EL CUDOLET / OPINIÓN

Ángel Villena, otro pibe inmortal

15/09/2018 - 

A Villena le apodaban “el rápido”. Caricaturizaba un personaje en un abrir y cerrar de ojos. Desde muy joven, el fútbol y las Fallas estuvieron muy presentes en su carrera artística. Nacido en 1931 en la ciudad de València, se inició en el apasionante mundo del dibujo retratando todo lo que veía a su alrededor, tan sólo le hacía falta un lápiz y un papel. Su imaginación era desbordante. Las caricaturas de Villena fueron evolucionando con el paso de los años aderezadas de buen humor. En sus viñetas apostaba por el volumen, por la creación de múltiples personajes y punzante a la hora de escribir sus bocadillos.

A los veinte años de edad hace llegar sus primeras ilustraciones a un público voraz lector de revistas y diarios. Casado y padre de tres hijos, no sólo vivió de sus ilustraciones, trabajó como empleado de banca. Le daba tiempo a todo. Le robaba horas al sueño. Era veloz y eléctrico. Hubiera encajado muy bien en Mestalla como jugador de banda. Supo combinar su profesión laboral con sus aportaciones al mundo del arte de la caricatura, del chiste y del humor. Nueve años después firmó un acuerdo de colaboración con El Mercantil Valenciano. El ingenio y gracia de sus dibujos le hizo entrar en el olimpo de los mejores caricaturistas de la ciudad formando parte del club del buen humor valenciano. En el período del 1959 al 62, en tan sólo tres años, rubricó más de seiscientos dibujos, un récord sonado para la época, además de situarse al frente de la dirección de un estudio de publicidad. Villena entraba por la puerta grande en el universo fallero colaborando con múltiples artistas o fallas, en bocetos y llibrets, consiguiendo un sillón en la Junta Central Fallera. En 1965 le otorgan el I premio de la Olimpiada del Humor. Villena era un hombre de oficio y tenía un seguro sentido de la belleza. Era un asceta del chiste. La sátira era un ingrediente más de sus guisados. Dominaba a la perfección en clave de humor las costumbres valencianas.

En 1968 da el asalto definitivo y arranca su expansión nacional colaborando en diversas revistas especializadas y periódicos de nuestro país. Motor Mundial, Tiradores, Ideas Técnicas entre otras. Los diarios, que recogen su monumental arte y fino humor son muchos, Pueblo, Alcázar, Dígame, As en otros. Villena destaca por ser colaborador de la mejor revista del momento de prensa satírica, La Codorniz. No abandona sus raíces, colabora con el diario Las Provincias y participa en tertulias radiofónicas de Radio Valencia. Su currículum es tan extenso como sus caricaturas. Abandera un estilo vanguardista en el dibujo con sus peculiares “metamorfosis “. La época se rendía a las revistas orales y Villena apadrina más de cuarenta Caricatuloquios, conferencias que giraban en torno al humor, al chiste y a la viñeta. Alcanzada su madurez profesional, las condecoraciones no pararon de llegar, otorgándole merecidos y reconocidos premios en la semana del Humor de Guitiriz, en el Salón de Humor de Elda, y alcanzando la Antorcha de oro en la Olimpiada Internacional del Humor entre otros.  

 Villena destacó por el seguimiento de la liga del 70-71, (modernamente bautizada por valencianismo literario como la del gol de Forment), en la cual el Valencia CF se proclamó campeón, con magnos dibujos que no eran viñetas, sino bocetos de fallas, con un personaje central rodeado de escenas satíricas al son de sabrosos bocadillos que tanto hacían reír al lector, Gran final del campeonato con fallos en el silbato o El Valencia campeón, hay que ver que alegrón, que lo ha merecido este año la inigualable afición. Siempre nos quedará en la memoria la imagen de ese jugador del Valencia con pañuelo al cuello que le caracterizaba por ser un personaje forjado en las costumbres y raíces valencianas. En 1972, en un certamen organizado en la ciudad Sevilla, alcanzó en tan sólo cuatro horas el record mundial de caricaturas sobrepasando las cuatrocientas, por ello se hizo valedor del apodo de El Rápido.

Villena era un hombre culto e ilustrado en su profesión, su bibliografía nos deja un importante legado recogido en dos de sus libros, Doscientos chistes y una caricatura de la editorial Prometeo, o Caricaturas con Ángel, por Villena. Sus límites no tenían fronteras y participa en festivales de humor en Frankfurt, París y Milán. Algunos de los más grandes ilustradores del humor nacional escribieron sobre él, Villena, "uno de los pocos hombres que sabe reír, y además, sabe de lo que se ríe… fabricante de sonrisas al por mayor…gran embajador de humor nacional de Valencia", además de unirle gran amistad con Forges, otro maestro del humor nacional, que le dedicó estas palabras: "Mi amigo y maestro Villena, El RÁPIDO".

Villena fallecía en 1976 en un fatídico accidente de tráfico. Años después la ciudad de València reconocería su labor profesional y le rendiría homenaje adjudicándole una placa en su callejero. Memorias de ciudad. Coincidencias de la vida, una de las fachadas del futuro Pabellón donde jugará el Valencia Basket recaerá a su calle. Villena es leyenda como otros tantos ilustres ciudadanos que nos dejaron en la plenitud de la vida como Nino Bravo, Vicente Peris (le falló el corazón), Walter, etc. Villena es otro pibe inmortal. Se lo debemos.

Artículo en colaboración con Merchina Peris.

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