Arte y fotografía

EXPOSICIÓN

The Grapa propone un diálogo entre tradición y contemporaneidad con 'Crudo'

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VALÈNCIA. La galería valenciana The Grapa presenta Crudo, una colección de masi -textiles tradicionales también conocidos como tapa- elaborados a mano por la artesana Mela Lutuvakula, originaria de la isla de Vatulele (Fiyi). Esta exposición propone un diálogo entre tradición y contemporaneidad, y forma parte del compromiso de The Grapa de visibilizar prácticas culturales en riesgo de desaparecer ante la crisis climática y los procesos de homogeneización global.

En Fiyi, la elaboración del masi es un ritual ancestral protagonizado por mujeres. El proceso comienza recolectando la corteza del árbol de morera, que se remoja, golpea y estira bajo el sol hasta transformarse en un tejido vivo, orgánico, hecho exclusivamente a mano. Esta práctica —transmitida de generación en generación— encarna un vínculo íntimo entre cuerpo, comunidad y territorio.

Los motivos del masi no son decoraciones arbitrarias: son memoria. Cada diseño permite reconocer su origen dentro del archipiélago. En el caso de esta colección, las piezas creadas por Lutuvakula pertenecen al imaginario visual propio de la provincia de Cakaudrove, una de las catorce provincias de Fiyi. Algunos patrones son dibujados a mano; otros se estampan con plantillas talladas artesanalmente. Las tintas se elaboran con carbón mezclado con el jugo de manglar, obtenido tras un proceso de cocción que produce una pasta densa y terrosa. En los formatos más grandes, los diseños se trazan completamente a mano alzada.

El masi ha tenido históricamente un papel central en la vida social y espiritual del Pacífico: se utiliza en rituales, ceremonias, ofrendas a invitados de honor, vestimentas especiales e incluso en la creación o envoltura de imágenes sagradas. Es un tejido que conecta a las personas con sus dioses, con sus ancestros y con las plantas que las han acompañado desde tiempos inmemoriales.

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Una tradición bajo amenaza

Aunque el masi continúa siendo esencial en contextos rituales y de representación identitaria, su uso cotidiano ha disminuido debido a la introducción histórica de textiles industriales como el algodón, la lana o las fibras sintéticas. Sin embargo, la amenaza más urgente hoy no es cultural, sino ecológica. El aumento del nivel del mar, la erosión costera y la intensificación de tormentas -consecuencias directas del cambio climático- afectan los ecosistemas de los que depende esta artesanía: los manglares, las moreras, las zonas de cultivo, los suelos donde se preparan las cortezas y los entornos comunitarios donde se desarrolla el trabajo colectivo. Proteger estas prácticas significa también proteger los recursos naturales que las hacen posibles.

Colección Crudo invita a contemplar la esencia de Fiyi en Valencia: la belleza anterior al artificio, anterior a la forma pulida. Cada pieza es un recordatorio de que la artesanía es, en sí misma, un sistema de conocimiento ecológico. En las manos de Mela Lutuvakula, la tradición no es un vestigio del pasado, sino una forma de resistencia cultural y una afirmación de continuidad frente a un futuro incierto.

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