El año 2022 ha cerrado sus últimas páginas con un rebrote importante de la COVID-19 en China, de imprevisible previsión en cuanto a su futura expansión en Europa, y la monstruosa cifra de más de 200.000 personas muertas de ambos bandos en el frente militar de Ucrania, además de los miles de civiles vilmente asesinados, entre ellos personas adolescentes y niños. La verdad es que con más de cinco décadas de vida a mis espaldas no ha habido un solo año en el que no hubiese guerra en algún lugar del mundo, haciendo cierta la frase del siglo XVIII de que “el hombre es un lobo para el hombre”.
En términos domésticos, el año 2022 ha cerrado con una de las mayores crisis institucionales de la historia de nuestro país. El Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, con el único afán de perpetuarse en el poder, ha entregado parte de los códigos que rigen nuestra democracia y libertad a una treintena de sediciosos y malversadores, animosos de reincidir hasta poder acabar con nuestro Estado de Derecho. Todo aquello que nuestros abuelos y padres anhelaban, y que fueron capaces de plasmar en nuestra amada Constitución en un ejemplo internacional de consenso y concordia, ha quedado reducido a un juego de ambiciones en manos de Sánchez.
Lo peor de todo es que, en general, no noto atisbos de rebeldía o protesta en la sociedad, sino abatimiento y cierto desistimiento. Ante un Gobierno conceptuado a remiendos de nacionalismo y extrema radicalidad, noto que muchas personas han tirado la toalla de sus expectativas, no advirtiendo mecanismos de reacción social ante ello. Es como cesar de insistir domésticamente a un muy mal estudiante en que persevere en clase. Esta inacción permite que cada vez más los mediocres, malos y mentirosos se perpetúen en las instituciones, manchando su buen nombre.
Al no darse excelencia en el Gobierno, consecuentemente, los ciudadanos quizás bajamos de manera no consciente el listón de la exigencia en los gestores que nosotros mismos elegimos, hasta el punto de no ir más allá de convertir en anhelo silencioso aquello que el Estado y sus gobernantes en cada lugar deberían proporcionarnos con suma calidad y presteza. Me refiero a asegurar las pensiones, una educación y sanidad pública de nivel y un ecosistema económico que permita el desarrollo de las personas para tener una sociedad más igualitaria, entre otras muchas más cuestiones capitales, que no están funcionando en nuestro país.
Ante lo expuesto, no tengo muchas esperanzas de que a nivel político el panorama mejore en los primeros meses de este nuevo año 2023, hasta que llegue el momento en el que entre todos nosotros, por el poder que nos confieren las urnas, cambiemos las cosas. La primera estación de cambio a nivel autonómico y local va a darse en las elecciones de mayo y posteriormente en las elecciones a las Cortes Generales.
Ante este calendario de sumo protagonismo ciudadano, los Liberales vamos a llegar preparados a las elecciones Autonómicas y Locales, rozando la centena de candidatos, tanto en las tres capitales de provincia de la Comunidad Valenciana, como en la mayoría de poblaciones, sobre todo en las de más de 5.000 habitantes. Nuestros candidatos ya están siendo presentados en muchas poblaciones, por delante incluso de los de otras formaciones. Todo ello con el objetivo de que ustedes les conozcan personal y políticamente con mucho más tiempo. Nuestras candidaturas estarán formadas por personas como usted, trabajadoras, formadas, esforzadas, experimentadas y capaces de afrontar los problemas de la vida y de la sociedad con una mirada de suma cercanía.
Como ya he citado en anteriores artículos, tras cada una de las siglas que concurran a las elecciones habrá siempre personas, dándoles el consejo de que sin ese valor personal, toda sigla, por muy potente o poderosa que aparente ser, quedará siempre vacía. Es quizás lo que nos encontramos cuando vemos que tanto PSOE como PP, que actúan como multinacionales del voto, luego se alejan de los problemas de la sociedad a la hora de ejercer el servicio público consustancial a la confianza depositada en esos votos. Justamente, eso es lo que desde Ciudadanos queremos transmitirle, el poder que tienen sus votos si se basan en la confianza y cercanía que desde nuestras siglas ofrecemos. Tomen el ejemplo presente en la sociedad de que siempre es mejor comprar, consultar, reclamar o curarse apoyándose en empresas, entidades o personas de cercanía, antes que acudir a ciertas multinacionales impersonales, que inundan las vallas publicitarias de las ciudades de carteles con modelos sonrientes.
En definitiva, desde Ciudadanos nos hemos preparado al máximo para el reto de las elecciones de mayo y las posteriores Generales. Primero, por medio de una ‘Refundación Liberal’, en la que hemos llevado a cabo un proceso de escucha activa con nuestros militantes para poder mantener y fortalecer el espacio liberal en nuestro país. Después, con un proceso democrático interno, que empezará y terminará durante el mes de enero de 2023, en el que se elegirá el equipo de Dirección del partido, con la vista puesta en una Asamblea final. Personalmente, me he presentado en una de las candidaturas a la Dirección de mi partido, concretamente en la candidatura de ‘#Renace Tu Partido’, de Adrián Vázquez y Patricia Guasp, en la que figuran también Begoña Villacís e Inés Arrimadas, con el ánimo de presentar, tal y como les he dicho, un partido más abierto, cercano, y con un gran protagonismo del municipalismo y del trabajo en las autonomías.
Tengan por seguro que este año 2023 tendrá un gran protagonismo liberal y ciudadano. Desde nuestra formación tenemos un equipo para un proyecto y un proyecto para un país. Vamos a ofrecerle un espacio liberal reconectado con la ciudadanía, ilusionante, y sobre todo decisivo de nuevo en la formación de gobiernos o en su control desde la oposición. Una gestión responsable, llevada a cabo por personas responsables.
Narciso Estellés es concejal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de València