ELCHE. La realidad, casi siempre, se encarga de salir a la luz y de sacudir los cimientos de una sociedad que da por sentada o por conquistada la 'paz'. La amenaza de una guerra o invasión como las que asolaron Europa en el siglo XX parecía muy lejana o ya superada. Tanto, que a pesar de los avisos, hasta que Rusia no ha cruzado la línea en Ucrania, nadie quiso creer esa posibilidad como real. En un mundo con una economía globalizada, con un conflicto internacional en ciernes a las puertas de la Unión Europea, el mapa se arruga y sus consecuencias llegan a todas partes. Junto a la tragedia humana, se abre un nuevo frente que puede afectar a la economía local.
Además de las cifras de sectores e industrias que se pueden ver afectadas en la provincia alicantina o en la Comunitat Valenciana, también es interesante poner ejemplos, casos concretos con nombres y testimonios que sirvan para entender una pequeña parte de lo que puede conllevar el conflicto. La empresa Rocapiel, con décadas de experiencia y trabajo con cueros, con sede en Elche Parque Empresarial y fábrica en Ucrania, habla con Alicante Plaza para contar cómo están afectando los primeros ataques rusos en el país ucraniano y el cierre de parte de las fronteras a sus trabajadores y al negocio.
En este sentido, Oriol Muñoz es un trabajador de esta empresa con una nave en Elche Parque Empresarial, donde trabajan unas cuatro personas, y que importan pieles y cueros que se recolectan y curten en una fábrica en Ucrania, en la ciudad de Zhytomyr, -cerca de Kiev y más próxima a Bielorrusia y Polonia que a Rusia- en la que trabajan entre 80 y 100 personas. "Recibimos en el polígono los camiones que llegan con las pieles que se trabajan en Ucrania. Hoy, de momento no nos está afectando el conflicto, pero pasado mañana seguro que sí", comenta el trabajador.
La empresa Rocapiel es uno de los mayores importadores de pieles y cueros desde Ucrania. El motivo: las pieles de procedencia Ucraniana son reconocidas como las mejores de Europa del Este, según explican desde la compañía, y sus cueros poseen "una calidad de flor y tamaños que se adaptan muy bien a la gran variedad de artículos que demanda el mercado". Tienen almacenes en España e Italia, donde cuentan normalmente contamos con inventarios superiores a los 46.000 metros cuadrados.
La empresa vende los cueros y pieles de distintas calidades en España, ya sean intermediarios o clientes finales y su mayor bolsa de compradores está en el sector del calzado y de bolsos de la provincia de Alicante y de Murcia. Las decenas de personas que trabajan en Ucrania se encargan de la recolección de las pieles y de su curtido y de enviarlas en camiones a España. Ahora, todas esas personas, entre las que también se encuentran responsables de la firma, viven con la incertidumbre de qué va a pasar en los próximos días.
"El martes salió un camión desde la fábrica en Ucrania con materiales y, gracias a Dios, ya está en Polonia. Esa partida llegará, pero a partir de ahora no sabemos cómo se va a poder producir", explica Muñoz. "A partir de ahora va a ser muy difícil recolectar las pieles, y esa es la base que permite realizar el resto del trabajo. La recolección en esta situación va a tener que parar". Y además, explica el trabajador desde la sede en Elche, "otro problema es que venimos de una pandemia, sobreviviendo, y ahora no va a poder darse el traslado de la mercancía. Nadie sabe el futuro para la empresa y quienes están allí. Vivimos el día a día".
Así, desde la compañía vigilan el que será el porvenir de sus trabajadores y de su negocio minuto a minuto, desde Ucrania y desde Elche, esperando un pronto final de la inestabilidad.