Entrevista

Arte y fotografía

Artur Duart: "Bombas Gens se ha convertido en un laboratorio"

El director del centro cultural hace balance del primer año como espacio de artes digitales y avanza su próximo proyecto, una exposición sobre La Ruta

  • Artur Duart
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VALÈNCIA. Bombas Gens cumple un año. Bueno, o algo así. Aunque en 2017 la antigua fábrica reabrió sus puertas convertida en museo, un proyecto impulsado por la Fundació Per Amor a l'Art (FPAA), fue hace doce meses cuando comenzó una nueva etapa, ahora como centro de artes digitales. La fundación llegaba en 2023 a un acuerdo con la empresa Layers of Reality para la gestión del espacio, que cambió por completo su proyecto cultural, ahora con el foco puesto en las nuevas tecnologías, la realidad virtual y hasta convirtiendo una de sus naves en una gran sala inmersiva. En estos meses el reto era reubicarse en el mapa cultural de la ciudad y presentarse a un nuevo público a través de proyectos como Dalí Cibernètic o Tutankamón. La experiencia inmersiva, 'hits' populares que complementan otros proyectos como las Media Server Sessions o, en unos meses, la apertura de su primera producción propia: una exposición dedicada a La Ruta. Sobre la nueva etapa del centro, la evolución constante de la tecnología y la oferta cultural hablamos con Artur Duart, director de Bombas Gens Centre d'Arts Digitals.

 

-La primera pregunta es obligada, ¿qué balance hacéis de este primer año del ‘nuevo’ Bombas Gens? 

 

-Estamos muy satisfechos, hemos superado las expectativas, no solo cuantitativamente, también cualitativamente. Estamos generando una red de sinergias con el circuito cultural de la ciudad muy interesante. Hemos resituado este equipamiento cultural en el ecosistema de la ciudad, en un barrio que no es fácil y en el que hemos funcionado de dinamizadores. 

 

-Imagino que en un proyecto privado los números son importantes, ¿están satisfechos con ellos?

 

-Claro, hemos superado los 225.000 visitantes, con lo que estamos muy satisfechos. El problema en la cultura es que parece que sea pecado hablar de dinero o de viabilidad. Parece que sea una cosa o la otra. En el mundo de la cultura debemos ser generosos a la hora de hacer una propuesta que intente llegar a más público, siempre con contenidos que sean interesantes. Si hiciéramos una campaña de lectura, por ejemplo, sería muy difícil empezar con Ausiàs March o Cien años de soledad. Hay que hacer ese recorrido. Debemos superar esas clasificaciones que se hicieron en el siglo XIX y XX de alta cultura y baja cultura, lo importante es la calidad, el criterio y la rigurosidad.

 

-El cambio de proyecto y misión con respecto a su anterior etapa ha sido total, ¿quién es ahora el público de Bombas Gens?

-El público que tenemos en València es similar al que tenemos en Barcelona. En Madrid es más de ocio cultural, y en València y Barcelona estamos trabajando propuestas de carácter más cultural. A nivel transversal, en las exposiciones inmersivas, trabajamos en una experiencia que vaya más allá de la observación con toda una programación paralela. Además llevamos a cabo proyectos como las Media Server Sessions, con una selección de artistas rabiosamente contemporáneos que, me atrevería a decir, son más desconocidos por trabajar con nuevas tecnologías, artistas que podrían estar programándose en cualquier centro cultural de carácter mundial. Bombas Gens se ha convertido en un laboratorio, en un espacio de experimentación.

  • Artur Duart y Jordi Sellas, director y director artístico de Bombas Gens Centre d’Arts Digitals -

-¿Están los museos más clásicos preparados para estas propuestas?

-Nosotros detectamos que en València había una oportunidad, una necesidad, porque aquí hay una serie de colectivos, incluido el ámbito universitario, que están trabajando y que tienen mucho talento, pero a los que no se les ha dado la oportunidad de enseñarlo. Bombas Gens es un escenario donde se puede enseñar este talento, además de dinamizarlo y coordinarlo con otros artistas. Nosotros llegamos a València para hacer aflorar lo que existía. Yo no soy quién para decir lo que tienen que hacer los museos más convencionales. Es cierto que hay un cierto desconocimiento, pero también es cierto que nosotros no llegamos para sustituir a nadie, sino para complementar una nueva manera de enseñar contenidos de calidad y para experimentar. 

La tecnología, además, va a una velocidad tan brutal, no sé qué pasará en cinco años. Eso es lo apasionante. Estamos viviendo una revolución, para bien o para mal. Algunos hablan del fin de la Revolución Industrial y otros de una nueva. Lo que es cierto es que las relaciones, la producción y la sociabilidad está cambiando. También el consumo cultural. Desde este ámbito debemos ser receptivos a estos cambios y, sobre todo, a la experimentación para llegar a un mismo nivel entre la calidad del contenido y la evolución tecnológica. El peligro que tenemos es que sepamos mucho de contenido pero no podamos ligarlo a los nuevos medios. 


-Desde hace algo más de un año la conversación en torno a la Inteligencia Artificial (IA), por ejemplo, ha pasado de solo el ámbito productivo a ser algo cotidiano, ¿en qué medida ha impactado el proyecto que desarrollan? 

-Los cambios se producen de semana en semana. Hoy en día, en 2D, puedes crear imágenes de una calidad excepcional y con una capacidad de creatividad importante. Hay gente que se está especializando en esto y que comienza a hacer cosas que incluso tienen sentido, cuando hace cuatro días no lo tenía. El gran cambio de la IA vendrá cuando pueda crear entornos en 3D, ámbitos en los que puedas entrar, en los que no solo puedas observar sino también interactuar. Para poder regularlo, controlarlo y encontrar la parte positiva debemos conocer bien la herramienta, no se puede descartar por miedo. La IA facilitará todos los ámbitos creativos, algo que ya se está notando, por ejemplo, en el ámbito cinematográfico. Hoy es posible generar determinados efectos especiales con recursos muy limitados, en industrias más pequeñas. Es cierto que es un libro abierto en el que las páginas pasan muy rápido, todavía no tenemos todos los condicionales para poder analizarlo. 

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-La carta de presentación de la nueva etapa de Bombas Genes fue Dalí Cibernètic y, más adelante, llegó Tutankamón. La experiencia inmersiva, ¿qué fotografía me puede hacer del futuro expositivo del centro? 

-La verdad es que Tutankamón está funcionando muy bien. Estamos con una media de 1.000 visitantes diarios y el fin de semana alcanzamos los 1.500, y porque no queremos ampliar la capacidad para que la visita se haga en condiciones. No tenemos prisa, así que durará unos meses más, hasta que inauguremos la siguiente exposición, que será La Ruta. Modernitat, cultura i descontrol, la primera gran producción que se hace desde València.


-En estos años se han llevado a cabo distintas relecturas y proyectos en torno a este momento, ¿qué quiere aportar Bombas Gens?

-Es un proyecto que pondrá en valor ese movimiento que fue tan denostado mediáticamente. Yo creo que a veces desde València nos hemos minorizado y realmente fue un fenómeno muy interesante y único. Esta exposición, que no se ha hecho antes, tiene esta visión de hacer análisis, poner en valor y generar un relato que no solo comenzó en 1983, sino que hay mucho que contar de antes y después. 


-En este año hemos tenido, también las instituciones culturales, que lidiar con los efectos de la Dana, imposible no preguntarle cómo les ha afectado. 

-Evidentemente ha tenido un efecto psicológico, además de directo para algunos trabajadores del centro. Hace un par de semanas, además, con las fuertes lluvias muchos grupos que venían desde Gandia, Denia o Alicante cancelaron sus visitas porque había un cierto temor. La Dana ha comportado una situación psicológicamente complicada para la gente de València, que todavía no se ha superado. Nuestro granito de arena es hacer una programación que cuando la gente venga a Bombas Gens pueda olvidarse un poco de la tragedia, por eso una de las acciones que hemos llevado a cabo ha sido la gratuidad a todas las escuelas de la zona afectada. 


-Superado este primer curso, ¿cuáles son los objetivos de futuro?

-Con Tutankamón hemos conseguido situar el equipamiento a nivel de ciudad. Después, con La Ruta, lo haremos desde una programación autóctona y propia. Lo que nos gustaría es que pueda itinerar, claro. Para nosotros es también importante seguir desarrollando los Media Server Sessions, continuar colaborando con artistas y trabajar en cómo proyectar la exposición en la ciudad. Al final una exposición debe ser una excusa para que pases cosas. Ahora estamos cocinando. 

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