VALÈNCIA (EP). Los trabajos de restauración y rehabilitación de la Iglesia de los Santos Juanes de València, declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en 1947, "avanzan a buen ritmo y encaran ya su recta final".
Así, está previsto que la nueva imagen del templo se descubra en el último trimestre del año, "culminando así un ambicioso proyecto que ha devuelto el esplendor a uno de los edificios religiosos más emblemáticos de la ciudad", destaca la Fundación Hortensia Herrero en un comunicado.
Tras haber concluido en octubre de 2024 la restauración arquitectónica de las fachadas, que permitió subsanar deficiencias estructurales y devolver el carácter original al edificio, los esfuerzos se han centrado desde entonces en la recuperación de los frescos de la bóveda, obra del pintor Antonio Palomino.
Estos trabajos, liderados por la catedrática Pilar Roig, profesora del Departamento de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la UPV e investigadora del Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio, se acompañan de la renovación de revestimientos e instalaciones de iluminación en el interior del templo.
Durante esta fase final de obras, y para garantizar la continuidad del culto, la Iglesia de los Santos Juanes permanecerá abierta. Mientras se interviene en la nave central, se habilitará la Capilla de la Comunión para que los feligreses puedan seguir asistiendo a misa con normalidad.
El proyecto, dirigido por el arquitecto Carlos Campos y ejecutado por Estudio Métodos de Restauración (EMR), ha supuesto una intervención integral de alto valor patrimonial.
La restauración exterior incluyó actuaciones en todas las fachadas, salvo en les Covetes que dan a la Plaça del Mercat, de titularidad privada y excluidas del convenio de colaboración entre el Arzobispado de Valencia y la Fundación Hortensia Herrero.
Con el exterior ya renovado y la fase final en marcha en el interior, la Iglesia de los Santos Juanes encara el tramo definitivo para devolver a la ciudad un templo plenamente restaurado, sin interrumpir en ningún momento su función litúrgica y comunitaria.