VALÈNCIA (EFE/Sagrario Ortega). Treinta y un antidisturbios resultaron heridos el sábado en la manifestación en València contra la gestión de la crisis de la dana. Acudieron a garantizar el orden público todavía con barro en las botas, el que por la mañana habían quitado en municipios afectados por las inundaciones y el que por la tarde unos pocos radicales arrojaron contra ellos.
La manifestación transcurrió en general de forma pacífica, vigilada por más de 400 agentes de las Unidades de Intervención Policial (UIP) -los antidisturbios- que en su mayoría habían estado limpiando de lodo municipios como Aldaia o Massanassa.
Unos pocos quisieron reventar la protesta y desde el principio arremetieron contra los antidisturbios, instándoles a que se fueran a quitar barro, ignorantes tal vez -o no- de que desde el día 3 de este mes -y antes en el caso de los destinados en la Comunitat Valenciana- agentes de esta especialidad ya estaban en las localidades más afectadas por la catástrofe.
Son 26 grupos los que están desplazados en esa zona, incluidos los cinco de Valencia, lo que hace un total de 1.300 agentes de las UIP, o lo que es lo mismo, la mitad de toda la plantilla.
Los primeros en ponerse manos a la obra entre el lodo y el agua fueron los miembros de los antidisturbios de Valencia, pero ya el domingo 2 de noviembre habían llegado grupos desde las distintas unidades provinciales de todo el país.
Xirivella, Torrent, Alzira, Massanassa, Alfafar, Sedaví o Benetússer son las localidades valencianas donde están actuando las UIP, procedentes de Barcelona, Galicia, Málaga, Granada, Sevilla, Zaragoza, Oviedo y Pamplona, además de la unidad central, la UCI.
Según explican a EFE responsables policiales encargados de gestionar esta emergencia, su labor se centra en labores de seguridad ciudadana para evitar saqueos -de hecho ya han practicado casi 60 detenciones- y trabajos de apoyo o ayuda humanitaria.
Además, las UIP se encargan de coordinar la labor de los casi 1.000 alumnos de la Escuela de Policía de Ávila que han sido desplazados a la zona para contribuir a la normalización de las áreas afectadas limpiando calles, quitando fango, sacando coches y enseres del lodo, adecentando espacios y edificios públicos y rehabilitándolos.
Las fuentes consultadas reconocen que han sido muy bien recibidos por los afectados, con "aplausos" incluso.
Y dada la situación, estos agentes están funcionando como policía integral, es decir, actuando en todos los casos en los que se les requiera, incluidos los de violencia machista.
Alojados en Gandia, Cullera o Paiporta, los antidisturbios se desplazan cada día a las localidades citadas para trabajar 24 horas, mañana, tarde y noche.
Junto a estos agentes, la Policía Nacional ha llevado hasta la zona afectada por la dana medios especiales de las UIP para ayudar a recuperar las infraestructuras, como vehículos blindados BMR, palas para quitar barro, grúas, otros más preparados para el arrastre de coches, camiones pluma para recoger turismos o escombros, etc...
Todo ello acompañado de georradares para localizar cadáveres o coches sepultados en el fango.
No falta el apoyo de maquinaria pesada de particulares, que ha sido incorporada al trabajo de la Policía, siempre en coordinación con la UME, el resto de los militares y otros cuerpos desplegados pata esta catástrofe.
Para toda esta labor, es fundamental el contacto diario con los alcaldes, que son quienes van canalizando sus demandas a los servicios de emergencia.
Y en ese trabajo a destajo, las UIP no se han podido olvidar de la misión por la que fueron creadas: el orden público.
El sábado tuvieron que intervenir en la manifestación de València. Si una palabra define lo que estos agentes sintieron ese día, cuando fueron increpados y golpeados con el mismo barro que ellos habían quitado por la mañana, es esta: frustración.
"Aunque en general la ciudadanía nos reconoce diariamente el trabajo que hacemos, en esa manifestación esos grupos violentos nos echaron en cara que no estábamos trabajando para ayudar en los efectos de la dana", dice un agente a EFE.
Reconocen las fuentes que el papel de las UIP es difícil y, aunque una de sus misiones es la atención en las catástrofes, nadie reconoce esa faceta y algunos, como ocurrió el sábado, les "ven como unos simples represores".
Por eso, el "desánimo" cundió entre los 'uiperos' que, sin embargo, seguirán haciendo su trabajo.
Entienden estos agentes que esa manifestación, pacífica por cómo se comportó la mayoría de los asistentes, fuera una expresión del lógico malestar de los ciudadanos. "Lo entendemos perfectamente, pero lo que no entendemos es que la ira se vuelque contra los que les estamos ayudando y seguiremos ayudando", apuntan.