VALÈNCIA. Cuando Adriana Cembrero Galiano sale a pasear siempre lleva su cámara. Es casi tan indispensable como ponerse unas buenas zapatillas o llevar el móvil mínimamente cargado. A través de su lente observa, analiza y se inspira lanzando fotografías que en algún momento formarán parte de alguno de sus proyectos, aunque estas aún no lo sepan. En uno de sus paseos, casi sin saberlo, llegó a toparse con la misma María Beneyto, que se esconde ahora entre las imágenes de Criatura Múltiple, un fotolibro que honra su figura.
Entre imágenes y versos, este proyecto se presenta este martes 2 de diciembre -a las 19h- en la Biblioteca de la Dona, dando forma al relato de la fotógrafa y de la autora que le inspira. Antes de presentar este proyecto, Cembrero se encuentra con una serie de preciosas casualidades que le llevan hasta Beneyto a través del arte. Primero toparse con su obra, luego hacerlo en el Año María Beneyto -que no en su centenario- y después poder interpretarla a través de la fotografía.

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- Foto: GIULIA COLANTUONO
“Me encontré con Criatura Múltiple por casualidad y sentí que me estaba hablando, me lo guardé como un tesoro. Yo no sabía mucho sobre la autora, pero me interesaba mucho ahondar en el concepto de la multiplicidad del que habla en el poema. De ahí surge un fotolibro en el que me reúno con la autora y muestro cómo resuena la obra de María Beneyto en mí. En este trabajo intento mostrar imágenes que estén a servicio del concepto de la multiplicidad, que se cuente a través de la naturaleza y personajes femeninos”, explica la artista.
De esta forma genera un trabajo que “es una transformación, de la palabra a la imagen, desde la profunda admiración a la creación de su autora, a la fotografía y a la poesía como medios de expresión” A su vez las imágenes son una invitación para el espectador “a abrazar la multiplicidad que aloja un solo cuerpo y una reflexión sobre la existencia desde la perspectiva de dos mujeres: la de María Beneyto y la de Adriana Cembrero”.

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- Foto: GIULIA COLANTUONO
Lo hace con un proyecto en el que las caras se difuminan para dejar ver la realidad de las criaturas múltiples que habitan los versos de Beneyto, y en una pieza dedicada a las “mujeres de la vida” de Cembrero mientras ordena sus paseos fotográficos.
¿El resultado? Una interesante relectura que conecta a la escritora con la fotógrafa y que permite que una imagen encapsule más de mil palabras: “Primero agrupo las fotografías por poemas, luego contemplo los conceptos y finalmente las ordeno. Me gusta jugar con las imágenes para que hablen por sí mismas y cobren un nuevo sentido”. Porque… cuando un libro habla hay que responder, y no hay mejor regalo que una interpretación libre como esta.

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- Foto: GIULIA COLANTUONO