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el espacio tendrá vegetación colgante, un jardín vertical y pérgolas fotovoltaicas

Así es el proyecto sostenible y bioclimático que completa el enclave de la Torre Miramar 

23/11/2022 - 

VALÈNCIA.  El enclave de la Torre Miramar se convertirá en un espacio bioclimático destinado a la cultura urbana con vegetación de sombra, fuentes de agua potable y pérgolas solares para recarga de bicicletas, patinetes o teléfonos móviles. En total, 7.200 m2 para crear un espacio verde, bioclimático y sostenible que complementa al recién inaugurado enclave dedicado a los amantes de disciplinas como el parkour, el patinaje, la danza urbana o la skate. Un proyecto que todavía no está definido en su totalidad, pero del que Valencia Plaza ha tenido acceso a su proyecto básico y que pone fin a más de una década de abandono de este emplazamiento situado en la entrada norte de València.

El proyecto inicial con el que trabaja el Ayuntamiento de Valencia contempla la mejora de las condiciones bioclimáticas y la producción de energía renovable sin intervenir en el espacio dedicado a la cultura urbana. Además, se ajardinará la superficie y se instalará sombra vegetal y un jardín vertical en la cara norte de la icónica torre de 45 metros de altura.  “La Torre Miramar es un icono arquitectónico situado en la entrada norte de la ciudad. Queremos dignificarlo y transformarlo en un elemento para el disfrute de la ciudadanía y un emblema urbano de referencia”, ha explicado Alejandro Ramon, concejal de Emergencia Climática y Transición Energética.

Una actuación que es posible gracias a que la Demarcación de Carreteras del Estado y tras distintas negociaciones, entregara en 2021 el espacio al Ayuntamiento de València para su conservación, mantenimiento y dinamización. En ese momento comenzaron las actuaciones para convertir la Torre Mirarmar y su entorno en un espacio público vinculado a la cultura y el arte urbano que culminó en febrero de 2022 con el primer encuentro Miramar Urban Meet. Ahora, el consistorio da un paso más para convertirlo en un “espacio verde, bioclimático y sostenible”. 

Con sus 45 metros de altura, la torre Miramar se convertirá en el jardín vertical más alto de España 

Así, para fomentar ese encuentro entre la práctica deportiva del skate, la calistenia o el parkour en la torre Miramarde expresiones artísticas ligadas a la música, la danza o las artes plásticas, el consistorio contempla dos líneas de actuación. La primera de ellas es la creación de zonas de sombra para conseguir espacios que dispongan de protección solar mediante pérgolas con recubrimiento de dos tipos (vegetal y de producción de energía fotovoltaica). Y la segunda de ellas, la instalación en las fachadas con orientación Norte de un jardín vertical mientras que las de orientación Sur se cubrirán con acabado de vidrio fotovoltaico para la producción de energía solar. 

Sobre esa combinación de espacio bioclimático y encuentro cultural y deportivo, Alejandro Ramon sostiene que " La torre Miramar se encuentra en un espacio estratégico, en una zona universitaria, cerca de los campus de la Universitat Politècnica y de la Universitat de València, y en un punto que lo convierte en imagen y puerta de la ciudad para a todo aquel que llega por la autopista de Barcelona. Por eso el plan contempla un espacio de uso deportivo y cultural y al mismo tiempo lo consolida como hito arquitectónico, bioclimático y sostenible, imagen de una València que ya es capital verde europea y que tiene el compromiso de ser ciudad neutra en emisiones de CO2 en 2030”

En cuanto a los plazos de ejecución, el consistorio ha informado que en 2023 se ejecutará la primera fase del proyecto con una inversión de 250.000 euros de un total de los 1.300.000 euros que se ha presupuestado para la puesta en marcha de la remodelación total.

Fin a un estado de abandono

Este proyecto viene a complementar las actuaciones del Ayuntamiento de Valencia para dinamizar este espacio, pero también pone fin al estado de abandono de la superficie, inaugurada en 2009. Y es que, cabe recordar que este espacio construido sobre el túnel de la avenida Cataluña y el acceso a la ciudad por la V-21 constaba de una plataforma superior con tres fuentes y dos rotondas y una torre mirador de 45 metros de altura —tan solo estuvo tres meses abierta—. Un proyecto que costó 24 millones de euros —en lugar de los 14 presupuestados— que fue apodado como la rotonda más cara de Europa y que quedó en un estado de abandono hasta hoy.


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