MADRID. (EFE) El presidente madrileño, Ángel Garrido, ha reconocido estar "sorprendido, pero sobre todo indignado" tras conocerse el pasado martes la detención del expresidente valenciano Eduardo Zaplana, y ha exigido que si se demuestra que ha cometido los delitos de los que se le acusa "que vaya a la cárcel, que devuelva lo robado y que pague por ello".
En declaraciones en Antena 3, Garrido se ha referido a Zaplana, quien fue detenido por la Guardia Civil acusado de delitos de cohecho, blanqueo de capitales, malversación y prevaricación.
"Si se le ha detenido es porque habrá pruebas bastante concluyentes", ha opinado Garrido, quien ha lamentado "este tipo de comportamientos de muy pocos" que, sin embargo, "perjudican a todo el PP y a todos los políticos" en general.
Ha dicho entender que los ciudadanos estén "absolutamente hartos", porque aunque se trate de casos de corrupción "de hace mucho tiempo", la "sensación" que se transmite es que "permanentemente" hay casos así y eso "hace un daño terrible".
Garrido ha dicho que le parece "increíble" que un político pueda enriquecerse con esas "sorprendentes cantidades", -"no sé qué tipo de moral tienen este tipo de personas que comenten estos actos", ha añadido-, ha asegurado que a él, como a muchas personas que trabajan en política, "jamás" se le ha acercado nadie para ofrecerle ninguna práctica delictiva, "quizá porque saben que no tienen posibilidad" de tentarles.
Ha reconocido que hay que luchar contra la corrupción y que dentro del PP y de la Comunidad de Madrid ha habido "problemas muy importantes con algunas personas" que han puesto al partido en una situación de "desazón".
Como ejemplo ha citado el caso Lezo, y ha asegurado que él mismo firmó el informe que la Comunidad de Madrid elevó a la Fiscalía para que se investigaran las posibles irregularidades en el Canal de Isabel II. "No nos ha temblado el pulso para actuar, aunque fueran excompañeros nuestros. Hay que actuar fuera quien fuera".
En este sentido, ha dicho no temer que por rebuscar en el pasado vaya a ser víctima de "fuego amigo". "Ese fuego nunca es amigo, es enemigo", ha dicho, antes de garantizar que siempre que vea "algo sospechoso de ser delictivo" lo va a denunciar.
Por su parte, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha opinado este miércoles que, en las próximas elecciones generales, el PP necesita "imperiosamente" pasar a la oposición para regenerarse: "Es necesario que el PP renueve sus liderazgos y se deshaga de toda la toxicidad que tiene en muchísimos de sus pisos", ha dicho.
Sánchez, que ha asegurado en Telecinco que le "sorprendió" la detención del pasado martes del exministro Eduardo Zaplana, ha opinado que ésta es un "suma y sigue" en la "historia interminable" y la "novela negra" de la corrupción en el PP y que España está asistiendo al "hundimiento del PP vinculado con la figura de José María Aznar, de la cual el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no es ajeno".
Ha sostenido también que "no son iguales" los casos de corrupción del PP que los del PSOE, ya que su partido no tiene "ningún ministro detenido con más de 10 millones de euros en paraísos fiscales".
El coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maíllo, considera que el exministro y expresidente de la Generalitat valenciana Eduardo Zaplana "pertenece al pasado", una época en la que ha recordado que hubo otros presidentes autonómicos con casos pendientes como Manuel Chaves y José Antonio Griñán.
Martínez-Maíllo, en declaraciones a los periodistas en los pasillos del Congreso, ha subrayado que lo ocurrido con Zaplana es lo suficientemente grave como para que el PP tomara el martes una decisión "tan drástica y en tiempo récord" como fue suspenderle de militancia. "Zaplana pertenece al pasado, un pasado de hace más de diez años y por el que tiene que responder individualmente", ha añadido el dirigente del PP.
Ha recordado que en la etapa de Zaplana al frente de la Generalitat valenciana hubo otros presidentes autonómicos como Manuel Chaves y José Antonio Griñán, además de otros del Partido Popular, con actuaciones que les han llevado a estar sentados en el banquillo de los acusados. "Las cosas se hacen de otra manera. Esas conductas tienen que ser sancionadas aunque sea diez, catorce o dieciséis años después. La Justicia siempre llega y no hay impunidad", ha añadido.