VALÈNCIA. A todos los personajes de la historia sobre MIFID II se nos llena la boca de decir que, con este cambio normativo, el asesoramiento financiero toma protagonismo. Es cierto, pero, la nueva norma europea tiene una cara oculta: el incremento notable de la burocracia, papeleo... para su cumplimiento.
Con la normativa anterior, MIFID I, durante el proceso de asesoramiento y posterior ejecución de una recomendación de inversión, el cliente recibe un promedio de 14 páginas de información y debe realizar unas 7 firmas. Este volumen de documentación se repite para cada recomendación de inversión, cada activo que se desea cambiar o invertir por primera vez. A los asesores financieros sólo nos quedaba alzar los hombros y poner cara de resignados.
Con MIFID II, la nueva norma europea que entró en vigor el 3 de enero pasado, la documentación a firmar para que se ejecute una recomendación va a pasar a ser el doble, es decir, 28 páginas. La norma incluye obligaciones de información superiores hasta ahora, mostrando hasta cinco nuevas mediciones similares a las del riesgo, e incluyendo nuevos datos del producto financiero referentes a la proyección de resultados, rentabilidad y pérdida. No puedo imaginar la cara que tendremos que poner ahora cuando los clientes tengan delante tal cantidad de papel.
En este punto es donde la tecnología juega un papel ideal para la mejora de la calidad del servicio. Si digitalizamos toda la documentación a revisar y la firma de esta, podremos mantener el nivel de servicio que manteníamos hasta ahora en cuanto a la calidad de las recomendaciones y facilitar las cosas a los clientes y al regulador. Un asesor financiero que utilice el papel como medio para comunicar sus recomendaciones, está dedicando un 70% de su tiempo a trámites burocráticos sin ningún valor añadido y sólo un 30% a revisar las carteras de sus clientes.
Desde que el asesor comunica la recomendación de inversión al cliente, hasta que la misma está ejecutada en su entidad financiera, pueden pasar hasta 15 días. En ese tiempo y con la situación de incertidumbre que estamos viviendo, el mercado puede haber oscilado más de un 1% unas 3 o 4 veces. La figura del asesor financiero sin tecnología de soporte va a quedar obsoleto en cuestión de meses.
Pero, ¿qué va a cambiar los próximos meses en el asesoramiento financiero? Lo primero, que el asesor financiero existe y hay buenos y malos asesores, hay independientes de cualquier banco y no independientes. Aunque el profesional que se dedica al asesoramiento financiero es una figura destacada en el mundo anglosajón, en España se desconoce, absorbida por el potente marketing de los bancos, capaz de hipnotizar a cualquiera.
Lo segundo es que ya no va a hacer falta moverse del sofá para hacer buenas inversiones. El móvil, eso que no nos despegamos de la mano, se va a convertir en nuestro mejor aliado para recibir recomendaciones de inversión y, si nos convence, ejecutarlas con un par de movimientos de nuestro pulgar.
Lo tercero es la comunicación con nuestro asesor y nuestra entidad financiera. Hasta hace bien poco, el asesor financiero te 'colocaba' un producto y no te llamaba si iba bien o mal. En unos meses, el asesor financiero va a evaluar constantemente tus inversiones, haciendo tanto propuestas de inversión como de desinversión. Preguntará al inversor, con cierta frecuencia, si sus circunstancias personales han cambiado. Si así fuera, rebalancearía la cartera, adecuándola a la nueva situación. Si un producto no cumple con las expectativas o el mercado ha cambiado y no tiene sentido mantener dicho producto en cartera, de nuevo, el asesor financiero propondría cambiar la cartera de inversión. Dicho de esta forma, suena idílico, pero, soy optimista por naturaleza y quiero pensar que MIFID II va a traer estos cambios a nuestras vidas, porque creo que, después de lo vivido en el pasado, los inversores españoles se merecen que se les cuide.
Por último, la nueva norma europea va a provocar, como ya he comentado, una ola digital en el asesoramiento financiero. Pero, además, vamos a disfrutar de una mayor rentabilidad en nuestras carteras, sin incrementar el riesgo que asumíamos hasta la fecha. Después de la vivienda y los depósitos bancarios, el activo financiero más invertido por los españoles son los fondos de inversión. Un 90% del patrimonio invertido en fondos de inversión ha sido en fondos pertenecientes a los bancos.
Varios análisis apuntan a que los fondos de inversión vinculados a entidades financieras no superan ni al índice con el que se comparan, es decir, podemos encontrar otros fondos de inversión similares con mejor rentabilidad, sin asumir mayores riesgos. Con MIFID II, y gracias a la labor renovada de los asesores financieros, estos activos con mejores rentabilidades van a salir a la luz, para disfrute de inversores españoles. Una excelente noticia para el que ha estado sufriendo el azote de su entidad financiera.
Raúl Aznar es socio director de la EAFI independiente del mismo nombre, fundador del 'multi-family office' Aznar Patrimonio y de Finline, primera plataforma online de asesoramiento independiente de España