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covid-19

Movilidad y logística, claves en la gestión de la crisis 

La vorágine en la que se vivieron los acontecimientos durante el estado de alarma no dejó ver la labor que se realizó desde sectores como la logística y la movilidad, piezas claves para cubrir las necesidades de la ciudadanía

| 20/08/2020 | 15 min, 58 seg

VALÈNCIA.-La sociedad ha despertado de aquellos meses en los que las ciudades se quedaron desiertas y las casas se convirtieron para tantas personas en oficinas improvisadas. Días en los que los autobuses circulaban vacíos y encontrar pipas, cacahuetes o levadura en el supermercado era motivo de alegría. No ha pasado tanto tiempo desde ese 14 de marzo, en el que España decretó el estado de alarma y comenzó una lucha titánica por adquirir productos de China o ayudar a esos ciudadanos que deseaban regresar a España. Sin embargo, ha pasado el tiempo idóneo para analizar el trabajo que se realizó para que la sociedad pudiera llenar el carro de la compra, los hospitales y empresas hacer uso de material sanitario y las familias reencontrarse cuando estar en casa era un deseo compartido. 

Es el momento de poner en valor la logística y la movilidad, las palancas con las que giró el mundo cuando todas las miradas estaban puestas en los sanitarios, quienes se enfrentaban a diario al virus. En el caso de la Comunitat Valenciana fue posible gracias a nombres propios como Grupo Raminatrans o Grupo Transvia pero, sobre todo, a las personas que integran ambas empresas, que pasaron noches sin dormir, horas delante del ordenador y movieron lo inmovible para ayudar a los demás. Lo hicieron desde distintas vertientes. Raminatrans con la importación de material sanitario de China, almacenando productos que no tenían salida y abasteciendo a los proveedores de alimentos. Transvia ayudó a viajeros a regresar a sus hogares, tramitar devoluciones de cancelaciones y prestó un servicio de transporte con totales garantías de seguridad. 

Dos sectores unidos bajo un mismo fin: ayudar. Tanto es así que ambas compañías, por separado, comentan que durante el estado de alarma lo único que les preocupó era poner su granito de arena para paliar los efectos del coronavirus entre la ciudadanía. Lo hicieron tras asegurar la salud de sus empleados —inmediatamente se instauró el teletrabajo en ambas firmas— y proporcionarles todas las herramientas necesarias para desempeñar sus funciones. Sabían que solo de esta manera podían ser útiles a la sociedad. 

Dadas las características de Raminatrans, esa puesta en marcha inicial fue más compleja porque tuvieron que adquirir más de un centenar de equipos informáticos e instalar el software que utiliza la empresa en un tiempo récord. Según explica Paco García, responsable de informática del grupo, en dos días tuvieron todo listo, pero el principal problema era hacer llegar ese material a los compañeros de Madrid porque las noticias apuntaban a un cierre de la capital de España. «No lo pensamos dos veces; cargamos un coche con todos los equipos y, para no entrar en la ciudad, hicimos la entrega en un aparcamiento de un supermercado en Tarancón», recuerda Paco García visualizando esa escena de película.

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Un esfuerzo que ensalza Toñi Romero, directora comercial de Grupo Raminatrans: «Fue todo más sencillo gracias al sistema informático que tenemos y estuvimos más conectados que nunca», quien recuerda emocionada los aplausos vía telemática que hacía al completo el equipo comercial para levantar los ánimos y pudieran dar el mejor servicio, a pesar de las circunstancias, a los clientes, que también pasaban por momentos complicados al otro lado de la cadena de suministro.

La importancia de regresar a casa 

Por aquel entonces la Comunitat Valenciana todavía pensaba en celebrar las Fallas y las miradas estaban puestas en el continente asiático, sin prever que la globalización haría que la covid-19 llegara a cada rincón del planeta. «Nadie se esperaba esto. Para nosotros ha sido vital el gran conocimiento que tenemos de China, en particular, y del comercio internacional, en general, para afrontar esta crisis», afirma Marcos Sánchez, responsable del departamento de marítimo importación de Grupo Raminatrans. 

El 17 de marzo los rumores se hicieron oficiales: los líderes de la Unión Europea acuerdan el cierre de fronteras exteriores por treinta días. Ese anuncio lleva a Borja Herrero, director de la oficina de Raminatrans en Shenzhen (China), a regresar al país asiático, precisamente del que salió el 3 de febrero por la amenaza del virus allí: «Después de un mes en València —en cuarentena voluntaria— vimos que de no actuar pronto no podríamos volver a Shenzhen, así que cogimos el primer avión que nos llevara a Hong Kong», recuerda. Tras un periplo de más de cuarenta horas de viaje y de buscar un hotel en Hong Kong que les dejara pernoctar —al venir de España no eran bienvenidos—, Borja y su familia llegaron felizmente a su casa, donde tuvo que realizar una cuarentena obligatoria. «Durante catorce días estuvimos en casa con una cámara de vigilancia», concreta. 

Mientras Borja Herrero regresaba a Shenzhen, en una vuelta que sería de vital importancia para Raminatrans en la gestión de los envíos de material sanitario, en Transvia-Mucho más que viajes, la agencia y consultora en materia de viajes del grupo, redoblaban los esfuerzos para ayudar a todas esas personas que estando fuera de su país de origen querían regresar a su hogar. Lo hicieron, además, sin distinguir si eran clientes o no de la empresa porque «lo fundamental en esos momentos era poner al servicio de todas esas personas afectadas nuestra experiencia, y así lo hicimos, logrando el modo de que volvieran a casa y de la manera más fácil posible», comenta Susana Forner, directora en Transvia Business. 

Ese cierre de fronteras sorprendió a un grupo de casi cien personas —de Latinoamérica— que se encontraba en Italia, una de las escalas del Circuito por Europa que realizaban. Se fueron a Londres con la intención de cruzar el Eurotúnel para que, desde España, regresaran en avión a sus respectivos países, pero no fue posible porque las autoridades francesas no permitían el paso. «Fueron unos momentos muy difíciles porque tuvimos que agilizar todos los trámites para que pudieran coger el primer avión que saliera hacia su país e incluso hablar con sus respectivas embajadas para que les ayudaran a regresar», explica Sergio Almonacid, del departamento comercial de Transvia GO.   

Historias de éxito 

Horas de llamadas y gestiones que permitieron a todos los viajeros, guías y conductores regresar a sus respectivos hogares, a excepción de los autocares, que se quedaron en Londres. Paco López fue uno de los conductores encargados de ‘repatriarlos’: «El viaje fue bastante duro porque no había nadie en la carretera, solo podíamos repostar en las gasolineras y la alimentación esos días y hasta llegar a España fue a base de sándwiches fríos», comenta sobre un viaje de más de veinte horas en completa soledad. 

Rafael Milla (Raminatrans): «Es una falsedad que la Aduana de Valencia encareciera los precios o no diera salida a ciertos productos»

Así, el departamento que hasta hacía unas semanas preparaba las vacaciones de muchas personas —comenzaba la temporada alta— se convirtió en un aliado para muchos viajeros que se encontraban atrapados en el extranjero. Calmaron sus nervios, actuaron casi de psicólogos y, sobre todo, hicieron posible muchos reencuentros: una decena de estudiantes de Lisboa que trajeron a España en autobús gracias a la presencia de la compañía en el país luso, una mujer que tuvo que venir urgentemente del Reino Unido porque un familiar había fallecido o, incluso, una familia a la que después de traerla de Japón enviaron un microbús porque no podía viajar de Madrid a València. «En ocasiones éramos hasta cuatro personas llamando a una misma aerolínea y para un mismo caso porque, así, nos garantizamos que atendían nuestra llamada», explican sobre ese esfuerzo titánico que hacían casi las 24 horas del día. 

Esos momentos de alegría contrarrestaban la realidad del momento: deshacer todos los bookings que estaban previstos para esas fechas. «La pandemia estalló justo en la temporada alta, cuando más reservas realizamos y más viajes están organizados, así que la mayor parte del tiempo estuvimos tramitando las cancelaciones de los viajeros», lamenta Susana Forner.  

Historias de éxito que también se traducen en la búsqueda de productos sanitarios en un momento en el que todos los países miraban hacia China para garantizarse lo más rápido posible y al precio que fuera el abastecimiento de mascarillas, test o respiradores. Un trabajo codo con codo de las empresas de logística y la Administración para sumar esfuerzos en la lucha contra la enfermedad. El resultado es más que satisfactorio: 21,5 millones de mascarillas, 15,16 millones de guantes, 700.000 gafas de protección o 100.000 test rápidos a bordo de 26 aviones llegados a Manises y otros aeropuertos españoles. 

Unión de esfuerzos 

Una labor que fue posible gracias a profesionales de la logística como Grupo Raminatrans, que son Operadores Económicos Autorizados (OEA). Según explican, en todo momento trabajaron «a ritmo de BOE» debido a la gran cantidad de normativas que salían durante el estado de alarma. «Tan pronto como se publicaban los nuevos reales decretos, órdenes ministeriales, instrucciones... realizábamos un dosier con toda la información resumida que subíamos a la web», explican José Manuel González, responsable de OEA y cumplimiento normativo, y José Belmonte, responsable de Adunas, respectivamente de Grupo Raminatrans. 

Recortar segundos al reloj era fundamental en aquellos días en los que el material sanitario escaseaba en residencias, hospitales y empresas consideradas de primera necesidad que, a su vez, requerían de la importación de productos para llenar los lineales de los supermercados. Por ello, trabajar en el entorno VUA (Ventanilla Única Aduanera) —hasta la fecha solo se utilizaba para llegadas vía marítima— fue vital: «Esto nos permitió agilizar los tiempos con la documentación, permitiendo comenzar las labores de comprobación y verificación por parte de las autoridades aduaneras mucho antes de la llegada del avión, de modo que tan pronto como aterrizaba comenzábamos con las labores de distribución», apunta José Manuel González. 

Marta Catalán (Transvia)«En esos momentos queríamos sentirnos útiles y lo éramos poniendo al servicio de las personas nuestros autocares»

Recordando aquellos momentos solo tienen palabras de agradecimiento a la Aduana y desmienten que pusieran trabas o se quedaran con el material: «La comunicación fue fluida en todo momento y es una falsedad que encarecieran los precios o no dieran salida a ciertos productos», recalca Rafael Milla, presidente de Grupo Raminatrans. Solo hay palabras de agradecimiento para todos esos trabajadores que, como ellos, se volcaron por completo para paliar las consecuencias de la epidemia. 

El compromiso de todos era máximo pues todos los trabajadores arrimaron el hombro para ayudar en la logística. La mayoría desde sus casas y otros esperando la mercancía para comprobar que la distribución se realizaba correctamente. «Fueron días muy intensos, sin horarios y de máxima coordinación porque sabíamos que debíamos sacarlo adelante entre todos; debíamos poner toda nuestra experiencia al servicio de la lucha contra el coronavirus para que hospitales como IMED Valencia, por ejemplo, tuvieran sus EPI y respiradores», explica Juan Beltrán, director general de Grupo Raminatrans, quien junto a Rafael Milla, no han dejado de acudir a las oficinas centrales de Raminatrans ni un solo día.   

Por supuesto, hubo contratiempos, como el provocado por ese avión que transportó material no homologado y que llevó a cuestionar la imagen de China en el mundo y al Gobierno de Pekín a fijar nuevos requisitos para la venta y transporte de los productos sanitarios, lo que dificultó su llegada por vía aérea a España. Tal y como apuntan, la experiencia de la empresa en el sector y ese puente con China hizo que ningún producto que trajo Raminatrans fuera defectuoso pero sí les afectó el cambio repentino de los requisitos CE debido, en parte, a la vorágine en la que sucedía todo: «Algunos productos que estaban ya preparados en el almacén para ser enviados a España, el Gobierno los requisó porque cambió la normativa», comenta Borja Herrero sobre un hecho que no fue aislado. De hecho, ante ese temor, en una ocasión fletaron un avión chárter casi vacío por temor a que volvieran a cambiar los requisitos CE. 

Una carrera contra reloj 

Han pasado algunos meses pero todavía recuerdan cómo se aprovechaba cualquier rincón del avión para traer material: «una vez la bodega estaba llena, las cajas se colocaban en los asientos de los pasajeros para poder transportar el máximo de artículos posible», detallan. Un aprovechamiento que también se produjo en los almacenes, que debido a la poca salida que tenían otros productos (televisores, motos...), ocupaban todo el espacio. «A ese material que ya teníamos en el almacén se sumó el que llegaba de los barcos que salieron antes de la pandemia, así que nos encontramos con más material del que podíamos almacenar», explica Luis Garrido, director de Logística de Raminatrans. De hecho, tuvieron que hacer una reestructuración del espacio, siguiendo las normativas, para poder almacenar todos esos productos. «Es por ello que todos los que formamos Grupo Raminatrans tuvimos en esos días la sensación al irnos a la cama, tras jornadas frenéticas, del deber cumplido», aseveran Juan Beltrán y Rafael Milla.

Durante esos meses ambas empresas pusieron a disposición de la sociedad todos los recursos con los que contaban. En el caso de Transvia su flota de autocares se empleó, entre otros servicios, para llevar a los temporeros a los campos de naranjos pues, con las medidas de seguridad establecidas por el Gobierno español, no podían viajar en furgonetas. «Era curioso conducir un autobús de setenta plazas para llevar a unas once personas y, además, hacerlo por caminos en los que nunca había pasado un vehículo tan grande», comenta Paco López aún recordando el día que casi se queda encallado por culpa de las indicaciones de un capataz que no calculó bien las distancias.

Unos servicios de movilidad que poco tenían que ver con sus cometidos. «En esos momentos no nos importaba nada más, queríamos sentirnos útiles y lo éramos poniendo al servicio de las personas nuestros autocares», comenta  Marta Catalán, responsable de Marketing del grupo. 

Ambas empresas tienen claro que los momentos de crisis son también una oportunidad y un momento de analizar la situación de la empresa

También era vital garantizar la seguridad de los trabajadores y los usuarios por lo que Grupo Transvia creó un protocolo de limpieza y saneamiento que la convirtió en el primer grupo empresarial de transporte de viajeros por carretera en obtener la certificación ‘Stop covid-19’ en territorio nacional. «Nos adelantamos al resto de empresas en crear un protocolo, en línea con las órdenes ministeriales de sanidad y movilidad, para garantizar tanto la seguridad de los trabajadores como de los usuarios», detalla Marta Catalán. Así, diariamente los autobuses se desinfectan con ozono, se limpian los asientos con productos desinfectantes y se asegura el distanciamiento social. Además, una señalética recuerda las normas que se deben cumplir en todo momento porque «garantizar la salud y bienestar de todos era primordial», comentan. 

Ambas empresas tienen claro que los momentos de crisis son también una oportunidad y un momento de analizar la situación de la empresa. Una reflexión que ha llevado a Transvia a aglutinar todas sus marcas de movilidad bajo el paraguas de Transvia Go, una idea que ya estaba en la mente de Marta Catalán y su equipo pero que durante la crisis sanitaria se hizo más necesaria. «Durante la pandemia nos reafirmamos en esa iniciativa que ha dado lugar a Transvia Go, una marca con la que queremos también enfatizar la importancia de la movilidad porque es la que genera comunidad», explican Juan Nabás y Marta Catalán viendo los nuevos rótulos de lo autocares. 

Desde Raminatrans piensan que este virus ha hecho que se considere a la logística y la labor del transitario como ‘arquitecto’ de esa logística como «una actividad de vital importancia para garantizar que los productos llegan a un determinado lugar para ser consumidos». Es el caso, por ejemplo, de ese paquete de pipas que durante un tiempo fue un bien preciado, como bien sabe Carol Parra, responsable de la operativa de alimentación, «nunca en mis veinticinco años en Raminatrans había abierto tantos expedientes de llegadas de contenedores de pipas como durante esta pandemia». «Todos esos productos no hubieran podido llegar a nuestras manos sin esa labor que hay detrás, pues la logística es un pilar clave en nuestra sociedad», concluye Rafael Milla, presidente de Grupo Raminatrans.  

Han pasado algunos meses desde cada uno de esos gestos, acciones y movimientos para ayudar a la sociedad en un momento en el que todas las miradas estaban puestas en los sanitarios, que luchaban por salvar la vida de las personas que estaban en la UCI. Ha pasado el tiempo prudencial para entender que la movilidad y la logística son esenciales en el engranaje de la sociedad porque, sin su labor, no hubiese sido posible llenar el carro de la compra, ir a trabajar o llevar esa mascarilla que utilizamos cuando casi era imposible encontrarlas en las farmacias. Es, además, el momento para recordar que una sociedad unida es mucho más fuerte que dividida y que esa unión puede hacer frente a cualquier adversidad.   

* Este artículo se publicó originalmente en el número 70 (agosto 2021) la revista Plaza

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