VALÈNCIA. No ocupa un gran edificio, pero es una de las joyas museísitcas que València puede celebrar: el archivo digital Moneda Ibérica, un proyecto de la Universitat de València y el Museu de Prehistòria de València, ha sido distinguido con el prestigioso Premio Collier 2024, concedido por la American Numismatic Society (ANS) en la categoría de Numimástica Antigua. El reconocimiento marca un hito para un proyecto desarrollado durante cuatro décadas por un equipo de investigadores, liderado por Manuel Gozalbes, conservador del Museu de Prehistòria de València, y Pere Pau Ripollès, catedrático de la Universitat de València.
El origen de Moneda Ibérica se remonta a la década de 1980, cuando Ripollès comenzó a recopilar imágenes y datos de monedas ibéricas en un fichero de papel, un método artesanal que durante años fue el estándar en la numismática y permitía la consulta y que pudiera crecer de manera orgánica. Así lo fue haciendo progresivamente con material procedente de subastas, gabinetes numismáticos y hallazgos arqueológicos, hasta reunir más de 40.000 fichas con información detallada sobre cada pieza. “Ha sido una historia muy larga de recopilar material, de hacer viajes, de visitar y conocer colecciones, de publicar libros para conocer más de la producción monetaria antigua de la Península Ibérica”, relata a este diario Gozalbes
El salto al formato digital llegó con la expansión de internet. En 2006, el equipo de investigación trasladó los registros a bases de datos informatizadas, y en 2018, gracias a la financiación del Ministerio de Cultura, nació la plataforma web. "La transición al entorno digital cambió por completo la forma de trabajar. Pasamos de tener un archivo físico a una base de datos en la que cualquier investigador puede buscar una moneda, comprobar su procedencia y cruzar información con otros hallazgos”, explica.
Actualmente el portal contiene más de 100.000 monedas catalogadas, imágenes procedentes de museos, colecciones privadas y subastas internacionales, y un extenso archivo documental. En total, 4.000 tipos monetarios documentados, organizados en un sistema que permite reconstruir con precisión la historia monetaria de la península entre los siglos VI y I a.C. Un recurso para arqueólogos, historiadores y especialistas en numismática antigua que permite reunir catálogos hasta ahora fragmentados y dispersos.
Y como es natural en los archivos de este tamaño, se trata de un trabajo colectivo: “Algunos han incorporado material a la base de datos, otros han trabajado en el repertorio bibliográfico, y los coleccionistas han aportado sus piezas. También ha habido investigadores dedicados al estudio de los textos de las cecas, o personas que han colaborado con traducciones al inglés, italiano o francés. Sesenta personas como mínimo hemos ido aportado nuestro granito de arena para que al final la obra tenga este recorrido tan importante.”.
El proyecto no se limita a catalogar monedas, sino que documenta sus hallazgos y circulación histórica —de manera muy intuitiva incluso para el público en general, hay un mapa para verlos. Y es que no es lo mismo estudiar una moneda aislada en una colección privada que analizarla dentro de un conjunto de piezas halladas en un yacimiento. Los registros de Moneda Ibérica permiten establecer patrones de circulación, identificar qué tipos de monedas coexistieron en cada periodo y documentar la producción monetaria de las distintas cecas de la Península.
A pesar de su origen en València, la envergadura del archivo ha hecho que el proyecto trascienda las fronteras nacionales para integrarse en redes de investigación internacional. Además, el modelo de datos sobre el que se ha desarrollado la plataforma permite su ampliación a otros periodos históricos y territorios: "Una vez creada la estructura, es posible aplicar el mismo sistema a la moneda islámica, medieval o visigoda. El reto inicial era construir un modelo sólido, pero una vez conseguido, la expansión es mucho más sencilla”, apunta el editor de la colección. Y añade: “La clave ha sido integrar el archivo en una red más amplia, en la que la información no está aislada, sino conectada con otros proyectos de referencia”.
Lo que cambia (y lo que no) el Collier Prize
El próximo 18 de marzo, en Nueva York, Moneda Ibérica recibirá el Premio Collier 2024 en una ceremonia que reunirá a los principales expertos en numismática del mundo. Será un reconocimiento al trabajo de cuatro décadas, pero también a una apuesta por la innovación en la investigación del pasado: “Es especialmente relevante porque lo otorga la American Numismatic Society, una institución que lidera los proyectos digitales más avanzados en el ámbito de la numismática. Nos conceden el premio los referentes en la materia”.
Por otro lado, “hay un aspecto menos visible pero igualmente crucial: la apuesta por el software libre y los datos abiertos. Además de la Universitat de València y el Museu de Prehistòria, el premio lo reciben dos programadores que llevan desde 1998 diseñando un software de gestión patrimonial independiente de empresas privadas”, resume el responsable.
Sin embargo, hay algo que no va a cambiar, y es que uno de los principales quebraderos de cabeza del proyecto es la necesidad constante de financiación. La aportación inicial del Ministerio cubrió los primeros tres años del desarrollo digital, pero desde entonces el equipo ha tenido que buscar recursos por otras vías: ”Cuando la financiación pública se agota, los servidores deben seguir funcionando, los dominios deben pagarse y las actualizaciones tienen que continuar”. La supervivencia del proyecto, por mucho prestigioso y referencia que sea, sigue dependiendo de un equilibrio entre el apoyo institucional y la captación de patrocinadores privados.