación sobre los concejales de Valencia que se encuentran investigados?
-Hay mucho compromiso en apoyar a Isabel y acompañarla en ese fortalecimiento de su estructura, así como hacer que las direcciones territoriales se sientan lo más libres posible para la toma de decisiones. También es cierto que los nuevos vicesecretarios que entramos somos, o al menos lo intentamos, ser lo más accesibles que podemos tanto como para los compañeros del resto de España como para los medios de comunicación.
-¿Personalmente cree que España estaba mejor sin Podemos y sin Ciudadanos?
-Creo que han aportado frescura al panorama político y todos hemos tenido que cambiar cosas. Es una cosa positiva que podemos destacar. Por otro lado, me preocupa un poco la evolución hacia la frivolización sobre todo en el Congreso de los Diputados donde he visto maneras de actuar a mi modo de ver un poco de espectáculo televisivo y no creo que ese sea el rigor que merecen nuestras instituciones. Ahora bien, es cierto que ir a un panorama de inestabilidad permanente no es positivo así que espero que las aritméticas parlamentarias lo impidan. Además, me preocupa que Podemos se instale como referente de la izquierda por encima del PSOE.
-Los resultados de las elecciones, además de los problemas numéricos para llegar a un acuerdo, apuntan a dejar una España con unas complicaciones territoriales importantes. Es decir, Podemos y sus confluencias pueden ser las más votadas en Cataluña, País Vasco y quizá Comunitat Valenciana, el PSOE aspira a retener su bastión en Andalucía, el PP será posiblemente el más apoyado en el interior... ¿Cómo puede afectar esto a la marcha del país?
-No podemos desvincular el escenario electoral con la situación económica, social e institucional que ha atravesado nuestro país en los últimos años. A una mayor recuperación y estabilidad en estos ámbitos, los mensajes no podrán tener ese grado de inyección pasional y populista que son la clave de esta situación. De hecho, en Podemos ya han pasado de ser comunistas a vestirse de socialdemócratas: eso no es casual, es porque se acercan a posiciones de gobierno y es sabido que los extremos no suelen dar mayorías. Podemos no se puede identificar exactamente lo que es porque es un conglomerado de muchas cosas. Por eso me preocupa lo que pueda pasar con el PSOE, porque lo más importante es que haya un gobierno con experiencia y no un experimento en el gobierno.