VALENCIA. La siguiente historia es posible que esté muy alejada del prejuicio al que su titular invita. El trabajo de Héctor Pozuelo (Alaquàs, 1983) no se resume en una provocación. Este fotógrafo, "ya sabía lo que había" cuando empezó a intercalar sus imágenes para marcas de moda y artistas musicales con "el lado más personal" de su producción.
"Es una putada", resume varias veces a Valencia Plaza: "estaban saliendo muchos trabajos gracias al aprecio de la gente a las fotografías en Instagram. Es una herramienta increíble para lograrlo", y no oculta la motivación que ha supuesto hasta hace unas horas el reconocimiento de sus seguidores. Pozuelo llevaba meses intercalando los habituales estudios que realiza con fotografía puramente analógica y los límites que esta red social tolera con los desnudos. Todos los que en este artículo se publican habían pasado por la extinta cuenta.
Sin embargo, tal y como él ya esperaba, este martes la red social de mayor proyección en el mundo y en España (según el IAB Spain 2015) clausuraba su @hectorpozuelo. La compañía, un apéndice de Facebook desde que el gigante del social media la comprara en 2012, ponía punto y final al trabajo de texturas visuales llenas de vida orgánica, en sentido fotográfico, figurado y estricto.
La naturalidad inesperada
En esta cuenta de Instagram, el creador que ha trabajado para marcas como Puma, Kling, Wau y artistas como PXXR GVNG o Kostrok, entre otros, primaba "el sentido artístico por encima de la moda. Es un trabajo personal, en el que todo está más improvisado que lo que los propios seguidores podían imaginar". En cifras, la cuenta acababa de superar los 13.000 followers y el engagement medio contaba entre 500 y más de 1.500 interacciones por publicación. ¿La razón? "Este trabajo es pura estética. Yo no tengo una cultura artística impresionante, así que todo lo que aporto es estética, técnica, trabajo a partir de cámaras y películas [analógico] y mucha intuición".
No obstante, lo más relevante del material que se puede apreciar en las imágenes que Pozuelo ha cedido a este diario para el artículo, es una naturalidad total en las modelos. "Al principio trabajaba con modelos que han participado en proyectos de marcas para las que he desarrollado algo. Pero su reacción es muy distinta con este trabajo. Ellas mismas son capaces de subirlo a sus redes el mismo día, te dan un feedback de agradecimiento inmediato y creo que la razón es muy sencilla: son ellas, naturales de verdad".
Lo que sugiere Pozuelo se define mucho más con la siguiente afirmación: "nunca retoco nada en una foto y ellas están contentas de que se les vea un michelín o cualquier estría. Me lo dicen así, 'qué bien que tú valores, que tengo estrías, que no lo ocultes, porque a mí me da igual'. La reacción es que se gustan porque se ven tal y como son". Todos los trabajos de la serie, todo sea dicho, se han hecho en las casas de las propias modelos o en la propia del fotógrafo, "con la misma complicidad con la que te tomarías una cerveza con un colega".