VALÈNCIA. “Una obra de arte también adquiere un significado diferente según el tiempo y el lugar”. Esta fue una de las frases que la artista Simone Fattal (Damasco, 1942) deslizó durante su discurso de recepción del Premio Julio González, unas palabras que contenían un mensaje directo para una València que hace un año vivió una trágica riada y que, en el caso de la artista franco-libanesa, obligó a retrasar la ceremonia de entrega del galardón, prevista para el pasado mes de noviembre en el marco de la apertura de la exposición Suspensión de la incredulidad, su primera gran muestra en España.

Este contexto marcó su estancia en la ciudad y, también, el discurso que pronunció este martes, en el que regresó al Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) para recibir el reconocimiento de la institución. “Al celebrarse la exposición tan cerca de las terribles inundaciones que asolaron València y sus alrededores, [las obras mostradas] adquirieron un significado diferente. Parecían más bien escombros de un paisaje devastado. Esto demuestra, por si fuera necesario, que una obra de arte también adquiere un significado diferente según el tiempo y el lugar”.

“De hecho -prosiguió-, uno de los visitantes me comentó durante la inauguración: «Nuestro paisaje se veía exactamente igual». El público fue muy receptivo”, relató la artista, que miró -y deseó- un futuro “repleto de obras de arte diversas y significativas, que el mundo tanto necesita en estos tiempos difíciles”. Con estas palabras se dirigió al público presente en un acto de entrega en el que estuvo acompañada por la directora del museo, Blanca de la Torre, y la secretaria autonómica de Cultura, Pilar Tébar, como máxima representante de la Generalitat, acto que coincidió con el Debate de Política General y no contó con la presencia del President, Carlos Mazón, ni del Conseller de Educación y Cultura, José Antonio Rovira.

Simone Fattal se une a una lista de premiados que suma a George Baselitz, Anish Kapoor, Robert Rauschenberg, Miquel Navarro, Christian Boltanski, Carmen Calvo o Mona Hatoum, un reconocimiento con el que sumó, además, la recepción de una edición de una escultura de Julio González, Mujer con Ánfora II, ofrecida por Philippe Grimminger, representante de la Administración Julio González. “Este honor es especialmente importante para mí, ya que comparto con Julio González su elección de la escultura como lenguaje principal, aunque, al igual que yo, utilizó diferentes medios para presentar su obra: pasteles, dibujos, por nombrar solo algunos”, señaló la artista.

La directora del IVAM, Blanca de la Torre, subrayó que “este premio no es solo el reconocimiento a una trayectoria profesional, sino también un homenaje a una mujer que en los años setenta y ochenta del siglo pasado reivindicó el derecho a la igualdad y a ser visible, a tener su propia voz, su propio camino. Es, sin duda, un ejercicio de justicia que contribuye a reparar esa deuda histórica que el arte tiene con las mujeres creadoras”. 

Por su parte, la secretaria autonómica de Cultura destacó que la obra de Simone Fattal “muestra un profundo compromiso social y una reflexión sobre la humanidad y su lugar en el mundo y en la historia”, una práctica artística que “propone un punto de encuentro entre culturas y tradiciones, entre lo individual y lo colectivo, entre la poética y la política, entre el pasado y el presente, entre la arqueología y lo contemporáneo”. 

Simone Fattal, una vida entre varios mundos 

La ceremonia estuvo precedida de una conversación entre la artista y Jacqueline Burckhardt con motivo de la presentación del catálogo de la exposición Simone Fattal. Suspensión de la incredulidad, que cerró sus puertas el pasado 1 de junio en el IVAM, siendo la primera exposición de la artista en España con 85 obras creadas entre 1999 y 2023 que sumergían al visitante en un espacio pluricultural y nómada, creado a través de la escultura, el dibujo y el trabajo editorial.

Nacida en Siria y criada en el Líbano, Fattal estudió Filosofía en París y se estableció como artista a finales de la década de 1970 en Beirut. En 1982 se mudó a Sausalito, California (Estados Unidos), donde fundó la empresa editorial Post-Apollo Press y donde comenzó a realizar esculturas. Fue en 2012 cuando, junto a su pareja Etel Adnan, se trasladó a París, donde vive y trabaja actualmente. 

Simone Fattal es conocida sobre todo por su trabajo en arcilla y gres esmaltado en colores luminosos o en tonos arena y marrón. Sus obras muestran visiblemente las huellas de su elaboración, son esculturas con texturas muy marcadas, monumentales y frágiles a la vez. Las numerosas figuras de piernas alargadas, vasijas variadas o ruinas arquitectónicas se relacionan con su interés por la historia, la mitología y la arqueología, así como por la política contemporánea. 

Sus obras hacen también referencia a la literatura, a los cuentos sumerios, la épica árabe o la poesía sufí. Ángeles, centauros, héroes y dioses se suman a ruinas arquitectónicas y figuras de frutas, animales o comida que hacen referencia al paraíso perdido por la destrucción de lugares históricos como Palmira o Alepo. Las obras de Fattal son atemporales, a la vez arcaicas y modernas, una piezas con las que ha conquistado espacios como el MoMA PS1, la Whitechapel de Londres, la Bienal de Venecia o, claro, el IVAM.