MADRID (VP). La marea global de 'dinero fácil' que ha impulsado las valoraciones durante los últimos años ya ha alcanzado su punto álgido, por lo que el ciclo empresarial será determinante para que los activos de riesgo sigan registrando ganancias el próximo año, según las perspectivas de inversión para 2016 del BlackRock Investment Institute.
El documento de perspectivas, titulado Cycles Out of Sync, desgrana la visión sobre la economía y los mercados internacionales del BlackRock Investment Institute (BII) para 2016 y analiza las posibles implicaciones para las rentabilidades de las inversiones y las decisiones de asignación de activos. En general, el BII recomienda a los inversores prestar mucha más atención en 2016 al ciclo empresarial, crediticio y de valoraciones, en un momento en el que el impacto del ciclo de política monetaria se está disipando.
Dado que las valoraciones ya no están baratas y los márgenes de beneficios empresariales se ven presionados en muchos mercados, el crecimiento económico es necesario para que los ingresos aumenten. "Esperamos una subida de precios escasa o nula en la renta fija y leves ganancias en la mayoría de los mercados de renta variable en 2016", apunta el BII.
La cautela será determinante en 2016, ya que los principales ciclos parecen estar desincronizados actualmente, según el BII. En concreto, las valoraciones parecen haberse despegado del ciclo empresarial en muchos mercados, especialmente en EE UU. "En esencia, hemos estado tomando prestadas rentabilidades del futuro", señala el BII.
"Las perspectivas se complican aún más si tenemos en cuenta que las tendencias a largo plazo, como el envejecimiento de la población, los elevados niveles de deuda y los cambios tecnológicos, se están solapando con los ciclos a corto plazo; eso significa que las elevadas tasas de crecimiento del pasado podrían no volver", explicó Ewen Cameron Watt, director global de estrategia de inversión de BlackRock. "La buena noticia es que vemos un modesto repunte en el crecimiento mundial y un interés renovado entre los inversores por los fundamentales".
La mayor parte de las bolsas se han quedado sin fuelle en 2015, señala el BII, ya que la expansión de los múltiplos (aumentos del PER) y los dividendos han ocultado 'pecados' como el estancamiento o el descenso de los beneficios. "La pregunta de cara a 2016 es si los mercados pueden sostenerse por sí mismos, ahora que las condiciones financieras internacionales son ligeramente más restrictivas", afirmó Russ Koesterich, director global de estrategia de inversión del BlackRock Investment Institute. "Si las empresas quieren aumentar sus beneficios, es vital que los ingresos vuelvan a crecer, especialmente en los mercados donde las valoraciones son elevadas".
Los efectos de las fluctuaciones del dólar estadounidense y los precios del petróleo serán determinantes el próximo año, considera el BII. Los avances del dólar intensificarían las presiones sobre los precios de las materias primas, las divisas emergentes y los beneficios de las empresas estadounidenses, a las que restarían competitividad en sus exportaciones. La caída del crudo ha presionado a la baja las expectativas de inflación a largo plazo y podría animar a algunos bancos centrales a pisar más a fondo el acelerador monetario.
La volatilidad ha amainado desde los máximos que se registraron durante la oleada de ventas masivas en las bolsas mundiales y buena parte de las clases de activos se mueven actualmente en torno a las medianas de volatilidad de los últimos veinte años. Sin embargo, la volatilidad podría aumentar de nuevo, alerta el BII.
"En el lado positivo, vemos pocas áreas donde se esté dando una efervescencia real -señaló Koesterich. Sin embargo, incluso aunque no se produzcan convulsiones, es probable que la volatilidad aumente".
Koesterich considera que los inversores también deben estar muy atentos a las variaciones en las dinámicas del mercado, es decir, los periodos en los que el liderazgo del mercado cambia de forma brusca. "La exposición a empresas de calidad, como empresas consolidadas de tecnología y salud, ha demostrado ser un contrapeso eficaz en periodos de mayor vulnerabilidad", explicó.
El agravamiento de los conflictos regionales y las tensiones geopolíticas también podrían terminar afectando a los mercados, apunta el BII, que destaca las presiones que podría sufrir la UE a consecuencia de la crisis de los refugiados y el referéndum en el Reino Unido sobre un posible Brexit.
De la economía estadounidense dependen muchas cosas en 2016, ya que en muchas otras partes del mundo el crecimiento se está ralentizando o estancando, sugiere el BII. "Aunque las estimaciones de consenso sobre el crecimiento estadounidense en 2016 se han revisado gradualmente a la baja, creemos que al ciclo de crecimiento todavía le queda recorrido", afirmó Koesterich.
Ahora que la economía estadounidense goza de una buena salud en términos relativos, la Fed parece por fin dispuesta a acabar con la era de los tipos cercanos al cero. La autoridad monetaria parece estar mirando más allá del lastre a corto plazo que supone para la inflación la caída de los precios de la energía. La subida de los alquileres en el mercado de la vivienda también contribuirá a impulsar la inflación en 2016, apunta el BII.
¿Qué pasará cuando suban los rendimientos de los bonos? "Los bancos y las aseguradoras muestran correlaciones positivas con las subidas de los rendimientos de los bonos, y también nos gustan las empresas tecnológicas, las constructoras y los inmuebles terciarios prime de EE UU", explicó Koesterich. En la renta fija con calificación Investment Grade, las preferencias se centran en sectores como el de los servicios financieros y el del cable, en detrimento del de materiales, manufacturas y productos de consumo.
El ciclo empresarial de la zona del euro se encuentra en las primeras etapas de una recuperación a cámara lenta, pero la inflación subyacente permanece en unos niveles persistentemente bajos (aunque ha repuntado ligeramente) y el repunte de las exportaciones europeas se ve amenazado por la ralentización de los mercados emergentes, señala el BII.
"Esperamos que el impulso reformista pase a un segundo plano y deje su sitio a los controles fronterizos y las cuestiones relacionadas con la seguridad en 2016 -declaró Cameron Watt-. Consideramos que se dará un impulso modesto al crecimiento en 2016 a medida que los gobiernos reducen sus políticas de austeridad y aumentan su gasto público, no solo en seguridad".
En opinión del BII, las valoraciones de las bolsas europeas son atractivas. La debilidad del euro, el tenue crecimiento de los salarios y la expansión del crédito en los diferentes países deberían impulsar los beneficios empresariales en Europa en 2016, mientras que la fortaleza del dólar ejerce presión sobre los beneficios en EE. UU. Al mismo tiempo, el BII alerta sobre el hecho de que la sobreponderación de acciones europeas se ha convertido en un posicionamiento de consenso, y avisa de que "a los mercados se les da bien ir contracorriente".
El BII cree que el Banco de Japón podría aplicar nuevas medidas de expansión cuantitativa y que el Gobierno podría elevar el gasto, ahora que la economía japonesa vuelve a coquetear con la deflación; en ambos casos, el efecto para los beneficios empresariales sería positivo.
"Un aspecto importante es que el sector empresarial japonés está comenzando a prestar atención a los derechos de los accionistas, lo que se traduce en más pagos de dividendos y recompras de acciones -señaló Cameron Watt-. Desde 2008, las rentabilidades sobre los recursos propios han aumentado de forma constante. También nos gustan las acciones japonesas porque están baratas y la apuesta por Japón ya no suscita tanto entusiasmo en el mercado".
El riesgo a corto plazo es la desaceleración de China, ya que representa el segundo mayor socio comercial de Japón (después de EE. UU.). Al mismo tiempo, la economía de Japón se caracteriza por el gran peso del mercado interno; así, menos del 5% de los ingresos totales de las empresas japonesas proceden de China.
La hipótesis de trabajo del BII para China es un aterrizaje suave. China probablemente no alcance el objetivo de crecimiento anual real del 6,5% fijado por su plan quinquenal actual, pero eso no es ninguna tragedia. Incluso un crecimiento del PIB real del 5% sería saludable para una economía de aproximadamente 20 billones de dólares. El BII aprecia que se están produciendo muchas reformas en China que están estimulando el PIB del país a corto plazo, como el paso a un sistema de precios de mercado y la reducción del exceso de capacidad en el sector manufacturero.
"Donde más se dejan sentir los efectos de los cambios económicos de China es en el mundo emergente, ya que el auge de los emergentes y el comercio han dependido enormemente de la demanda china, afirmó Cameron Watt. Los países emergentes que dependen de la demanda china y los exportadores de materias primas como Australia se enfrentan a un doble peligro, ya que el crecimiento chino ha seguido contrayéndose más y más rápido de lo previsto y la composición del crecimiento ha cambiado rápidamente, desde la demanda de recursos naturales hasta la demanda de bienes de consumo, servicios y productos lácteos".
Sin embargo, el BII cree que los inversores deberían ser prudentes a la hora de identificar fluctuaciones del ciclo que podrían contribuir a impulsar los mercados bursátiles, al menos temporalmente. Algunas de estas fuerzas son el aumento del crecimiento mundial, una depreciación importante de muchas monedas emergentes, la caída de la inflación en algunos países el próximo año y el hundimiento del precio del petróleo, un regalo para los países que importan crudo.