Hoy es 14 de octubre
El centro cultural impulsado por la Fundació Per Amor a l'Art inicia en 2024 una nueva etapa como centro de artes digitales de la mano de la empresa Layers of Reality, con quienes han firmado un acuerdo para la gestión del espacio durante quince años
VALÈNCIA. “Los contenidos culturales no están al nivel de la velocidad a la que va la tecnología”. Formulada con estas y otras palabras, esta misma idea que desliza al principio de nuestra conversación se repite en distintos puntos durante la charla con Artur Duart (Sollana, 1964), presidente de MagmaCultura y de la productora de contenido audiovisual Layers of Reality. El marco, la cafetería del Palacio Santa Clara; sobre la mesa, una grabadora, y un telón de fondo en forma de la última gran noticia de ámbito cultural del año: Bombas Gens se convierte en un museo inmersivo y de realidad virtual. Hace menos de 24 horas que la Fundació Per Amor a l’Art (FPAA), impulsora del espacio, y Layers of Reality anunciaron su acuerdo para la transformación del espacio en un centro dedicado a las artes digitales, lo que supone un punto de inflexión en la historia del joven proyecto, hasta ahora dedicado principalmente a la exhibición de la colección José Luis Soler. Bombas Gens Centre d’Art pasa a ser Bombas Gens Centre d’Arts Digitals.
El cambio de nombre es la punta del iceberg de una transformación mucho más profunda en el centro cultural de Marxalenes, un nuevo camino sobre el que nos da las primeras pistas el propio impulsor del proyecto. Pero para explicar su desembarco en València, es clave abrir el marco. Layers of Reality es un estudio de producción de realidad extendida que abrió en 2019 el Centre d’Arts Digitals IDEAL Barcelona, un espacio ubicado en un antiguo cine rehabilitado que nació con los objetivos de conectar la escena artística y tecnológica y de “liderar un hub de creación y exhibición en el sur de Europa” vinculado a este sector. Años después, y con un confinamiento de por medio, el estudio abrió un segundo espacio, el MAD (Madrid Artes Digitales), situado en el centro de creación contemporánea Matadero. El colectivo multidisciplinar TeamLab, surgido en Japón, o el Atelier des Lumières, ubicado en París, son algunos de los ejemplos de ámbito internacional que también sirven para completar una fotografía global que explica un proyecto que quiere romper con la visión “conservadora” de la museografía. "Nos gusta experimentar".
Tras Madrid y Barcelona, la apertura de un espacio estable en València era algo que rondaba la cabeza de sus impulsores desde hace tiempo, un camino que ha pasado por distintas fases en apenas un par de años. “Cuando llegamos nos plantearon usar la Base Iberdrola [en la Marina], de hecho llegamos a un acuerdo con la Fundació del Disseny para hacer un proyecto conjunto. Por un lado, un espacio para ellos; por otro, el centro de artes digitales, un proyecto que nacía con la voluntad de crear sinergias”, desvela Duart. El proyecto de Centro del Diseño al que se refiere, que en su momento dibujó la fundación privada valenciana, no acabó de aterrizar, un camino que les llevó a interlocutar con las distintas administraciones públicas –“costó mucho”, confiesa- y que finalmente desembocó en la inauguración este año de la exposición temporal Sorolla, una nueva dimensión, que acoge La Base de La Marina, un proyecto que se ha convertido en una suerte de carta de presentación para la ciudad. “Ha tenido una incidencia muy interesante, con cerca de 70.000 visitantes en un año en el que en València se han hecho muchas exposiciones de Sorolla”.
La exposición de Sorolla ha sido una suerte de aperitivo –ambicioso, pero aperitivo- para lo que vendrá en 2024. Cabe destacar que La Base no contaba con las condiciones necesarias para exponer obra original, que sí acompañará a la mencionada exposición en su itinerancia en otras ciudades. Con todo, este proyecto temporal es la antesala de un desembarco total que ya tiene fecha de 'estreno' en valència. “En el Estado español hay pocas ciudades que puedan tener una masa crítica para que se pueda desarrollar un proyecto de estas características, como Madrid, Bilbao o Málaga. Las otras ciudades dependen excesivamente de las ayudas oficiales para tirar adelante. Esto no quiere decir que renunciemos a que las administraciones se impliquen para desarrollar el tejido creativo, creando proyectos propios desde València que se puedan internacionalizar”, señala Duart.
El futuro inmediato pasa por un Bombas Gens que a partir de febrero se convertirá en la tercera sede estable del proyecto de arte y tecnología de la empresa, una andadura que comenzará con la inauguración de la exposición Dalí Cibernètic. Art, ciencia i tecnologia y que supone el inicio de una relación que, tal y como refleja el acuerdo entre la fundación y la empresa, es de una duración de quince años. “Bombas Gens tienes las condiciones idóneas para generar un centro de estas características. Esto no es una prueba, hay una voluntad de largo recorrido y de consolidar el proyecto”, incide Duart durante su conversación con Culturplaza.
En esta conexión entre un proyecto y otro todavía queda por desvelar cuál es el futuro de la colección de arte que fue el pilar del antiguo Bombas Gens, tras el anuncio hace un año de la donación por parte de la Fundació a la Generalitat, un donación que nunca se llegó a ejecutar. El comunicado emitido este mismo martes señalaba que la FPAA comunicará en las próximas semanas el destino de la colección, un camino que ya no necesariamente pasa por el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), como se había anunciado, y que se mantiene como una de las incógnitas por resolver. Entonces, ¿tendrá lugar el nuevo Bombas Gens para la colección privada? “Es una colección magnífica. Nosotros hemos trasladado que nos gustaría hacer uso de la colección cuando la necesitemos, pero no de manera obligatoria”.
La conversación sobre la colección nos lleva rápidamente a otra cuestión, la de la obra de arte física en un proyecto enfocado a la tecnología, a la realidad virtual y aumentada o las experiencias inmersivas, un proyecto que mira al futuro pero que en ningún caso, subraya Duart, es antónimo de la obra pictórica o escultórica. “A mí me gusta hablar de museografía avanzada. La inmersividad o realidad virtual se utiliza siempre y cuando aporte un valor añadido, proyectar por proyectar no tiene ningún sentido del mismo modo en que no tiene sentido colgar cuadros por colgar cuadros. Una exposición de estas características es como otra exposición, ponerlo como una contraposición a lo que se hace es erróneo […] En Bombas Gens nos gustaría tener obra del IVAM, del Museu de Bellas Artes o del Museo Arqueológico de Sagunt. Lo importante realmente es el relato para que el discurso sea atractivo y llegue a la gente”.
En este sentido, Duart subraya la necesidad de generar una "línea editorial" propia -que, por cierto, estará guiada por su propio director o directora- en la que también esté presente la cultura creada desde València, un proyecto que siempre tendrá un pie en lo local y otro en lo nacional e internacional. "Bombas Gens debe ser un espacio receptivo y pensar en proyectos que se identifiquen con la ciudad y con el territorio, lo que no puede ser es un contenedor en el que venga todo de fuera. Hay proyectos fantásticos, como el de Frida Kahlo que ha viajado por más de 25 ciudades, que puede ser que venga, pero no necesariamente todo tiene que venir de fuera".
Pero la programación expositiva, que se compondrá de dos o tres grandes proyectos anuales, es solo un pilar de un proyecto mucho más amplio. Para muestra, el IDEAL de Barcelona. El espacio presentó recientemente, en colaboración con el festival Grec, una revisión del musical Next to normal que combina actuaciones en directo y proyecciones inmersivas, una programación que se enriquece con conexiones que pasan por festivales como el Sónar o el MIRA. Esta manera de componer el ‘menú’ creativo del centro podría servir de espejo del futuro Bombas Gens, que quiere conectarse también con festivales e instituciones locales, convirtiéndose en una suerte de punto de encuentro de iniciativas y creadores vinculados al arte y la tecnología. El paréntesis con el que se cierra la conversación nos devuelve a la idea inicial, la de un escenario de cambio del que el centro quiere ser actor, no espectador. “Estamos en una revolución. Si pensamos que la cultura es un elemento de dinamización y transformación social, tenemos que afrontar lo que está pasando”. Comienza la cuenta atrás para el nacimiento de Bombas Gens Centre d’Arts Digitals.