VALÈNCIA. El concejal de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de València, Vicent Sarrià, desgranó este jueves los principales aspectos del nuevo proyecto para el PAI del Grao, en el que destacan soluciones urbanas como un cajón para el tren -a la espera de que se produzca el soterramiento definitivo de las vías- y una zona ajardinada más ancha en el viejo cauce del Turia, tal y como reclamaban sus socios de Gobierno.
Según ha detallado el edil, el desarrollo del PAI no podía esperar a contar con una solución definitiva al costoso soterramiento de las vías, cuyo importe podría superar los 70 millones de euros y ha de ser asumido por Adif. En esta línea la concejalía ha optado por la solución provisional del cajón (como se aprecia en la imagen que acompaña a este artículo) sobre el que se habilitaría el paso peatonal sobre el trazado del cauce -que a su vez servirá para conectar la zona de Moreras con el Grao por encima del río-.
Por lo que respecta a la anchura del Jardín del Turia, el departamento ha aprovechado que en el Grao la cota del núcleo urbano es similar a la del fondo del río para ensanchar el Jardín del Turia, al no existir pretil -como ocurre en el centro- que dificulte esta tarea. Al estar en una zona más próxima al mar el tramo final sí contará con agua.
El nuevo PAI del Grao fue encargado por el Ayuntamiento de València al arquitecto José María Tomás para rediseñar el espacio sin el trazado del circuito urbano de Fórmula 1 y sin los lagos previstos en el planeamiento inicial, elaborado en tiempos del Partido Popular.
El espacio contará con un total de 161.000 metros cuadrados de zona verde, un gran delta ajardinado junto a la Marina que estará salpicado por 20 altas torres con capacidad para las 2.550 viviendas previstas en dicho ámbito (la edificabilidad no varía). Una de las torres previstas es de 150 metros de altura (45 plantas), una envergadura que la convertiría en el edificio más alto de la ciudad, tal y como ya estaba contemplado en el proyecto inicial -según detalló el concejal socialista-.
De la misma manera que el cajón para las vías del tren, la prolongación de la avenida de la Alameda sufrirá provisionalmente un estrechamiento para salvar el paso del ferrocarril, donde tendrá que reducirse a solo dos carriles para continuar después con la anchura estándar en la zona del Grao.
Por su parte, la avenida de Francia sí contará de inicio con su esperada prolongación natural al otro lado de las vías, lo que permitirá, tras años de reivindicaciones vecinales, una nueva y rápida vía de acceso directa entre el barrio del Grao y el resto de la ciudad.
Como explicó este diario, la renacida Nuevas Actividades Urbanas (NAU) se convertirá en el gestor urbanístico del PAI del Grao de València. Así lo ha querido Atitlan, el grupo inversor que -junto a Gesfesa- controla esta firma inmobiliaria desde hace un año y que abanderó la compra de 100.000 metros cuadrados en dicho espacio junto al fondo británico Hayfin Capital, la familia Martinavarro y el empresario Francisco Martínez -todos ellos agrupados en la sociedad Valere Reoco, con sede social en Barcelona-.
Al desarrollo de este espacio le resta todavía el largo proceso de que se aprueben formalmente las modificaciones en el planteamiento municipal anunciadas por el Ayuntamiento de València y que, como contemplan todas las partes, el consistorio renuncie formalmente a la gestión directa del PAI -en la actualidad atribuida a la firma pública Aumsa-, dejando paso a la creación de una una agrupación de interés urbanístico liderada por NAU.
Adif es la firma propietaria de otra gran porción de suelo, pero está adoptando un rol menos activo. El tercio restante estaba muy atomizado, pero Atitlan y sus socios se mueven desde hace meses para incrementar ligeramente su porción en el PAI. En el marco de estos movimientos le compraron recientemente 14.000 metros cuadrados de suelo a la Sareb por cuatro millones de euros.