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panel de opinión

Así ven la 'Tasa Tobin' española seis financieros valencianos

13/10/2018 - 

De izquierda a derecha arriba: Francisco Varea (Edetania Patrimonios), Fernando Ibáñez (Ética Patrimonios EAFI) y Raúl Aznar (Raúl Aznar EAFI). Abajo, y en el mismo orden, Alejandro Martínez (EFE & ENE Multifamily Office), Eduardo Bolinches (Bolsacash) y Jorge Pérez (Libertas 7)

VALÈNCIA. Lío -y del gordo- a la vista en la bolsa española tras conocer este pasado jueves el nuevo impuesto para las transacciones bursátiles, según recoge el acuerdo de Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2019 firmado por el Gobierno y sus socios Unidos Podemos. La 'Tasa Tobin' -nombre que debe al economista estadounidense James Tobin- española gravará con un 0,2% las operaciones de compra de acciones españolas ejecutadas por operadores del sector financiero; mientras que únicamente se someterán a tributación al 0,2% las acciones emitidas en España de empresas cotizadas cuya capitalización bursátil sea superior a los 1.000 millones de euros. Quedan fuera del ámbito del impuesto la deuda, tanto la pública como la privada, así como los derivados.

Para Bolsas y Mercados Españoles (BME) el nuevo impuesto podría suponer una amenaza para las cotizadas domésticas, dado que podría distorsionar la distribución de la propiedad de las empresas cotizadas, cuyo 46% estaba en manos de inversores extranjeros a cierre de 2017 -máximos históricos-, y poner en cuestión el atractivo de las mismas. Además, el nuevo impuesto también contempla que sea la Agencia Tributaria la que lleve el control de las sicavs en lugar de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Este diario ha sondeado la opinión de media docena de curtidos financieros valencianos para conocer su opinión sobre una decisión tan controvertida, pero que todavía debe salir adelante por cuanto la negociación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) prometen emociones fuertes. A continuación sus respuestas:

Fernando Ibáñez, cofundador de Ética Patrimonios EAFI


No nos gusta hablar de política, pero la sensación es que estamos ante decisiones más electoralistas que económicas. Siempre es rentable políticamente impulsar acciones en contra del 'gran capital' o de los mercados financieros. Detrás de estas decisiones subyace, en el mejor de los casos, un profundo desconocimiento sobre qué son los mercados y para qué se crearon (conectar capital con empresas para generar crecimiento y empleo); o, en el peor, oportunismo político aprovechando la falta de cultura financiera de nuestro país. 

Cualquier impuesto nuevo genera un nuevo punto de equilibrio en el mercado y alguien tiene que pagarlo. Aparte de  la pérdida de competitividad de la bolsa española en un mundo global, nos preguntamos si se ha medido el riesgo de que este nuevo coste soportado por los inversores perjudique la opción de la bolsa como instrumento de financiación de las empresas españolas. 

Por contra, las nuevas medidas de control sobre las sicavs nos parecen acertadas. Se trata de vehículos de inversión colectiva que se utilizan mayoritariamente para grandes patrimonios, desvirtuando su función original. Por tanto, limitando el porcentaje de capital en manos de un solo grupo y fomentando su carácter popular y accesible devolvemos a las sicavs sus cartas de nobleza. Esperamos que de este modo dejen de estar 'demonizadas' por el público y utilizadas torticeramente por algún partido político.

Francisco Varea, socio director de Edetania Patrimonios


Las negociaciones del gobierno para sacar adelante unos Presupuestos Generales que cuenten con el apoyo de sus socios han desempolvado una vieja aspiración de algunos países europeos en forma de una tasa sobre las transacciones financieras. Esta tasa gravaría la compra-venta de acciones de determinadas sociedades cotizadas en el mercado español, dejando al margen la operativa con renta fija y derivados.

Esta medida podría suponer un efecto negativo sobre el volumen de contratación en los mercados bursátiles nacionales con la consiguiente pérdida de eficiencia y liquidez para los mismos. Además, en un mercado globalizado y con cada vez menos fronteras para la circulación de capitales, esta medida también podría ocasionar una deslocalización de los flujos inversores internacionales (mayoritarios en el mercado español) hacia otras plazas financieras en las que no se aplique esta tasa. No es la primera vez que se trata de establecer este tipo de gravamen en Europa. Es una iniciativa recurrente que en contados casos se ha podido llevar a la práctica.
 
Finalmente, como ya nos han demostrado otras experiencias en el pasado, este tipo de medidas no consigue recaudar las cantidades pretendidas y, por otro lado, acaban repercutiendo en el bolsillo de los ahorradores vía mayores comisiones repercutidas y/o menor rentabilidad final debido a que este coste acabará siendo asumido por los distintos productos financieros (fondos de inversión, sicavs, carteras particulares,…).

Raúl Aznar, socio-director de la EAFI independiente del mismo nombre


El nuevo impuesto a las operaciones financieras supondría, de salir adelante, un torpedo a la línea de flotación de nuestro maltrecho mercado de capitales español. 

Hay que recordar que las empresas tienen la libertad de cotizar en el mercado que más les interese. Por ello, cualquier elemento distorsionador del mercado empujará a las empresas a buscar financiación fuera de nuestras fronteras.

Jorge Pérez, director de Inversiones de Libertas 7


Se trata de una medida que sólo se comprende desde la perspectiva de satisfacer los intereses de los socios políticos del actual Gobierno con el fin de poder sacar adelante los Presupuestos. ¿En qué medida favorece esta decisión al pequeño ahorrador, a la formación de precios y a la liquidez de los mercados?, ¿es una medida lo suficientemente efectiva en términos de incrementar los ingresos fiscales del Estado? Tengo serias dudas al respecto.

No se trata de un mero impuesto más al ahorro, ya que no grava el beneficio sino la adquisición de algunos activos de renta variable, tanto si se obtiene beneficio o pérdida en un futuro. Penalizar y desincentivar la inversión puede tener el efecto contrario en la recaudación por ganancias patrimoniales.

En un mercado global los inversores lo tienen muy fácil para retirar sus fondos y derivarlos a países con legislaciones fiscalmente menos restrictivas. Incluir una tasa fiscal a las operaciones bursátiles supone imponer indirectamente al ahorrador una mayor rentabilidad exigida a su capital, que buscará alternativas fiscalmente más eficientes, posiblemente en otros mercados, pudiendo tener consecuencias sobre el volumen de negocio y la liquidez del mercado. Los mercados financieros juegan un papel fundamental en la canalización del ahorro y la inversión, esta medida no parece que juegue a favor.

Alejandro Martínez, cofundador de EFE & ENE Multifamily Office


La 'Tasa Tobin' se creó para estabilizar los mercados de divisas, desincentivando la especulación en un mercado intrínsecamente comercial. Tiene una importante salvedad: Incluso su creador insistió en que sólo funcionaría si todos la aplicaban en conjunto. Del término se ha abusado, ninguna sorpresa ya que da un aire legítimo a los gobiernos que quieren recaudar. Lo que se propone en España ya se ha aplicado en otros países y no debería llamarse 'Tasa Tobin', ya que no se aplica sobre divisas sino sobre los mercados y su única intención es ingresar de una nueva manera. Los efectos ya son conocidos y ninguno ha cumplido su objetivo.

Vamos a hacer un pequeño cálculo: Supongamos que un inversor avezado es capaz de obtener un 7% anual en su cartera de valores. Enhorabuena, pero fiscalmente se quedaría con un 5,5%, aproximadamente. Este dato sería neto, ya que ha de pagar un corretaje y un canon de bolsa por cada operación. Si ahora además ha de pagar un 0,20% al entrar y al salir, un 0,40% en total, y si es un inversor medio que rota su cartera cada 8,3 meses, esto le supone alrededor de un 0,50% de coste adicional, es decir, un 10% de su beneficio (suponiendo que lo tenga).
 
Pero, ¿y si pierde? Pagará un 0,50% de su cartera igualmente. ¿Y si rota la cartera cada trimestre siendo realistas? Entonces el Gobierno cobra un 1,2% de su cartera, cada año. No está mal. Evidentemente si la rota mensualmente y le paga al Gobierno un 4,8% de su cartera todos los años es que no se ha hecho los números. No es de extrañar pues que el inversor opte por otros mercados donde no se le saque el dinero del bolsillo de forma tan evidente.
 
La relación inversa entre precio y demanda es de las más robustas. Si las transacciones son más costosas se demandan menos, se reduce el volumen de negociación y los mercados se vuelven más ilíquidos y más ineficientes. Esto son datos indiscutidos, demostrados una y otra vez por la investigación sobre la medida en otros mercados. Un mercado como el español, ya de por sí pequeño y dependiente de los inversores extranjeros (la mitad de su capitalización), sufrirá. Si la 'tasa vampírica' se implementa tendremos una bolsa aún más ineficiente y precaria, con efectos fiscales casi nulos dado que el volumen simplemente elegirá otros mercados.

Eduardo Bolinches, fundador de Bolsacash


Ya lo puso Italia y Francia también al 0,1%, mientras que Francia lo tuvo que bajar al 0,03%. La solución será tan sencilla como irse de compras a la Bolsa de Alemania. Con la barrera de 1.000 millones de euros de capitalización se intenta englobar a la totalidad de los valores componentes del Ibex 35, dejando fuera de este impuesto a la gran mayoría del Mercado Continuo español y sobre todo al mercado de derivados, por lo que otra opción sería comprar CFDs o contratos por diferencia sobre acciones del BBVA en lugar de comprar acciones directamente del BBVA.

Otro vehículo que lo pasará mal serán los fondos de inversión de renta variable, ya de por sí en tela de juicio por su nula creación de valor. Solo le falta ahora un lastre adicional del 0,2% en cada operación, dando por hecho que habrá que pasar por caja tanto en la compra como en la venta en Bolsa con valores del Ibex 35. El consuelo de tontos es que la renta fija queda fuera del impuesto y la esperanza en que la operativa intradía también quede exenta. Como ocurre con todos los impuestos, las previsiones de ingresos fallarán estrepitosamente.

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