ALICANTE. Antonio Catalán (Corella, Navarra, 1948), hijo de un taxista, apasionado del ciclismo, inauguró su primer hotel, el Ciudad de Pamplona, con 29 años de edad. Este establecimiento, amortizado en tres años y al que pronto siguieron otros, daría origen al grupo NH Hoteles, la mayor cadena de hoteles urbanos de España. En 1999 salió de la empresa que había fundado tras vender su parte al fondo Cofir, que quería sacar la empresa a bolsa. Para entonces, NH tenía 80 hoteles solo en España.
Pocos meses después, Catalán había puesto en pie AC Hoteles (su salida no incluía cláusula de no competencia), que empezó a crecer a un ritmo vertiginoso: hoy tiene 90 hoteles entre España, Italia y Portugal. En lo peor de la anterior crisis, en 2010, se cruzó en su camino Marriott Internacional, dando lugar a AC Hoteles by Mariott, y se convirtió en el único socio internacional de la familia Marriott. En 2020, tras pasar una covid grave, Catalán (74 años) tuvo que "volver a coger las riendas de la empresa al 100%" al fallecer de cáncer su hijo y vicepresidente.
Con este currículum, el que probablemente sea el empresario hotelero más influyente de España se presentaba este martes en el primer desayuno 'Conferencias Circulares' organizado por el lobby Cámara Business Club, de la Cámara de Comercio de Alicante, con la conferencia 'Cómo construí mi sueño'. Una intervención plagada de anécdotas y momentos hilarantes ("es más fácil negociar con la mafia que con un Ayuntamiento"), también emoción al recordar a su hijo, en la que además de repasar su trayectoria y cómo levantó tres veces un imperio hotelero, Catalán dejó algunas consideraciones sobre el sector, la situación económica y la gestión política.
"¿Por qué uno se hace empresario? A los empresarios lo que nos pone es crecer, y generar empleo", aseguró Catalán al finalizar el recorrido a su trayectoria (con la renegociación en 2018 de su acuerdo con Marriott, que le ha permitido seguir en la empresa, no vender por el Ebitda de 2020 que fue negativo, y meter en la caja 150 millones entre 2019 y 2021 para inversiones). "En nuestra empresa (la gestora de los hoteles) nadie es eventual, todo el mundo tiene contrato fijo", destacó. "Nuestro negocio son las personas, y todos los directores han llegado desde abajo, no fichamos a nadie de fuera para esos puestos". Además, "todos tienen seguro de vida", una decisión que tomó tras descubrir que su hijo apenas tenía ahorros al fallecer en 2020.
"Un 33% de inteligencia, un 33% de suerte, y un 100% de trabajo", es la receta del empresario, quien recordó que en los dos momentos críticos de AC Hoteles se le apareció Santiago. El primero, en 2010, cuando en plena crisis del ladrillo "todos los hoteles estaban en rojo". Cuando ya tenía en venta su casa y su finca "por si tenía que volver a empezar", llegó Marriott para comprarle la empresa. En lugar de eso, le vendió el 50% de la marca por 150 millones y el otro 50% por doce veces el Ebitda de 2020. Y se quedó como presidente de la gestora. La segunda vez fue en 2018, cuando después de descartar una OPA "a ciegas" sobre su antigua empresa, NH Hoteles, renegoció con Marriott para quedarse con su 50% de AC, y metió en la caja otros 50 millones anuales entre 2019 y 2021.
Un acuerdo providencial, porque en 2020 el Ebitda fue negativo. "Conseguimos pasar la pandemia con la caja armada, sin tener que vender, y gracias a ese acuerdo, entre otras cosas, hemos podido comprar el 50% del hotel AC Alicante que tenía nuestro socio inmobiliario". También "anteayer" adquirir un nuevo hotel en Málaga, y estar a punto de cerrar la compra de una empresa con 16 hoteles, cuyos detalles no pudo revelar. "Me divierto con lo que hago", resumió. Curiosamente, se declaró contrario al concepto clásico de "empresa familiar". "Tiene que estar profesionalizado; aunque el problema no son los hijos, es cuando empieza a haber muchos hijos, yernos... Todos mis hijos han montado sus propias empresas y trayectorias fuera de AC".
En cuanto a la situación económica y del sector turístico en particular, Antonio Catalán consideró que los empresarios "tenemos la responsabilidad de sacar el país adelante, y no podemos dejar a gente atrás". Aunque "esta situación es menos compleja que la de 2010 porque todos estamos en las mismas condiciones", en alusión a la situación general de España comparada con su entorno. Tampoco quiso dejar de terciar en el debate de moda, y exclamó que "este país iría mucho mejor con diez Juan Roig; si no estuviera Mercadona, los supermercados serían de un francés". Y, por resumir su postura política, aunque se confesó más "de izquierdas", lamentó que "tenemos políticos de medio pelo, en general; hemos pasado del 'todo por la patria' al 'todo por el voto".
