VALÈNCIA. Estamos acostumbrados a dibujar los mapas de la ciudad de acuerdo a sus rutas, a sus edificios más característicos o zonas verdes, un recorrido físico que, sin embargo, no llega a ser el fiel retrato de su realidad. Tras Google Maps hay mucho más. Los olores y sonidos son tan importantes para confeccionar la personalidad de una ciudad como sus elementos físicos, un mapa intangible que en este año de silencio forzado ha obligado a agudizar el oído. Pero los sonidos nunca se fueron, tales como los de esas campanas que siguen marcando el ritmo de València. Este año, en la fiesta de la Octava del Corpus del Real Col·legi del Corpus Christi, celebran los cincuenta años de tocar, ininterrumpidamente, sus antiguas campanas y lo hacen como mejor saben: haciendo sonar los bronces del Colegio fundado por el Patriarca San Juan de Ribera.
En 1971, después de algunos años de silencio de las campanas, coordinó los toques el que era entonces campanero de San Valero de Russafa, Enrique Martín Diego, uno de los últimos de la ciudad, dando paso después a los llamados ‘Campaneros del Patriarca’. “Quisimos, despacio y año tras año, crear un grupo de voluntarios, que tocara las campanas como los antiguos, "por afición", y también con un deseo, en aquel momento innovador, de considerar las campanas, las instalaciones y los toques como Patrimonio Cultural”, explican. Por eso, y desde los primeros años, participaron en los toques gente de muy diversa procedencia y de oficios muy variados, incluso profesores de universidad, una afición compartida que dio lugar a las primeras tesis doctorales sobre el tema.
Sin embargo, la sombra de la mecanización estaba bien presente y no eran pocos los que, desde fuera, no comprendían que el toque fuera de manera manual y, recuerdan los Campaners de Patriarca, hasta les llegaban a cuestionar si estaban “atrasados, porque en su pueblo - o ciudad - acababan de motorizar las campanas, y era una comodidad y una maravilla”. A pesar de todo, el trabajo siguió adelante y con tesón se sentaron las bases del modelo de participación y gestión de las campanas y sus toques. Así, a raíz de estos primeros campaneros, siguieron otros grupos de campaneros, como los Amigos de las campanas de Segorbe y los propios Campaneros de la Catedral de València, a los que han seguido más de 30 grupos en la Comunitat Valenciana. Estas asociaciones culturales, formadas por voluntarios y voluntarias mantienen de forma regular calendarios de toques en sus torres, divulgando el conocimiento y generando un interés creciente entre la sociedad y las instituciones.