VALÈNCIA (EP). El Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat (MuVIM) abre desde este jueves la exposición 'El príncipe resplandeciente', una muestra gráfica sobre la obra literaria 'La historia de Genji', escrita a principios del siglo XI por la escritora japonesa Murasaki Shikibu, y considerada una de las primeras novelas de la literatura universal.
La exposición podrá visitarse hasta el próximo 7 de septiembre en la Sala Alta del museo dependiente de la Diputació de València. Las representaciones gráficas que componen la muestra están divididas en los 54 capítulos que componen la historia de Genji.
Se trata de dos conjuntos de xilografías, unas del siglo XIX y otras de principios del XX, y una selección de ilustraciones impresas de los años 70 del s. XX. Los autores de las xilografías son Utagawa Kunisada (Toyokuni III), la del s. XIX; Ebina Masao, la de principios del s. XX; y Shirahata Yoshi, la de los años 70.
"El MuVIM inaugura una exposición sobre una de las novelas más importantes de la literatura universal, una obra que ha trascendido sus fronteras y cuya influencia ha llegado hasta nuestros días. Más de 1.000 años después de ser escrita, su historia, que refleja las preocupaciones y pasiones humanas, sigue teniendo plena vigencia", afirma el diputado de Cultura de la Diputación, Paco Teruel. Más allá de la literatura
Además de su importancia literaria, 'Genji Monogatari' fue considerado un símbolo de la cultura cortesana e influyó en varias formas de arte y cultura durante siglos. Su popularidad propició la creación de múltiples ilustraciones, pergaminos y obras de arte que representaban las escenas y personajes de la novela.
Durante siglos, los artistas japoneses crearon los denominados grabados ukiyo-e, que retrataban momentos de la historia de Genji, consolidando su presencia en la cultura visual del país. En el interior de la sociedad japonesa, estas imágenes de Genji y Murasaki ayudaban a definir el nivel de educación y prestigio de quien las poseía.
También, el texto y las imágenes se difundieron en formatos variados, desde pinturas de biombo hasta libros ilustrados, haciendo que la historia se popularizara todavía más.
Murasaki Shikibu se convirtió, así, en un personaje destacado en la cultura japonesa, a menudo representada en pinturas, caligramas y retratos que la mostraban como una mujer alma del arte y la poesía. Su imagen ha sido a menudo vinculada con la inspiración lunar, llena de simbolismo de sensibilidad y sabiduría.
Genji ha transcendido su época y forma original, y en sus más de 1000 años de historia se ha reinterpretado y recreado en múltiplos formatos, como cuentos, películas, caricaturas y manga, consolidándose como un clásico universal y perdurable.
Su historia refleja las preocupaciones y pasiones humanas, con personajes que participan en tensiones amorosas, conflictos sociales, y dilemas morales que siguen resonando en la actualidad. Finalmente, su influencia ha llegado hasta la actualidad con varias exposiciones e interpretaciones artísticas.
Ahora el MuVIM muestra tres colecciones de imágenes diferentes basadas en esta novela: una en el estilo tradicional ukiyo-e, otra en una edición xilográfica de los años 20, y una tercera en litografías más modernas. Todas ellas hacen referencia a los 54 capítulos de la novela, mostrando su evolución artística y su importancia cultural a lo largo del tiempo.
Los tres artistas Utagawa Kunisada (también conocido como Toyokuni III), desarrolló extensas series de grabados que recreaban momentos clave de la vida del príncipe Genji, adaptándolos al gusto del público de su época. Sus composiciones, ricas en detalles textiles, arquitectura y gestos sutiles, no solo transmiten belleza, sino también una lectura emocional del texto.
La figura de Genji se convierte aquí en un reflejo idealizado de la sensibilidad refinada, rodeado de mujeres que encarnan distintos matices del deseo, la nostalgia y la pérdida. Más adelante, a inicios del siglo XX, artistas como Ebina Masao retomaron esta tradición desde una mirada más moderna y estilizada. Sus interpretaciones buscan una síntesis más poética, casi abstracta, de los episodios. En sus obras, las líneas suaves, los colores planos y la composición silenciosa transmiten la melancolía inherente a la novela: la belleza efímera de los sentimientos, el paso del tiempo, la fragilidad de las relaciones humanas.
Por último, las imágenes tipográficas compiladas en 1972 por Shirahata Yoshi son pinturas que se han realizado de acuerdo con las convenciones artísticas tradicionales de Japón. No solo decoran o narran, sino que piensan visualmente la novela. Cada escena es una meditación sobre lo fugaz, sobre la emoción contenida, sobre lo que se desvanece, a través del color, la forma y el ritmo visual.