La directora de Integración de Criterios ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) de Robeco analiza los métodos para seleccionar de cara a identificar los mejores activos de inversión
MADRID. Un filtro negativo o excluyente significa la exclusión de determinados sectores, empresas o prácticas de un fondo o cartera en base a criterios ASG determinados. Su origen se remonta al siglo XVIII y la negativa de los cuáqueros a invertir en el comercio de esclavos. Desde entonces ha sido a menudo presentada como una cruzada verde, o como una condena de ‘acciones inmorales’ como las del tabaco, por motivos éticos en ambos casos.
Normalmente se concreta en la negativa a comprar acciones o bonos de empresas 'inmorales', como las dedicadas al alcohol, el tabaco, el juego o las armas. En la lucha contra el cambio climático, se asocia cada vez más a eludir empresas que producen o contaminan con combustibles fósiles. En algunos casos, la legislación nacional impone determinadas exclusiones; por ejemplo, la legislación neerlandesa prohíbe invertir en empresas que fabriquen bombas de fragmentación. La aplicación de filtros exclusivos o negativos supone el caso más habitual de inversión sostenible, con 15 billones de dólares de activos en todo el mundo en 2016.
Como la exclusión de ciertos sectores tiene ya una cierta tradición –evitar empresas tabaqueras se retrotrae muchos años; por otra parte, las exclusiones más recientes afectan a los productores de carbón térmico– es comprensible que haya quien piense que la inversión sostenible se reduce solo a eso.
Sin embargo, la selección negativa solo es una cara de la moneda. La inversión sostenible también se basa en la selección positiva, ya que, en última instancia, lo que se incluye en un fondo es más importante que lo que se deja fuera. La organización Global Sustainable Investment Alliance proporciona principios globales que se están convirtiendo en el estándar del mercado. Además de la selección negativa, pueden aplicarse los siguientes métodos de inversión sostenible:
En función de los objetivos de un inversor se utilizará una u otra metodología. En la inversión, se suele recurrir al empleo de datos de ASG con vistas a mejorar los rendimientos o reducir el riesgo. La inversión de impacto y la titularidad activa tratan en general de marcar la diferencia, además de generar rendimiento financiero. Como Robeco tiene por principio básico de inversión que el empleo de datos ASG propicia la adopción de decisiones de inversión mejor fundamentadas, y que también beneficia a la sociedad, nuestra ejecutoria se ha centrado en la integración ASG y en la titularidad activa.
Por lo que se refiere a la integración ASG, para analizar y valorar una empresa se emplean los datos recabados de numerosas fuentes. En general, un valor con un desempeño de ASG superior en temas importantes tiene normalmente más posibilidades de entrar en la cartera que otro de perfil más bajo. Aunque los riesgos ASG ya estén suficientemente descontados por el mercado, el gestor de cartera puede no obstante invertir si considera que existe margen de mejora suficiente que permita la revalorización del valor.
En consecuencia, la integración ASG posibilita que se tomen decisiones de inversión completamente fundamentadas, empleando criterios de sostenibilidad tanto positivos como negativos, que se suman a otros factores relacionados con la decisión de comprar o vender. Entre ellos se encuentran por ejemplo los principios de la inversión value, con los que el gestor de cartera busca acciones cuyo precio actual no refleje el potencial atribuido a la empresa.
La exclusión, la selección negativa por excelencia, debe ser considerada como último recurso. La mayoría de los inversores prefieren primero interactuar con las empresas para tratar de encontrar formas de mejorar su conducta corporativa. Robeco lo afronta por medio de un equipo de Titularidad Activa diseñado a medida, compuesto por especialistas en la tarea que de forma periódica se comunican con las empresas participadas.
Es preferible este proceso porque una vez excluida una empresa no es posible interactuar con ella, y los inversores no pueden ejercer su influencia para buscar mejoras de ASG. La desinversión plantea un problema similar, en el sentido de que solo transfiere la propiedad de un inversor descontento a otro más dispuesto, sin abordar el problema de fondo, como en el caso de la descarbonización.
Además, interactuar puede dar resultados, incluso cuando se abordan problemas muy duraderos y aparentemente intratables. Así, las grandes petroleras (‘Big Oil’) todavía producen combustibles fósiles, pero se les ha podido convencer de que gradualmente cambien sus modelos de negocio para hacer más hincapié en las energías renovables. Eso ha propiciado que los parques de energía solar y eólica devengan parte importante de sus negocios al alejarse del gas y petróleo tradicionales, impulsando en la práctica la descarbonización y ralentizando el cambio climático.
Masja Zandbergen es directora de Integración de Criterios ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) de Robeco