Anna Boghiguian a través del espejo  

VALÈNCIA. A veces, inesperadamente, el presente se encuentra con el pasado. Este el título que aglutina la obra de Anna Boghiguian (El Cairo, 1946) en el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), una exposición que llega en el momento indicado, en pleno shock europeo ante la invasión a Ucrania. El presente se abrió hueco en la presentación de la muestra, a través de la condena del conflicto tanto por parte de la artista como de la directora del museo, Nuria Enguita, una fotografía del 2022 que, aunque de manera no explícita, podría formar parte de la narrativa que plantea la artista en el proyecto. "Es una situación terriblemente injusta e inhumana, pero el mundo no es un lugar justo, no impera la justicia", recalcó la creadora, quien insistió en que "sin el pasado no se puede entender el presente”. 

Boghiguian presenta en València, en la que es su primera exposición en España, un proyecto que parte de obras recientes –creadas entre 2015 y la actualidad- aunque miran un poco más lejos, un viaje al pasado que sirve de espejo de la actualidad, un reflejo que pasa por Ucrania, sí, aunque no solo. “Esta exposición habla de Europa y de sus relaciones, habla de la Europa de los siglos XIX y XX, esa que nos vuelve continuamente”, subrayó Enguita. La exposición, realizada en colaboración con el Museum für Gegenwartskunst de Siegen, reúne dibujos, pinturas, collages, escritos e instalaciones a través de las que Boghiguian muestra las consecuencias de conflictos bélicos y de determinados acontecimientos históricos, pero también pasa por la emergencia medioambiental, un recorrido que busca confrontar al espectador con la incertidumbre que nos rodea. 

El viaje comienza con un proyecto bien reciente, la serie de dibujos Del palacio a la zanja, en la que aborda la historia del Canal de Suez, cuales fueron los intereses europeos en un construcción y quiénes fueron los protagonistas de su posterior explotación, un Canal que volvió a primera plana cuando, en marzo de 2021, quedó bloqueado por el portacontenedores Ever Given. Frente a esta serie se encuentra la obra Egos y espejos, compuesta por recortes de papel de gran formato y dedicada al periodo de la conocida como ‘gripe española’ y su influencia en la política mundial alrededor de la Conferencia de Paz de París de 1919, en la que se aprobaron las sanciones impuestas al Reich alemán.

La exposición de Boghiguian funciona, a través de la poesía visual, como un perverso y necesario espejo con el presente, aunque nunca de manera explícita. “No continué hasta hoy porque era muy espinoso”, confesó. Así, en la instalación Vientos tejidos: la construcción de una economía: materias primas costosas la artista pone el foco en los problemas y reivindicaciones relacionadas con el cultivo y comercio del algodón, una mirada crítica al colonialismo que, además de la propia obra, también se enmarca en un movimiento del conjunto de museos europeos por abrir su mirada a lecturas y miradas no occidentales. En torno a este cultivo desplegado en el IVAM, la creadora presenta una serie de dibujos y recortes que hacen referencia a las atrocidades que sufrieron los esclavos africanos en las plantaciones de Estados Unidos, una reflexión que acompaña con la presencia de políticos como Donald Trump, Marine Le Pen o Margaret Thatcher, cuyo lema “No hay alternativa” se ha convertido en un mantra del liberalismo reciente.

Reflexionaba Boghiguian durante la presentación de la muestra sobre la importancia de escuchar a la naturaleza, un interlocutor que ha quedado silenciado por el ruido de la máquina, una mirada que nos lleva a Abejas y panales en peligro, una instalación que se mira, se pasea y, también, se puede oler. La pieza reúne numerosos panales que crear una atmósfera de recogimiento, un espacio que se vincula tanto al modelo social de la monarquía como a la gran mortalidad de las abejas a causa del uso de pesticidas. Cierra el recorrido con otra impactante instalación, Los comerciantes de sal, compuesta por una gran ‘vela’ de barco así como piezas de madera, collages, dibujos y sal, una suerte de naufragio en el que la artista aprovecha para conectar acontecimientos mundiales relaciones con la sala, de los viajes de Alejandro Magno a los lagos de sal en Egipto a la crisis económica en Grecia.